Conocer diferentes culturas, tradiciones y formas de vida, es una forma de integrar los conocimientos teóricos, metodológicos y actitudinales adquiridos en las aulas con la realidad, promoviendo un aprendizaje más completo e integrado.
Del 25 al 28 de mayo, estudiantes de III año de la carrera de Orientación de la División de Educación para el Trabajo del Centro de Investigación en Educación (Cide-UNA), participaron de una gira a la comunidad de Amubri en Talamanca. El objetivo, fue desarrollar sesiones colectivas con distintas poblaciones estudiantiles en temas como trabajo en equipo, procesos vocacionales, comunicación asertiva, resolución de conflictos y otros.
Esta iniciativa, es parte del curso Atención individual en orientación impartido por Karla Morera Alfaro y Adriana Romero Hernández.
Para el estudiantado esta fue una experiencia formativa enriquecedora, que les dio la oportunidad de ampliar sus conocimientos y desarrollar sus habilidades. “Yo trabajé con materno y estudiantes del colegio nocturno, con los primeros algo general como seguir instrucciones y mantener el orden, y con los segundos la comunicación asertiva y el trabajo en equipo. Tuve la oportunidad de conocer un estilo de vida diferente, entender sus creencias, la manera en que viven y ven la vida”, dijo Ana Sofía Castro Mora.
Para la estudiante Karina Muñoz, esta experiencia cambió su perspectiva del trabajo rural. “Uno cree que son diferentes por su cultura y forma de pensar, pero al final no son tan distintos, enfrentamos los mismos problemas como personas, solo que ellos tienen menos acceso a herramientas o a información para apoyar su desarrollo. Abordamos temas como el bullying, las habilidades sociales, la resolución de conflictos, y con la población adulta hicimos una feria vocacional para que conocieran las oportunidades de becas y opciones que existen en distintas universidades”.
De acuerdo con la estudiante Grecia Villalobos Villegas, en esta zona no están acostumbrados a este tipo de talleres por lo que los participantes se mostraron muy agradecidos con la información.
“Ellos lo tratan a uno con mucho aprecio y respeto, entonces uno se siente bien como parte de la formación profesional, y ver lo importante que es la orientación y el acompañamiento que podemos dar a personas que no tienen tanto acceso a nuestra disciplina, lo toman muy bien porque ellos igual están expuestos a riesgos a nivel social y tiene necesidades”.
Para Pablo Guerra y Laurence Espinoza, director y orientador respectivamente del Colegio Nocturno de Amubri, los talleres se abordaron con profesionalismo, dejando una sensación de conformidad al personal docente, administrativo y población estudiantil.
“Fue de total agrado para los estudiantes convivir y compartir con las personas encargadas de los talleres. El trato amable y atento fuero temas que se repitieron en las diferentes acotaciones de los estudiantes, quienes a su vez mencionaron que los temas tratados fueron muy acertados”.
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