La economía costarricense crecerá este año en un 5,3%, mientras que para el 2024, la proyección es que ese incremento se sitúe en un 3,6%, de acuerdo con el Modelo Macroeconómico presentado este miércoles por parte del Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (Cinpe-UNA).
El economista Emmanuel Agüero, investigador del Cinpe, aseguró que este modelo “contiene una metodología que considera la oferta agregada, la demanda agregada y una regla de política monetaria, complementada con una ecuación de la paridad de tasas de interés y la dinámica de la deuda con respecto al Producto Interno Bruto. Este último punto es innovador, ya que permite introducir al modelo los efectos de la política fiscal y cómo esta permitirá determinar si la deuda pública sigue o no una trayectoria sostenible en el mediano plazo”.
La convergencia de una serie de factores, como el mayor dinamismo en sectores de la producción específicos, una mayor estabilidad en las tasas de interés y una permanencia hacia la baja en la inflación son parte de las condiciones que propician el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) que se proyecta para el país al cierre de este y del próximo año.
Aun así, el informe del Cinpe-UNA hace un llamado para que, en el contexto económico actual, el país continúe por la senda del ajuste fiscal que le ha permitido alcanzar un superávit primario en su relación entre ingresos y gastos, de manera que el peso de la carga de intereses de la deuda pública pueda ir disminuyendo.
Sin embargo, el dinamismo en la economía local sigue siendo desigual. Lo anterior se explica por el hecho de que mientras las empresas ubicadas bajo el régimen especial (donde se incluyen las zonas francas que no pagan impuesto sobre la renta), reportan un crecimiento a julio del 2023 de un 15,30%, el régimen definitivo—en contraste—donde opera el resto del sector productivo nacional, crece apenas un 3,67%.
Por su parte, la inflación se mantiene en un valor de -2,14%, e incluso se espera que retorne al rango meta de entre un 2% y un 4% establecido por el Banco Central de Costa Rica, mientras que el tipo de cambio, aunque permanece estable, estaría cerrando el año en un valor de 534,73 colones como un monto promedio en el Mercado de Monedas Extranjeras (Monex).
Estas previsiones se darían en un entorno internacional, donde se prevé un crecimiento moderado de las principales potencias mundiales. En el caso de China, se vaticina un aumento en su producción de un 4,2%, mientras que el panorama para Estados Unidos y la zona euro tiende todavía más hacia la baja, con valores de 1,5% y de 1,2%, respectivamente.
Otro factor que analizó el Modelo Macroeconómico del Cinpe tiene que ver con la Tasa de Política Monetaria (TPM) que determina el Banco Central, y que influye directamente sobre las otras tasas de interés del mercado.
“Una rebaja acelerada en tasas de interés por parte del BCCR reducirá el premio por invertir en colones provocando una depreciación del tipo de cambio e inflación. Todo lo anterior condiciona la posibilidad de reducir las tasas de interés, por lo que el espacio es limitado, dado el contexto internacional”, reflexionó Marco Otoya, investigador del Cinpe.
El pasado 25 de octubre, el BCCR bajó en 25 puntos base (0,25) su TPM para ubicarla en un 6,25%. Para el Cinpe-UNA, dicho indicador podría experimentar una rebaja paulatina durante el 2024, hasta ubicarse en un 5,50% hacia diciembre del 2024.
El informe presentado por parte de los académicos Olman Segura, director del Cinpe, y de los economistas Emmanuel Agüero y Marco Otoya, enfatiza en el hecho de que el ajuste fiscal que ha llevado adelante el país ha sido bueno y que se debe continuar por esa senda.
Destaca al respecto que, por tercer año consecutivo, el balance primario del país se ubicaría en terreno superavitario, al restar los ingresos versus los gastos, sin incluir el pago de intereses de la deuda pública. Este indicador se ubicaría en un 2,1% del PIB; sin embargo, se espera que para el 2023 y 204 la relación deuda-PIB se mantenga por encima del 60%.
Por el lado de los ingresos, al cierre del 2023, el indicador sería un 11,4% del PIB, mientras que, en el ámbito del gasto público, este alcanzaría un porcentaje de 13,6%, ubicándose como el más bajo de los últimos cinco años, de acuerdo con el informe.
Venta del BCR
Otro de los temas analizados por parte del Cinpe fue la valoración de una eventual venta del Banco de Costa Rica (BCR), en los términos planteados por el Poder Ejecutivo en un proyecto de ley que se discute actualmente en la Asamblea Legislativa.
Según el estudio, y de acuerdo con datos del BCCR, el valor del conglomerado del BCR está tasado entre 1.803 millones de dólares y 2.453 millones de dólares.
Lo anterior supondría un porcentaje del PIB que oscila entre un 2,6% y 3,6%. Para los expertos del Cinpe, una de las principales debilidades de la propuesta es que no se determina la forma en que se repondrían los aportes parafiscales que actualmente realiza el BCR. A modo de ejemplo, al cierre del 2022, esta entidad bancaria generó 26.980 millones de colones que alimentan los presupuestos de instituciones como el Instituto Nacional de Fomento Cooperativo (Infocoop), la Comisión Nacional de Préstamos para la Educación (Conape), la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), así como al régimen de pensiones de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) y las Operadoras de Pensiones Complementarias.
Este aporte representa un 0,06% del PIB y, al quedar desfinanciado, generaría dos escenarios que fueron valorados por el Cinpe: uno es que dichas cargas las asuma el Banco Nacional o que lo haga el Ministerio de Hacienda como gasto corriente que debe ser presupuestado.
Esta situación haría que el logro obtenido por la reducción de la deuda con respecto al PIB, que se alcanzaría con la venta del banco, se pierda con el aumento en el gasto corriente si el Gobierno asume las cargas parafiscales del BCR.
Otro de los cabos sueltos que deja el proyecto es que no queda claro quién asumiría la cartera de créditos de Banca para el Desarrollo que administra hoy día el BCR y que va dirigida a la atención de necesidades de financiamiento de micro, pequeñas y medianas empresas. Para ello, requiere analizar eventuales reformas a la Ley Orgánica del Sistema Bancario Nacional y definir quién asumiría esta función.
“El valor agregado de un banco público debe estimarse más allá de su valor de mercado; es decir, hay efectos positivos de su permanencia que están relacionados con el acceso a la banca en zonas rurales, en sectores y grupos sociales donde la digitalización aún es baja, en la promoción y financiamiento de actividades que contribuyen al desarrollo socioeconómico del
país y en la promoción de la misma competencia en el sector bancario costarricense”, concluyó Olman Segura, director del Cinpe.
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