Durante estos seis meses de pandemia en los que hemos vivido bajo constantes medidas restrictivas por parte del Ministerio de Salud, en algún momento cuestionamos a qué obedece el comportamiento de cierto grupo de la población que a primera vista pareciera no tomar en serio lo del Covid-19, a diferencia de otros que acatan las medidas al pie de la letra.
Abelardo Morales, sociólogo de la Escuela de Sociología de la Universidad Nacional (UNA), explicó que esa “inconsciencia” obedece a un problema de analfabetismo cívico de esos grupos, el cual también ha sido reforzado por formas de pensamiento que se acercan más al egoísmo, a la falta de solidaridad y de compromiso social y así a anteponer los intereses individuales sobre el bien común. “El comportamiento de un sector de la sociedad que, así como no tiene conciencia frente a la magnitud de esta crisis, es un segmento que de igual forma reproducirá comportamientos irresponsables frente a otras situaciones y en otros momentos”, indicó Morales.
El investigador precisó que es clara la existencia de individuos que actúan de forma irresponsable y de manera consciente como forma de ir en contra de y atacar las normas, las regulaciones y las recomendaciones de salud. Pero en otros países las reacciones han sido peor, suceden manifestaciones masivas, incluso orientadas política e ideológicamente por grupos que se adhieren a corrientes conspiracionistas.
Morales agregó que habrá quienes no actúan de manera consciente, sino por una baja educación –aunque tengan títulos-, por su bajo nivel cultural, incluso por problemas de baja autoestima social; individuos fácilmente llevados de arrastre por la fuerza de la horda.
Otros factores
Por otro lado, añadió el sociólogo, las respuestas, individuales de otras personas en riesgo de contagio, responden a una serie de otros factores sociales y externos a la voluntad de las personas, como el tener que salir a trabajar, el vivir bajo ciertas condiciones de hacinamiento físico, las condiciones de trabajo y, desde luego, la escasa experiencia como sociedad para convivir en situaciones de crisis, de aislamiento y de ruptura con la cotidianidad.
Para Morales, la mayoría de la población si ha acatado las recomendaciones, pero hay quienes no pueden evitar el riesgo de contagio por su condición social o por sus responsabilidades: policías, recolectores de basura, trabajadoras domésticas, de la construcción, o sea son segmentos de trabajadores con bajos niveles de protección quienes han enfermado, y no por eso se les puede culpabilizar, porque están expuestos a tareas de algo riesgo o se tienen que movilizar a través de medios que no necesariamente les protegen del contagio.
El sociólogo concluye que: “se deben analizar las condiciones sociales bajo las cuales la epidemia se expande y así nos daremos cuenta de que no son factores individuales ni psicológicos los que lo explican, sino mayoritariamente factores sociales y laborales, agravados en algunos casos por otros factores educativos y culturales”.
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