El Comité COVID-19 de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) dio a conocer los resultados concluyentes del ensayo clínico de combinación de vacuna Sputnik V con vacunas de tipo ARNm (Moderna o Pfizer), determinando eficacia, seguridad y un fuerte desarrollo de la respuesta inmune.
El anuncio fue realizado por el doctor Marco Tulio Medina, coordinador del Comité COVID-19 y por la investigadora principal del estudio, Wendy Murillo, jefa del Departamento de Virología de la Máxima Casa de Estudios e investigadora del estudio.
Con base a los resultados, los investigadores recomiendan la combinación de la vacuna Sputnik V con los preparados de Moderna y Pfizer, a su vez sugieren la aplicación de la tercera dosis o dosis de refuerzo después de seis meses.
El ensayo de inmunogenicidad consistió en analizar la respuesta inmunológica, desarrollo de anticuerpos SARS-CoV-2 contra las proteínas N (Nucleocápside), el desarrollo de anticuerpos contra esta proteína permite determinar si una persona se ha infectado de forma natural con el virus también se evaluó el desarrollo de anticuerpos anti-SARS-Cov-2 contra la proteína S (Spike) para determinar respuesta inmunológica por la vacunación como en infecciones naturales también se desarrollan anticuerpos contra la proteína N.
Ambas proteínas fueron evaluadas mediante un inmunoensayo de electroquimioluminiscencia en muestras de sangre colectadas el día de la aplicación de la segunda dosis de vacunación (muestra del día 0), a los 14 y a los 21 días.
Del 100% de las personas que voluntariamente se sometieron al estudio científico, el 85% fueron vacunadas con segunda dosis de Moderna y el 15 con la vacuna de Pfizer, es de recalcar que todos tenían como primera dosis la vacuna Sputnik V.
De igual manera, el 52% fueron mujeres y el 48% hombres, el rango de edad fue de 22 a 88 años, el 72% de los participantes fueron de la tercera edad.
Análisis de los resultados
Murillo informó que el estudio determinó que el 20% de los participantes dio positivo para la proteína N (se infectaron de forma natural con el virus) tres de los participantes que dieron positivo para esta proteína no sabían que se habían infectado con el virus indicaron que tuvieron infecciones asintomáticas.
La determinación de anticuerpos contra la proteína S en el día cero mostró que el 72% de los participantes tenían una baja concentración de anticuerpo contra la proteína S en el día cero entre 4-100 U/ml; el 20% tenían concentraciones moderadas entre 100-2,500 U/ml y un 8% tenía concentraciones altas, mayores de 2,500 U/ml. En general, los participantes del grupo tenían un promedio de 80 días entre la primera y segunda dosis con un rango de 64 a 94 días.
La determinación de anticuerpos contra la proteína S en el día 14 mostró que a pesar de alto porcentaje de participantes con concentraciones bajas de anticuerpos con la primera dosis, el 86% de los mismos desarrollaron altas concentraciones de anticuerpos entre 3,000 y 25,000.
Estos datos en el día 21 mostraron que si bien hubo una baja reducción de anticuerpos, estos se mantienen más altos que el día cero, 79% de altas concentraciones contra un 21% de concentraciones moderadas.
Ante estos hallazgos, los investigadores concluyeron que las respuestas son excelentes puesto que el incremento de anticuerpos entre la primera y segunda dosis fueron significativos; corroborando que en los participantes vacunados con evidencia laboratorial de infección natural por SARS-Cov-2, estos presentaron una respuesta inmune considerablemente más elevada que los que se habían infectado y tiene respuestas más sostenidas.
Murillo recordó que se hizo un seguimiento clínico de farmacovigilancia mediante telemedicina a todos los participantes para monitorear la seguridad del estudio, rango de tiempo donde no se registraron efectos secundarios graves, tampoco hospitalizaciones ni decesos.
Al concluir, Medina agradeció el respaldo de la Secretaría de Salud, el apoyo de la Cruz Roja Hondureña, quien brindó la posibilidad de evaluar las muestras sanguíneas, al asesor Sir Salvador Moncada y al rector Francisco J. Herrera Alvarado, por su apoyo constante.
“Esta es una de las contadas investigaciones a nivel mundial y que pone un granito de arena en el conocimiento sobre esta terrible enfermedad”, concluyó el científico hondureño.
Cabe resaltar que este esfuerzo científico es parte de un trabajo multidisciplinar de la UNAH, donde la Facultad de Ciencias Médicas, la Facultad de Ciencias, la Secretaría Ejecutiva de Desarrollo Institucional (SEDI), estudiantes voluntarios y otras unidades aportaron para que la investigación hoy esté presentando sus hallazgos y resultados a la sociedad hondureña y a la comunidad científica.
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