Este 21 de febrero se conmemoran 90 años del tránsito a la inmortalidad de uno de los emblemas nacionales más importantes en la historia de lucha antiimperialista en Nicaragua, el general de hombres y mujeres libres Augusto C. Sandino.
La mezcla de la lucha guerrillera en contra del imperialismo y a favor de la libertad y dignidad nacional se hace sentir no solo en Nicaragua, sino ante el mundo, por la imagen del hombre que a toda costa defendió la tierra que lo vio nacer y logró forjar entre los oprimidos ideales libertarios para reclamar los derechos que les fueron arrebatados a ellos y a su pueblo.
Sandino el guerrillero de Niquinohomo
Augusto Nicolás Calderón Sandino nació el 18 de mayo de 1895 en Niquinohomo, Nicaragua, un patriota y revolucionario que se convirtió en líder de la resistencia contra el ejército de ocupación estadounidense en la primera mitad del siglo XX.
Durante seis años, Sandino combatió las tropas de diferentes gobiernos apoyados por Washington. Al término de este periodo, el guerrillero había logrado aglutinar a su alrededor a unos tres mil hombres y se había ganado la admiración popular, organizando bajo su mando la guerrilla rebelde o mejor dicho el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua, que se refugió en las selvas de Nueva Segovia, donde se convirtió prácticamente en invencible.
La lucha de Sandino
A mediados del siglo XX dos enemigos irreconciliables se disputaban el poder en Nicaragua: Los conservadores y los liberales; Estados Unidos que tenía intereses económicos en el país injería continuamente en la política apoyando a los conservadores con el despliegue de marines.
Para poner fin a la guerra nacional se firmó en 1927 el Pacto del Espino Negro que implicaba la permanencia del gobierno conservador hasta celebrarse nuevas elecciones mediadas y supervisadas por Estados Unidos, Sandino desde luego no estuvo de acuerdo en que el enemigo exterior tuviera que entrometerse en asuntos internos y se negó a firmar dicho pacto.
Lo antes expuesto llevó a Sandino a comenzar el reclutamiento de campesinos para su guerrilla, el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua, que luchaba contra los marines y la guardia nacional y logró que en 1933 los yanquis abandonaran Nicaragua, coincidiendo así con la elección del liberal Juan Bautista Sacasa como presidente.
Sacasa llegó a un acuerdo de paz con Sandino, mientras la guardia nacional era dirigida por Anastasio Somoza García, éste no admitía que Sandino y su guerrillera representarán una fuerza importante en el país y fue entonces que decidió matar al líder guerrillero.
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