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A inicios del siglo XIX, las naciones centroamericanas se hallaban sumergidas al mando colonial español. No obstante, esta obscura fase marcó el comienzo de una lucha por la independencia dejando una huella imborrable en la historia, influyendo en la identidad, la cultura y la política de las naciones.

Los cimientos de esta emancipación se desarrollaron a través de las ideas ilustradas que promovían la igualdad y la autodeterminación en las luchas independentistas en otras partes de América Latina, por lo cual la población centroamericana, inspirados en los ideales de libertad y justicia, comenzaron a cuestionar el sometimiento a la corona española y a abrazar los ideales de gobierno propio.

Este proceso de independencia fue una etapa compleja que se vio influenciada por revoluciones en todo el mundo y líderes valientes, marcando el comienzo de una nueva era para la región, en la que las naciones centroamericanas se forjaron a sí mismas y comenzaron a definir su propio destino.

La Batalla de San Jacinto como punto decisivo en la Independencia de Nicaragua

A lo largo de la historia, en Nicaragua han surgido una serie de eventos que formaron el destino de la nación, uno de los momentos más cruciales y memorables en su vía hacia la independencia fue la Batalla de San Jacinto, en donde nuestro país se encontraba zabullido en una lucha constante por la independencia y la estabilidad política, debido a las ambiciones expansionistas de potencias extranjeras, como los Estados Unidos, que buscaban controlar la ruta del tránsito interoceánico.

En este contexto de lucha y de poder, se libró la Batalla de San Jacinto cerca del Lago de Managua el 14 de septiembre de 1856, en donde las fuerzas del general José Dolores Estrada, compuestas principalmente por flecheros indígenas, campesinos y combatientes nicaragüenses se enfrentaron valerosamente a las tropas estadounidenses encabezadas por William Walker, que eran mejor armadas y entrenadas. Aún con este hándicap, la osadía, la intrepidez y la audacia de los nicaragüenses permitió derrotar a las fuerzas invasoras, destacando la valentía de Andrés Castro Estrada, quien, a falta de munición en su rifle de chispa, derribó de una certera pedrada a un filibustero que intentaba brincar el corral de madera en la posición que defendía.

Esta victoria es un hito crucial en la disputa por la independencia y la soberanía, gracias a la valentía perdurable de la voluntad de un pueblo en la lucha por su libertad, lo cual inspira a las generaciones en la defensa de los valores y la autodeterminación.

15 de septiembre una fecha emblemática en la independencia de Nicaragua

La firma de la independencia en Centroamérica se logró a través de una serie de tratados y proclamaciones, por lo cual Guatemala, Honduras, El Salvador, Costa Rica y Nicaragua firmaron el Acta de Independencia de América Central, lo que significó que estos países se liberaran de la Corona Española.

Y es así, que la independencia de Nicaragua se da un 15 de septiembre del año 1821, cuando la en aquel entonces provincia de Nicaragua decide que era el momento de ser soberana. Entre las personas que promovieron la independencia centroamericana se destacaron: el presbítero Tomás Ruiz Romero y el jurisconsulto Miguel Larreynaga.

Con España fuera, Nicaragua y toda Centroamérica decidieron formar parte al Imperio mexicano, pero este duró muy pocos años, integrándose a la Federación de Estados Centroamericanos, la cual se deslió debido a los intereses personales de los líderes de cada una de las provincias. Fue entonces que el 30 de abril de 1838, Nicaragua ingresó en la historia como una república independiente.

Nicaragua, desde el triunfo de la Revolución Popular Sandinista, se ha convertido en una nación independiente con su propia estructura política y de gobierno, manteniendo firme su soberanía e impulsando el avanece social y económico.