Las estadísticas del Observatorio Nacional de la Violencia contabilizan 52 muertes de mujeres y feminicidios que se han ejecutado en estos primeros dos meses del año y según la Comisión Económica para América Latina (Cepal), Honduras tiene la tasa más alta de Latinoamérica.
“El departamento más afectado es Francisco Morazán, con 9 víctimas, siendo el más afectado el municipio del Distrito Central; le sigue el departamento de Cortés, también con 9 víctimas; luego El Paraíso (6), Copán con (6), La Paz (2), Lempira (2), Intibucá (2), Comayagua (3), Choluteca (3) es decir que hay más de 15 departamentos que presentan las muertes violentas de mujeres en el país”, expresó Migdonia Ayestas, directora del Observatorio de la Violencia (IUDPAS).
Los municipios más violentos son Puerto Cortés, Distrito Central, San Pedro Sula, Danlí, Nueva Arcadia y Olanchito, que han presentado más de dos víctimas, siendo el primer caso de este año un feminicidio múltiple, el que se registró en Puerto Cortés, donde perdieron la vida 3 mujeres garífunas.
Ayestas asegura que más de 6,000 muertes violentas se han registrado en los últimos tiempos y que la violencia contra la mujer es un problema de salud pública, que afecta los derechos humanos y la dignidad de las mismas, en donde la Comisión Interamericana de Derechos Humanos establece que la violencia contra la mujer y su raíz, que es la discriminación, es un problema grave de derechos humanos con repercusiones negativas para las mujeres y la comunidad que la rodea.
La violencia no solo afecta a la mujer, sino también a sus hijos, su familia y la comunidad en general y también al municipio y al país, dando una imagen de misoginia, violento y feminicida que se vuelve una preocupación.
En Honduras la violencia contra la mujer afecta todos los municipios, sin importar el estatus, el nivel económico, educativo y social de una mujer ya que les afecta a todas, siendo su raíz la discriminación.
Para determinar una muerte violenta de una mujer o un feminicidio ocurren varios factores como el odio con que se ejecuta, el desprecio y la saña, este último, por ejemplo, podría ser un primo que va y mata a una bebé de 9 meses y a su madre, o un hombre que en su condición de poder le lanza diluyente y le prende fuego quemando viva a una mujer, volviéndose no solamente un problema de saña, sino también de tortura; al igual que lanzar a una mujer de una segunda planta con la intención de quitarle la vida, o son víctimas de sus propias parejas, padres, etc.
“La pandemia encerró a las mujeres y a las niñas con sus victimarios, agravando el problema, en donde en promedio en estos últimos 5 años unas 100,000 mujeres llamaron al 911 pidiendo auxilio, quienes se encontraban en una situación en la que peligraba su vida, convirtiéndose en un problema porque es el preludio de una muerte violenta”, dijo Ayestas.
Las mujeres a lo largo de la vida son víctimas de violencia física, psicológica, sexual, patrimonial, esto al final desencadena un femicidio, y lo que no cambia es que son los hombres en su condición de poder los que les están arrebatando la vida.
Es un poder arraigado que los hombres han asumido de generación en generación y lo van enseñando a los niños, quienes van a reproducir las mismas conductas enseñando que ellos son los que mandan y las niñas deben obedecer, ser sumisas o para la casa, perpetuando de esa manera el patriarcado moderno, agregó la académica.
Se debe enseñar que hay factores de riesgo y de protección y cuáles son los factores de protección con que ellas cuentan, empoderándolas y volviéndolas autónomas para poder revertir la violencia, o de lo contrario las cifras irán en aumento con el pasar del tiempo.
Año con año aproximadamente más de 300 mujeres pierden la vida en Honduras, en el 2021 fueron 303, en el 2022 se reportaron 300, y en lo que va del 2023 van 52 , lo que muestra que se está agravando el problema y por lo tanto se requieren medidas necesarias y urgentes para poder revertir este flajelo.
Revertir la situación solo se puede lograr trabajando el tema del consciente colectivo, de la cultura y la forma de comportarse de los hombres que afecta a las mujeres. "La Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), a través de la Cátedra de Estudios de la Mujer, está formando, pero también lo está haciendo el Comisionado de Derechos Humanos, y quisiéramos que todos los estudiantes de la universidad pudieran hablar de género para sensibilizar a las personas", culminó Ayestas.
Comentarios