Nuevo documental revela acciones colectivas de resistencia social
foto de cortesía

Un grupo de mujeres migrantes de nacionalidad nicaragüense se sientan ante lo que ellas mismas han denominado “las tardes de café”. Pero no son tardes de café cualquiera o, como alguien podría pensar, que se basen sobre conversaciones superfluas.

Por el contrario, allí se conversa sobre sus derechos, acceso a salud, educación, trabajo, prevención de la violencia, empoderamiento.

Las bautizaron “tardes de café” para una mayor facilidad de las integrantes de ese grupo de poder reunirse. Antes, lo promovían directamente como un taller para un tema específico y topaban con obstáculos propios de la cultura machista.

“Son espacios de complicidad. Las mujeres casi no nos damos tiempo para hablar de estos temas y muchas veces se nos ha dificultado hasta participar. A veces llegaban ‘los señores’ y se paraban ahí y las señoras entraban en desesperación y se iban. Por eso ya no hablamos de talleres sino de tardes de café”, cuenta Olinda Bravo, miembro del grupo de Mujeres Migrantes Nicaragüenses.

Este es un grupo en resistencia. Se le llama así por su vocación para resistir la complejidad social y cultural que acompaña a determinados sectores sociales que, por diversas razones, han vivido en la exclusión o la discriminación.

Sus historias forman parte del segundo documental del proyecto Educaciones, espiritualidades y resistencia, a cargo de José Mario Méndez y María Cecilia Leme, académicos de la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión de la Universidad Nacional (UNA).

“La resistencia es una opción colectiva que abre posibilidades de coexistir de otra manera. Se aprende. Y ese aprendizaje se promueve en aquellos lugares donde hay convivencia y tiene relación con los sentires y los afectos”, se detalla en el proyecto audiovisual que tiene una duración de 24 minutos.

Esos sentires trasladan al espectador a conocer en detalle las luchas, por ejemplo, del Grupo de Apoyo a Familiares y Amistades de la Diversidad Sexual.

Muchas veces, la resistencia es contra el silencio y la imposición de tabúes. Eso lo sabe muy bien Annette Jiménez, quien, por medio de esta organización, ha creado un espacio seguro y confidencias para que personas de la comunidad LGTBI puedan preguntar e informarse, pero sobre todo, abrir su corazón.

“Trabajamos desde el amor”, confiesa Annette en una revolución de sensaciones que denotan la necesidad de que estos espacios sean comunes, como un efecto de desahogo que muchas de estas personas arrastran en su entorno social e incluso, hasta familiar.

 

Resistencia y aprendizaje

La lucha por la resistencia abre trechos hacia la esperanza. Así lo valoran desde la colectiva Caminando, que acompaña a mujeres en estado de vulnerabilidad para el reconocimiento de sus derechos.

“Trabajamos con niñas y jóvenes, por ejemplo, en educación, en temas de sexualidad. Pero también apoyamos a otras mujeres sobre otro tipo de temáticas como la maternidad libre o el acceso a una vivienda digna, que en muchas ocasiones son silenciadas o invisibilizadas, y buscamos estrategias desde el arte y la comunicación para que ellas puedan expresarse, y así unirnos y enlazarnos” detalló Rebeca Varela, miembro de esta organización

La resistencia y sus caminos de esperanza no conocen límites territoriales. Fundamenta su lucha en una pedagogía desde la localidad y es ahí donde la UNA y, en este caso, la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión proyecta su labor para una comprensión integral de la espiritualidad de los pueblos.

En esos andares, el documental retrata las preocupaciones de la Asociación de Mujeres Unidas para el Desarrollo de África, asentada en la región del Caribe norte del país. Erlinda Quesada atravesaba un paraje natural y explicaba al director de la Escuela Ecuménica, Alberto Rojas, la preocupación que ha reinado por prácticas que van en contra de la protección de la naturaleza.

El uso intensivo de agroquímicos en los campos, el auge de la agricultura extensiva, que tiende a invadir extensas cantidades de territorio, y la amenaza que representa la instalación de plantas hidroeléctricas sobre la sostenibilidad de los ecosistemas, conforman parte de esa resistencia.

Pero también abre espacio para la conciencia y la educación ambiental. “Hablamos además de la importancia de preservar el recurso hídrico y la biodiversidad e involucramos a niños y jóvenes para que vayan aprendiendo”, destacó Quesada.

Este es el segundo documental del proyecto Educaciones, espiritualidades y resistencia. Se puede ver desde el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=15O_GVxAd4c.

El primer documental también está disponible en canal de YouTube de la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión: https://www.youtube.com/watch?v=ArLLLUtLFqw

Con respecto a este proyecto, los próximos 11,12 y 13 de junio se llevará a cabo el II coloquio de resistencia, educaciones y espitualidades, según confirmó José Mario Méndez, durante la actividad de presentación del documental.