Costa Rica en su redefinición de su estructura productiva que viene ajustándose desde hace varias décadas tiene un problema sistémico; su falta de generación de empleos. Pero no solo es por el lado de la demanda la situación crítica que tiene el país, de igual forma se expresa en las características de la oferta laboral, que es el fruto de décadas de no hacer lo debido, para tener una dotación de recursos humanos de alta calidad como lo demanda la economía mundial.
La tasa de desocupación de América Latina estuvo en el año 2022 en 7.4%, unido a ello un porcentaje muy elevado es el empleo informal, que según la OIT, pasa de un 75% en Perú, un 50% en Costa Rica, a un 30% en Chile. La informalidad plantea además, retos complejos como el acceso al crédito, la seguridad social y el cumplimiento de normas básicas de seguridad laboral.
Del IV trimestre al I Trimestre los desempleados según el INEC pasaron de 287.000 personas a 224.000. La tasa de desempleo pasó de 11.7% a 9.7% en ese mismo periodo; algunos han visto con recelo este dato debido a que hay que analizar las causas de la disminución de valores absolutos, que podría ser según expertos, a que los desocupados dejan de buscar empleo.
Es importante analizar tres variables y relacionarlas con el desempleo:
Nivel educativo: Del total de desocupados, el 20% tiene formación universitaria con o sin título. El 33.71% tiene secundaria completa, 28.6% secundaria incompleta y 17.54% menos que la secundaria.
Edad: El 35.19% tiene entre 15 y 24 años, 33.72% entre 25 y 34 años, por su parte entre 35 y 44 años el 17.76%, mientras que más de 45 años 13.33%.
Zona: La zona urbana tiene el 72.26% de los desempleados, el resto la zona rural, aquí habrá que analizar el fenómeno de la migración, ya que parece baja la desocupación de las zonas rurales, o bien el fenómeno de la concentración de la población en zonas urbanas pone en evidencia ese dato.
El desempleo, además de grave por sí mismo, muestra para el caso de Costa Rica una situación aún más difícil, las personas menores de 34 años que están desempleados representan 68.91%, es decir 154.300 personas. Un problema que debe generarse una discusión y acciones nacionales con carácter de prioritario y urgente.
La falta de acciones de política educativa con una estrategia de promoción del empleo con el fin de propiciar en la población sin secundaria concluida e incluso parte de la que tiene la secundaria completa, programas de salida hacia la formación para el trabajo y ayudarle a concluir la secundaria. Esta debe ser la población meta de un conjunto de acciones, ya que representa al menos el 50% de la población desocupado, si se analizan en conjunto la edad y la escolaridad juntos.
Por género, la tasa de desempleo muestra un porcentaje significativamente mayor para las mujeres, al ubicarse en 13.6 y los hombres en 7.3%. Junto a lo anterior las mujeres reciben una remuneración de 23% menos que los hombres en la mano de obra calificada media. El sector público paga 8% menos y el privado 19% menos, destaca el sector terciario (hoteles, restaurantes, comunicación y servicio a hogares) en donde la brecha es de 30%.
La recuperación posterior a la pandemia ha sido y será difícil. El crecimiento de la economía costarricense depende de variables externas, las pocas opciones de política pública del país deben de aprovecharse y optimizarse. Dentro de las acciones que deberían realizarse están las siguientes:
Modificar la política monetaria excesivamente restringida y con un mono objetivo; la disminución de la inflación. Es necesario promover a través de diferentes mecanismos la reducción y flexibilización del crédito para la producción y para el consumo de bienes duraderos.
Concertar y desarrollar una política de competitividad sistémica para los sectores productivos del país, en especial aquellos con mayor potencial de generar empleos.
Elaborar y ejecutar un plan formación, obtención de bachillerato (para personas que están cerca de obtenerlo y dejaron de estudiar) y capacitación en inglés. La meta debe ser sumar al menos 75.000 personas al mercado laboral alineados a la demanda actual de los sectores productivos.
Fortalecer e innovar el desarrollo de encadenamientos con los sectores productivos, en especial los denominados de la nueva economía con los sectores tradicionales.
Analizar, determinar y ejecutar las mejores zonas y sectores para un plan de promoción de la inversión extranjera directa y la integración de la economía local.
Fortalecer la provisión de servicios públicos de alta calidad, la infraestructura y la seguridad en todo el territorio, cerrando las brechas digitales y otras que disminuyen las oportunidades de empleo en los territorios fuera de la GAM.
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