Hasta que no hayas amado a un animal una parte de tu alma permanecerá dormida, decía Anatole France, y cuánta razón tenía. Día a día se intensifican casos de maltrato animal sin ningún tipo de consideración, sin ni siquiera detenerse a pensar que ellos también sienten y merecen el mismo respeto que cualquier ser viviente.
El martes 14 de junio de 2022, salió a la vista pública una noticia que conmocionó a todo el territorio nacional y es que, un perro de la raza pitbull asesinó a una niña de tan solo tres años en el área de Chepo.
Ahora bien, la población al conocer este lamentable suceso reaccionó en contra del animal, indignados por el acto tan sanguíneo que había hecho, sin conocer en realidad las verdaderas causas, amenazándolo de darle una “paliza” para que aprendiera la lección o incluso de sacrificarlo.
Lo interesante a destacar que precisamente juzgamos un acto de agresividad por parte de un animal, sin embargo, nosotros que somos seres “pensantes” actuamos de la misma forma e incluso peor. Así educamos a nuestros hijos, con esa mentalidad de maltrato a un ser inocente que quizá se defendió de otro, sin medir las consecuencias. Son tantas las especulaciones que encontramos, sin embargo, es fácil acusar al que no puede defenderse y al que muchas veces, solo es simple reflejo de lo que en casa le brindan.
¿Cuántas veces hemos escuchado que la raza pitbull es agresiva?
Muchas ocasiones, hemos acusado e incluso tomado represalias contra este animal sin analizar que los diferentes incidentes que han ocurrido con ellos tienen un trasfondo que se vincula a la educación y a la vida tan triste por la que tienen que pasar.
No hay que ser un experto en educación animal para saber que una raza no provoca estos actos agresivos. Un animal que está siempre sujeto a una cadena y que se siente prisionero de no poder hacer libremente sus necesidades básicas, así como jugar y demás, va a reaccionar de una muy mala manera ante un desconocido que quizá desconozca el enojo de este animal.
Analizando este contexto quizá nosotros no podamos compararnos con un animal en muchos sentidos, pero en este escenario, tenemos que pensar que cualquier ser que se encuentre en esa situación, va a tener una impotencia latente que querrá expresar de cualquier manera.
Concientizar a una población que no conoce el amor por la naturaleza, por los animales e incluso que no sabe apreciar los recursos que permiten nuestra supervivencia, es percatar que cada día nos estamos convirtiendo en personas insensibles y así mismo, inculcamos ese pensamiento de poco importa a nuestros hijos.
Un perro es mucho más que un guardián para un hogar más bien es un amigo que se convierte en miembro de la familia, aunque haga travesuras, su simple mirada transmite paz, compañía, amor y múltiples valores que a nosotros nos falta.
Sin embargo, para poder recibir estos actos de amor también dependerá de nosotros, ya que ellos para poder expresarse libremente deben sentirse seguros, protegidos y sobre todo sentir que su dueño es la persona que lo cuidará contra todo, demostrándole fidelidad que seguro será recíproca.
¿Cuáles son los beneficios de tener un perro de compañía?
Los animales domésticos benefician a la sociedad y a su vez, gracias a su compañía se pueden evitar múltiples enfermedades. Por tanto, se podría considerar que tener mascotas ayuda a promover la salud en la población.
Según estudios del Instituto de Investigación Médica Baker, Australia, un perro puede reducir la presión arterial de su dueño, observando que tanto los hombres como las mujeres que viven con su mascota pueden tener una presión sistólica menor, así mismo como aminorar el estrés y demás. Esto es un claro ejemplo que más que tener a una mascota de guardián permanente en nuestros hogares, muchos de nosotros podemos gozar de una vida en armonía si lo tenemos en cuenta a ellos. Pero esto se logra a través de una buena educación y un compromiso por parte de todos.
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