Hace 29 años fue inaugurado el Museo de Cultura Popular (MCP) de la Escuela de Historia de la Universidad Nacional, un espacio de interacción y desarrollo social que en febrero de 1994 abrió las puertas de su casona histórica de bahareque (monumento nacional) a toda la comunidad herediana y nacional.
Para el director del MCP, MSc. Luis Pablo Orozco, el museo “es un espacio comprometido con el bienestar de las comunidades, somos promotores de la idea de un museo vivo, un espacio público que promueve el bienestar, la promoción de la salud mental, la formación de tejido, el aprendizaje de la historia de los pueblos heredianos y del país, los servicios educativos que posibilitan recorridos basados en aprendizajes participativos y dinámicos, entre otros.”
El museo a lo largo de los años se ha caracterizado en abordar las tradiciones y costumbres costarricenses y la conceptualización como componentes de la cultura, de una forma dinámica, con posibilidades de transformar el pasado en función de las necesidades y desafíos del presente.
Como parte de las actividades que le ofrece el museo, se puede disfrutar de varias colecciones de plantas y árboles, máscaras tradicionales, objetos de uso cotidiano, fotografías, murales de actividades tradicionales, servicio de biblioteca especializada en patrimonio cultural y natural, juegos tradicionales, bailes folclóricos, cimarrona, música y cocina tradicional.
De fiesta. La celebración de los 29 años se llevó a cabo el domingo de 19 febrero de 2023, de forma especial luego de dos años de pandemia en donde se había dejado de festejar este evento. “Otra vez el museo volvió a encontrarse con las comunidades, abrir sus puertas para el arte, la cultura popular, la convivencia y la tradición”, comentó Orozco, director del MCP.
En el contexto para esta ocasión de la reactivación social, económica y cultural, el Museo contó con stands de microemprendimientos para apoyar a la comunidad y reafirmar el compromiso social que nos caracteriza como sello UNA.
Durante la actividad se realizó presentación de concherías, obra de teatro, charlas históricas, la tradicional cimarrona, concierto con la Banda de Heredia, juegos tradicionales, sesión de fotos antiguas, ventas de comidas y el esperado rezo del niño.
Seguir creciendo. El museo ha permitido potenciar la investigación, la docencia, a través del programa de formación permanente, y la extensión dentro de la Escuela de Historia. Asimismo incluir la participación estudiantil en el diálogo académico y social con personajes, por medio de programas de comunicación como el "Museo Dialoga".
Por otra parte otras iniciativas han visibilizado y potenciado el quehacer académico de la Escuela de Historia hacia públicos más amplios, por ejemplo con el programa "De Barrio en Barrio" que adquirió forma y se difunde en diálogo con diversos actores de la sociedad civil, y el proyecto de turismo histórico "Tras las huellas de don Alfredo".
“Hemos investigado en conjunto con colegas académicos y estudiantes de bachillerato en torno a temáticas relativas a la cultura popular, por ejemplo, historia del agua, del café y la socialización, la mascarada popular, entre otros tópicos, que luego se traducen en exposiciones”, concluyó Orozco.
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