En Cátedra Virtual Justicia y Género se abordó el tema: “Acoso sexual en la educación”
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Con el objetivo de aportar a la construcción de espacios educativos respetuosos, igualitarios y garantizados a partir de los derechos humanos y todas sus extensiones, así como analizar el entorno actual de la misma, la Cátedra Virtual Justicia y Género, llevó a mesa de análisis el tema, “Acoso sexual en la educación”.

Dicha cátedra, que es liderada por el Instituto de Estudios de Género (IEG) de la UNED y por la Fundación Justicia y Género, invitó a especialistas internacionales, representantes de instituciones de República Dominicana, Guatemala y Ecuador.

Desiree Del Rosario Sosa, doctora en Derecho y master en Género de Desarrollo de la República Dominicana; Ana Silvia Monzón Monterroso, profesora e investigadora del Programa Académico Género Sexualidad y Feminismos de Guatemala, y, Roxana Arroyo Vargas, catedrática del Instituto de Altos Estudios Nacionales de Ecuador, fueron las personas especialistas, quienes analizaron el tema.

Antes de iniciar con la actividad, Del Rosario Sosa, quien fungió como moderadora, agradeció a la Fundación y al IEG por brindar el espacio, de igual manera, acotó algunos datos históricos a fin de contextualizar el tema.

“Agradezco sinceramente a la Fundación y a la UNED por brindarnos esta valiosa oportunidad de abordar un tema crucial en el marco del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Este día es especialmente significativo, ya que conmemoramos la memoria de tres valientes mujeres dominicanas: Patria Mirabal, Minerva Mirabal y María Teresa Mirabal, quienes fueron asesinadas por la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo”, manifestó Del Rosario Sosa.

“Hoy, nos proponemos abordar el tema del acoso sexual, una forma insidiosa de violencia y, más específicamente, una manifestación de discriminación contra las mujeres. Este es un tema que no solo atañe a las víctimas directas, sino que también es una responsabilidad crucial para las instituciones académicas y de educación superior. Tenemos el deber de impulsar y promover la transformación de las formas discriminatorias y violentas que persisten en nuestra sociedad”, agregó la moderadora internacional.

Ana Silvia Monzón Monterroso, profesora e investigadora del Programa Académico Género Sexualidad y Feminismos de Guatemala

La problemática de la marginación de las mujeres en los espacios donde se toman decisiones, es lo que conduce a una segregación en distintos niveles, tanto en lo territorial, político, económico, simbólico y epistémico. En ese sentido, siento que la falta de reconocimiento de nuestra autoridad y capacidades creativas resulta en nuestra segregación y marginación.

Hemos llegado a reconocer la importancia de abordar esta problemática después de muchos años, y quiero destacar el acoso sexual como una manifestación de esta discriminación. Esas conductas no deseadas de naturaleza sexual o basadas en el sexo que afectan nuestra dignidad, con una relación de poder subyacente, son inaceptables.

Me parece relevante diferenciar entre el acoso sexual y el hostigamiento sexual, y quiero resaltar las características del acoso, como el contenido sexual explícito o implícito, el malestar causado a la persona ofendida y la falta de reciprocidad o consentimiento. Además, quiero subrayar que el acoso sexual está vinculado a la discriminación contra nosotras, especialmente en entornos laborales y educativos.

Se detallan diversas formas en las que el acoso sexual puede manifestarse, incluyendo tocamientos, comentarios inapropiados, insinuaciones sexuales, exhibición de material pornográfico, entre otros. Creo firmemente en la importancia de visibilizar y desnaturalizar esta situación, así como en la necesidad de prevención y sanción.

Se presentan ejemplos de acoso sexual en el ámbito educativo, incluyendo avances inapropiados, promesas de recompensa a cambio de relaciones sexuales, coerción y asalto sexual. Es crucial reconocer y abordar este problema para prevenirlo y poner fin a su normalización.

Roxana Arroyo Vargas, catedrática del Instituto de Altos Estudios Nacionales de Ecuador

Hoy, quiero hablarles sobre tres áreas fundamentales en la lucha feminista a lo largo de la historia. En primer lugar, abordaré la lucha por la igualdad y la no discriminación, evidenciada en la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres de 1979. Seguidamente, tocaré el reconocimiento del derecho a vivir sin violencia, un logro destacado en nuestra región, América Latina y el Caribe, a través de la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer de 1994. Por último, resaltaré la esfera del derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos.

Es crucial entender que los derechos humanos de las mujeres no son entidades impuestas por organismos como Naciones Unidas o los estados, sino construcciones sociales resultado de luchas y movimientos. Considere que conceptualizar los derechos humanos implica politizarlos, reconocerlos como entidades políticas, éticas y jurídicas.

Recordemos la Conferencia Mundial de 1993, donde las mujeres fueron finalmente reconocidas como seres humanos, marcando un hito al reconocer que los derechos de las mujeres son derechos humanos. Este cambio de perspectiva, al conceptualizar la violencia como una violación de los derechos humanos, nos permitió dejar de considerarla como una anécdota amorosa y convertirla en un dato contundente.

En conclusión, la interseccionalidad es crucial para analizar el acoso y sus consecuencias en los proyectos de vida. Agradezco la atención y destaco la creciente producción académica y la primera sentencia de la Corte Interamericana en el caso Guzmán Albarracín versus Ecuador, que nombra el acoso sexual y vincula la Convención Interamericana con el principio de igualdad y no discriminación.