El Programa Salud, trabajo y ambiente en América Central (Saltra) del Iret-UNA, recibe fondos internacionales para dar con pistas que vislumbren el origen de la enfermedad renal crónica de origen no tradicional (ERCnt).
La enfermedad renal crónica se presenta alrededor del mundo; sin embargo, a lo largo de Mesoamérica, en la costa del Pacífico desde el sur de México y hasta Panamá, además de “puntos calientes” en Sri Lanka y la India, incrementan los casos de fallo renal cuyo origen no radica en causas conocidas como la diabetes, hipertensión u obesidad.
“Tenemos a personas jóvenes, principalmente hombres, quienes laboran en trabajos pesados que no tienen enfermedades preexistentes; es decir, son personas sanas hasta que empiezan a presentar un daño progresivo en los riñones. A este padecimiento, se le denomina enfermedad renal crónica de origen no tradicional (ERCnt).”, explicó Jennifer Crowe, investigadora de Saltra-UNA.
Un consorcio, denominado CURE en inglés, es un esfuerzo de varios grupos de investigación de diferentes países, para realizar un estudio mundial que traería nuevas pistas sobre el o los orígenes de esta enfermedad. “La investigación se realiza a gran escala con fondos concursables de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de los Estados Unidos, donde se conjugan esfuerzos, financiamiento y conocimiento para conocer las posibles causas de la ERCnt; esta decisión se tomó porque los estudios anteriores no han podido tener el seguimiento en el tiempo, o el tamaño de muestra suficiente para concluir sobre factores de riesgo”, agregó Crowe.
Desde el 2015, Saltra había enfatizado en la importancia de la colaboración y el financiamiento internacional para dar una respuesta de investigación. Este estudio se llevará a cabo, simultáneamente, en India, Guatemala, El Salvador, Costa Rica y Panamá, y dará seguimiento alrededor de 3 mil personas con y sin la ERCnt para medir posibles exposiciones que pueden ser ambientales (agua, aire), ocupacionales, o genéticas, usando el mismo protocolo de investigación en todos los países, con el fin de obtener datos que se puedan comparar. El financiamiento abarca cinco años: uno de planificación, tres de seguimiento y otro de análisis de datos, aunque existe la posibilidad de extenderlo.
“La participación en el consorcio desde Saltra-UNA incluye expertos de Nicaragua, Guatemala, Costa Rica y Panamá. En Costa Rica, el equipo lo coordina el Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (Iret-UNA) y se toman en cuenta personas de las comunidades de Bagaces, Cañas y Carrillo en Guanacaste, por ser los cantones de mayor incidencia de la ERCnt en el país. También participan investigadores de la Universidad de Costa Rica, en colaboración con la Universidad de Carolina del Norte, quienes también forman parte del consorcio y aplicarán el mismo protocolo de investigación”.
Esta iniciativa todavía se encuentra en una fase de planificación, con el fin de asegurar un protocolo viable para todos los países y sus realidades; además, debe contar con la aprobación de un comité ético de cada país, por lo que se espera iniciar con el trabajo de campo en el primer trimestre del próximo año.
En detalle
“A las personas que deciden participar les aplicaremos cuestionarios para conocer antecedentes médicos, de trabajo y costumbres; vamos a tomar muestras de aire y agua, posiblemente en sitios comunitarios como salones comunales o escuelas. Adicionalmente, tomaremos algunas mediciones de talla y peso, y algunas muestras de sangre y orina para medir no sólo el funcionamiento de los riñones sino también para identificar posibles exposiciones a algunas sustancias ambientales o infecciones, por ejemplo”, añadió la experta.
Uno de los grandes inconvenientes de esta investigación ha sido que las mediciones son difíciles de comparar entre sí, pues se aplican diferentes métodos de colección, manejo o análisis, por ello la mayoría de las muestras se van a analizar en laboratorios ya seleccionados en los Estados Unidos.
“Nuestra expectativa es mejorar la metodología que trata de dar alguna pista sobre las causas de la enfermedad, porque para prevenir necesitamos entender las causas, y esa ha sido la gran frustración nuestra y de las comunidades. Pronto visitaremos las comunidades para explicarles este proyecto y conocer sus expectativas, y una vez que tengamos la aprobación del comité científico, empezaremos a reclutar a las personas que nos acompañarán en el estudio y a las cuales les daremos seguimiento”, detalló Crowe.
Esta es la primera vez que Saltra-UNA recibe financiamiento de los NIH, sin una contraparte de los Estados Unidos. “Esto es producto de muchos años de desarrollo de capacidades no solo en Costa Rica, sino en todos los demás países que conforman esta red”, concluyó la especialista.
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