El inicio de las actividades conmemorativas por el 50 aniversario de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional (UNA) fue el marco idóneo para hacer un llamado de atención acerca de los retos y desafíos que enfrenta la educación superior pública costarricense.
Durante la lección inaugural correspondiente al ciclo lectivo 2024, el rector de la UNA, Francisco González Alvarado, alertó acerca de las acciones que han afectado a los presupuestos universitarios, y aseguró que “se trata del recorte más abismal y abrupto que ha experimentado la educación pública en las últimas dos décadas”.
Pese a ello, González destacó “la resiliencia y las fortalezas históricas de la sociedad costarricense y la importancia de que en la actualidad el país conserve su estabilidad económica y política, principios centrales de una democracia en una coyuntura crítica como la actual”.
El jerarca resaltó, en esa línea, la tarea que hace 50 años asumió la Facultad de Ciencias Sociales para, desde la pedagogía y la investigación, dar respuesta a los continuos desafíos políticos y sociales. Sin embargo, lanzó una alerta pertinente sobre los riesgos que se avecinan.
“Nuestra Facultad enfrenta hoy múltiples retos no solo en la revisión crítica de sus propios elementos teórico-metodológicos, sino de otros aún más complejos. Los discursos políticos posmodernos, cuya finalidad es apuntar a la reducción del ejercicio del conocimiento a su racionalidad instrumental y pragmática, narrativas que han encontrado eco en las miradas de quienes han gobernado en los dos últimos periodos. Entonces, como dice el cientista social Aníbal Quijano, ‘debemos de continuar adentro, pero en resistencia’”.
La celebración del 50 aniversario de la Facultad de Ciencias Sociales, que se llevó a cabo el 11 de marzo en el auditorio Clodomiro Picado Twight, contó con la participación de la académica jubilada de la Facultad, Arlette Pichardo Muñiz, quien impartió la clase inaugural Aportes de las ciencias sociales a la sociedad costarricense.
Los retos a futuro podrían navegar, de acuerdo con su interpretación, a partir de tres escenarios: uno es tendencial, donde la invisibilización de la labor de las ciencias sociales sea la norma; otro, es aún más pesimista, donde se minimiza su relevancia en el análisis y propuesta de soluciones y el tercero, es el optimista, donde predominan la defensa y potenciación de estos aportes.
“¿Dónde me posiciono yo?—se preguntó la experta—La impresión que quiero dejar es que el optimismo nace de la confianza en las personas, en sus capacidades, en sus esfuerzos y convicciones, en sus principios éticos, en sus compromisos para defender la alegría como un derecho de millones de voces silenciosas, esas voces que día a día, con el sudor de su frente y su mente, producen lo que comemos y lo que exportamos, nos brindan educación, nos cuidan la salud, nos garantizan el acceso a servicios básicos y nos ayudan a construir el mundo de los afectos”, reflexionó Pichardo.
La exprofesora, quien llegó el país en aquellos años en los que, en los bajos de Radio Monumental, en el centro de San José, la moneda se cotizaba a 8,60 colones por cada dólar. Desde entonces, ha entendido que los hitos de la historia costarricense le han otorgado a esta sociedad a un cariz distintivo. Esto le ha permitido adquirir al país lo que denomina una “singularidad fundacional” que en forma temprana y genuina incorporó mecanismos de inclusión en la construcción del tejido social.
No todo ha sido sencillo, indicó. A pesar de que destacó que los aportes de las ciencias sociales permitieron el desarrollo de capacidades de investigación, con aportes múltiples e inagotables, también resaltó que dichas contribuciones muchas veces no son escuchadas, son infravaloradas y a veces cuestionadas.
En su disertación, Arlette Pichardo puntualizó en los cinco aportes que son fundamentales desde las ciencias sociales. El primero va en el camino de las advertencias relacionadas con el cambio climático y la pobreza, el segundo fue un llamado de atención hacia los patrones de consumo y producción que rigen al mundo actual.
El tercer elemento es la identificación y propuestas en materia de inserción laboral e ingresos, mientras que el cuarto lo vinculó con la facilitación de espacios de convivencia y concienciación social. Finalmente, abogó por el fomento a la renovación de los marcos jurídicos que permitan una mayor participación ciudadana en los temas nacionales.
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