Las manifestaciones populares en Chile y en los países de América Latina, reflejan según el Licenciado Douglas Henríquez, académico de la Universidad de El Salvador, la inviabilidad del modelo neoliberal. Las reflexiones fueron hechas durante el foro “Movimientos populares del siglo XXI: Perspectivas y Desafíos en Sur América”, realizado por la organización estudiantil Youth into action, de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales.
Según Sandra Carolina Portillo Pérez, estudiante de Relaciones Internacionales y vicepresidenta de la organización estudiantil, el objetivo del foro es analizar la situación que enfrentan los países del sur, facilitar herramientas para el análisis de la problemática social en países como Chile, Bolivia y Ecuador, que han realizado manifestaciones populares en el presente año.
“Lo que está pasando en Suramérica es un desafío para la comunidad internacional, entonces lo queremos ver desde el punto de vista internacional. Organizaciones como la ONU y la OEA no se pronuncian ante los hechos que están sucediendo en el sur, sabemos que se están violentando los derechos humanos, cuando el pueblo tiene derecho a manifestarse contra su gobierno, este es un tema específico del foro”, sostuvo la estudiante.
Por su parte, Douglas Henríquez, docente de la Escuela de Relaciones Internacionales, manifestó que las manifestaciones en Suramérica corresponden a un agotamiento del modelo neoliberal.
“Esto quiere decir que las transformaciones económicas que se dieron desde el consenso de Washington ya tuvieron un grado de caducidad, el modelo no es funcional. La sociedad no es la misma de los años 90, ha evolucionado, hay redes sociales e instrumentos informativos y la gente quiete un alto a este tipo de reformas y trata de darle un viraje donde el modelo económico sea más inclusivo e integrador”, sostuvo.
Para el académico, las manifestaciones populares son un reflejo de la insostenibilidad de las políticas económicas de privatización de los recursos, que ponen en desventaja a los sectores más desfavorecidos.
Entre las alternativas de solución, el académico propone un consenso social. “La lógica es que la sociedad tenga la capacidad a nivel de contraloría y que no solo los políticos hagan o deshagan reformas a su antojo, sino que la sociedad participa; que se construyan consensos políticos donde la población participe, por ahí puede ir el nivel de la solución”, destacó.
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