Con el propósito de contribuir con la búsqueda e implementación de acciones públicas que desde el Estado y el sector privado se puedan discutir para encontrar las soluciones necesarias a la crisis actual y a la que se avecina en los próximos años, el Consejo Universitario de la Universidad Nacional (UNA) dio a conocer un conjunto de recomendaciones para la reactivación económica y social del país, en el marco de la pandemia sanitaria del SARS COV 2.
Las iniciativas se presentaron en conferencia de prensa, por parte de los investigadores, Pablo Chaverri, Enrique Capella y Rafel Arias. Además de Tomás Marino, presidente del Consejo Universitario y Marianela Rojas, rectora Adjunta de la UNA.
En concreto, la propuesta de reactivación económica para un desarrollo integral “UNA visión con justicia social, equidad y solidaridad” plantea varias recomendaciones en las áreas económica, social, territorial, educativa, artística, cultural, ambiental y de salud. A continuación, un resumen de cada una de ellas.
Economía: Diseñar e implementar una estrategia firme y sostenida de reactivación económica y un agresivo programa de desarrollo de obra pública en infraestructura, tanto física como social, mediante la figura de concesión de obra pública. Entre algunos de los proyectos más importantes se encuentran: el proyecto del tren metropolitano, el fortalecimiento de la infraestructura aeroportuaria, puertos y carreteras regionales, escuelas, colegios, hospitales y clínicas de salud regionales. También, identificar actividades productivas dinámicas con capacidad de crecimiento, articulación y encadenamientos productivos para el desarrollo de clústeres y de otros esquemas territoriales de fomento y atracción a la inversión con encadenamientos productivos, sociales y fiscales.
Social: Los entes rectores y las instituciones que conforman el sector social deben ser garantes de una política social efectiva para la ampliación de las oportunidades de empleo productivo y reducción de la pobreza y desigualdad. Asimismo, es necesario hacer eficiente la coordinación interinstitucional del sector social, principalmente en las regiones y territorios fuera de la GAM, mediante la reducción de las duplicidades o procedimientos que no permiten la flexibilidad de las instituciones, la transparencia y legitimidad de su quehacercon el fin de mejorar la inversión social y los mecanismos redistributivos de ingresos para reducir la pobreza y la desigualdad.
Territorial: Las posibilidades y oportunidades que el país posee para impulsar un proceso de transformación productiva con carácter territorial son muy amplias, por cuanto se cuenta con una amplia dotación de factores y capacidades competitivas en las distintas regiones, para generar economías de aglomeración en torno a actividades económicas para mejorar los mercados regional, nacional e internacional. En la Gran Área Metropolitana, así como en los demás territorios, se recomienda fortalecer la gobernanza regional con participación ciudadana para una gestión más eficiente y eficaz de los recursos, que permita la oferta y el acceso a bienes y servicios de calidad. En cuanto a recomendaciones sectoriales, se aconseja la identificación de actividades productivas dinamizadoras del desarrollo regional y nacional, que potencien el empleo productivo en las regiones. Entre estas, se ha identificado el potencial del sector de energías limpias y actividades conexas. Asimismo, el país tiene potencial en actividades de agronegocios, logística de transportes y almacenamiento, desarrollo portuario, turismo diversificado, desarrollo inmobiliario y actividades relacionadas con la bioeconomía, en los distintos territorios.
Educación: En este eje se recomienda replantear la asignación del presupuesto nacional a partir del valor agregado de los distintos sectores económicos. En este caso, se propone partir de la consideración de la educación, el arte y la cultura como actividades con un gran potencial de valor agregado que Costa Rica no ha sabido aprovechar a plenitud. Por lo anterior, se busca realizar una redistribución a partir del valor agregado y la prospectiva de desarrollo futuro del país, que no debe ser entendido sin el papel clave de la educación, el arte y la cultura. A la vez, se recomienda un enfoque de economía positiva que aumente la cobertura de imposición sobre la riqueza, particularmente sobre el gasto suntuario o la posesión onerosa, y no sobre el capital de trabajo ni la renta de consumo, ya que estos dos reactivan la economía.
Arte y cultura: Debe existir una declaratoria nacional, oficial, pública e institucional, mediante una política pública que reconozca la economía naranja como un paradigma orientador y generador de desarrollo, sustentado en un modelo de desarrollo más equitativo e integral en la formación del ser humano. De igual forma, reformar la Ley y Reglamento del Sistema de Banca de Desarrollo, para que este se adapte e incluya de forma explícita, dentro de este marco normativo, el acceso a estos recursos por parte de los emprendimientos artísticos y culturales, así como el acceso al financiamiento para capital de trabajo y al fondo de avales.
Ambiente: El país puede aprovechar la infraestructura física e institucional para desarrollar clusters que articulen actividades agrícolas dinámicas con el suministro de insumos, maquinaria y equipo, transporte y almacenamiento, investigación y mejoramiento de especies y variedades y capacitación técnica, infraestructura de riego y tecnología sostenible de manejo de la comercialización nacional e internacional. A su vez, se deben promover las alianzas público-privadas con protagonismo universitario y de los sectores productivos para desarrollar procesos de enseñanza-aprendizaje, donde se vincule al estudiante con sectores productivos, se fomenten convenios marco entre sectores y se generen proyectos productivos financiados de forma conjunta.
Salud: En este último eje, los expertos de la UNA recomiendan crear impuestos a bebidas azucaradas, comidas rápidas y bebidas alcohólicas para financiar el seguro de salud o programas de prevención y promoción, o de atención primaria, así como potenciar las capacidades productivas del país en la industria médica, ampliando el parque industrial en la fabricación de dispositivos médicos, con investigación y desarrollo de nuevos dispositivos o productos médicos. Aprovechar al máximo las alianzas y convenios internacionales con instituciones globales o regionales, que se suman y potencian a las capacidades existentes, para prevenir las enfermedades y optimizar los costos por tratamientos.
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