El pasado viernes 11 de agosto, se realizó la clausura y premiación de la Olimpiada Panamericana Femenil de Matemática (PAGMO por sus sigas en inglés), organizada por la comisión de Olimpiadas Costarricenses de Matemática (donde se incluyen las cinco universidades estatales, el Ministerio de Educación Públicas y el Ministerio de Ciencia y Tecnología).
Esta edición se llevó a cabo del 6 al 12 de agosto en Costa Rica de manera presencial con la participación de 50 estudiantes que representan a 14 países de la región.
El equipo nacional para la presente edición estuvo conformado por las estudiantes Verónica María Campos Soto (Colegio St. Francis), Deilany Fuentes Barquero (Colegio Científico del Atlántico), Alexa Sofía Romero Méndez (Colegio St. Michael) y Beatriz Sancho Chaves (Colegio St. Francis),esta última ganó medalla de bronce, fueron acompañadas por Nicole Lipschitz Kesselman como jefa de delegación y Kristel Acuña García como tutora.
La PAGMO es un concurso internacional para mujeres que tiene el potencial de brindar aportes positivos a la comunidad olímpica matemática. Entre sus objetivos se encuentran:
- Crear oportunidades para que las mujeres desarrollen y demuestren su potencial matemático, y a la vez representen a sus países. Con esto último se busca visibilizar los logros de las mujeres en el ámbito olímpico matemático en la región.
- Proveer un espacio donde las participantes puedan compartir y que les permita reafirmar la confianza en sus habilidades matemáticas.
- Impulsar la motivación de las estudiantes para mejorar el rendimiento en los procesos de entrenamientos y competencias nacionales.
- Fomentar lazos de amistad y cooperación entre personas y comunidades de distintos países.
Adicionalmente, las olimpiadas femeninas son competencias que buscan ayudar a eliminar el desbalance de representación de género en áreas STEM. Por ejemplo, se busca incrementar el número de mujeres que participan en la Olimpiada Mundial de Matemática, cuyo porcentaje de representación femenina ronda apenas el 10%.
La convivencia entre mujeres de distintas culturas y con distintas formas de apreciar la matemática y resolver problemas puede llegar a ser benéfica en una amplia gama de sentidos. Al propiciar conversaciones amenas sobre matemática o ciencia, puede motivar a las participantes a buscar nuevos libros o fuentes de estudio, intentar problemas de otros concursos de matemáticas, considerar participar en programas académicos o de divulgación de la ciencia dentro y fuera de su propio país. Asimismo, incentiva conversaciones donde ellas pueden compartir ideas sobre su propia cultura, estilo de vida, retos y peculiaridades.
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