Quizás nos preguntemos ¿qué tienen que ver las artes con la electrónica, la ingeniería, la robótica, la biología o la “biomimética”? Bueno, empezaré por lo que les une: el diseño. Vivimos en una realidad compartimentada, donde las artes y las ciencias son enseñadas como si se tratara de dos extremos de una cuerda, o tiras de un lado, o tiras del otro. Nos dicen que las humanidades y las artes son parte esencial de quienes somos, pero al mismo tiempo, nos exigen que seamos productores y consumidores de tecnología.
Cuando escuchamos hablar de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i), los ejemplos provienen de una “high-tech” producida muy lejos de aquí, a la que debemos acercarnos para progresar. Nos educan para ser dependientes de avances producidos en otro lugar, a reproducir las ideas de personas y países “más desarrollados”, en una carrera contra el tiempo, amedrentados/as por el miedo a quedarnos atrás, sin acceso a la “sociedad de bienestar” prometida por el neoliberalismo.
Resulta interesante pensar como ni la inversión pública ni la inversión privada consideran la necesidad de una cultura tecnológica decolonial, que promueva la desobediencia epistémica a estos valores de competencia neoliberal, y en su defecto, nos entrenan para servir a las empresas transnacionales de “high-tech”, como mano de obra barata y altamente calificada, en lugar de potenciar un pensamiento y diseño tecnológico sustentable, que colabore en transformarnos, tal y como deberían hacer las humanidad y las artes.
Aquí es donde entra la inter, multi, transdisciplinariedad como desobediencia, y las artes electrónicas biomiméticas son un ejemplo. En América Latina, donde todavía nos queda algo de “salvaje naturaleza”, se han desarrollado proyectos para aprender de ella y decolonizarla del capitalismo. Los proyectos de diseño bioinspirado nos traen propuesta disruptivas como por ejemplo la “robótica mestiza”, resultado del trabajo del Laboratorio de Arte Electrónico e Inteligencia Artificial de la Universidad Tres de Febrero-UNTREF en Argentina, que reúne a equipos de investigación que desarrollan proyectos interdisciplinarios vinculando las artes, las ciencias y las tecnologías.
En este sentido, la Universidad de Costa Rica, la Sede interuniversitaria de Alajuela (UCR-SIA) y el Recinto de Golfito, sumaron fuerzas para organizar el I Encuentro sobre creatividad y tecnología, que procuró compartir estas ideas poniéndolas en práctica, trabajando con la comunidad de Golfito, reuniendo artistas, diseñadores/as e ingenieros/as, que demostraron cómo la docencia, la acción social y la investigación en nuestra universidad trabajan juntas.
Dando continuidad a este trabajo, con apoyo de la Vicerrectora de Acción Social, se invitó a la Dra. Mariela Yeregui, especialista en artes electrónicas, durante la Semana de la mujer en la ciencia y tecnología, y ahora, gracias al apoyo de Proinnova, la Escuela de Artes plásticas y la Oficina de Asuntos Internacionales y Cooperación Externa (OAICE), presentaremos un proyecto que explora la robótica relacional, el diseño bioinspirado y los estudios urbanos, en la BIENAL SUR, una bienal que representa el pensamiento Sur-Sur global, en pos de una cultura tecnológica decolonial.
Este proyecto es resultado del trabajo del Grupo de estudios en geobiopolíticas audiovisuales que coordino en el Instituto de Investigaciones en Arte-IIArte, que durante el mes de julio participará en la BIENAL SUR, presentando un proyecto colaborativo de artes electrónicas biomiméticas titulado “Resistir/Invadir”, reuniendo al profesor Jonathan Torres (UCR-SIA + IIArte), y a la profesora Claudia Valente (UNTREF), con curaduría de la Dra. Mariela Yeregui. El proyecto tendrá su contraparte en Costa Rica, gracias a la colaboración del Centro Cultural de España-CCE y su Programa de Experimentación, con dos eventos organizados en octubre y noviembre del presente año, que incluirán talleres, conversatorios, y muestra de resultados, con el propósito de conversar sobre agentes inteligentes, geobiopolítica, artes electrónicas, robótica decolonial y biomimética.
A este respecto, el CCE viene desarrollando proyectos colectivos relacionados con artes electrónicas, que trabajan con obsolescencia programada, albergados en La Pulgateca, un proyecto colectivo que les invito a conocer. Este proyecto, como informa el profesor Jonathan Torres, “es desarrollado por un colectivo conformado por personas cuyo fin es generar discusión acerca de los problemas que acarrean las lógicas de consumo de nuestras sociedades. Su propósito es promover que estas discusiones se multipliquen y eventualmente nos den pistas para resistir y combatir estas enormes fuerzas.”
Nuestra universidad cuenta con los recursos y el personal especializado para sumarse a esta discusión. La aplicación de las artes electrónicas biomiméticas en áreas como la robótica o la protésica humana, son urgentes en un mundo donde inclusive estas áreas están dominadas por emporios transnacionales, reproduciendo modelos hegemónicos de poder, racializando y generizando el diseño tecnológico. La discusión sobre cómo la Inteligencia Artificial favorece esta violencia sobre los cuerpos que importan y los que no, ha detonado importantísimos debates en la comunidad científica, les invito a leer “Gender, Race, and Power in AI. A Playlist”.
Por todo esto, hemos invitado a biólogas como la Dra. Gloriana Chaverri Echandi (Recinto de Golfito), y la especialista en biomimética Rebeca Mora Castro (Centro de Investigación en Biología Celular y Molecular), para que nos acompañen, y junto a Claudia Valente, Jonathan Torres, Mariela Yeregui, y todas las personas que deseen conocer más sobre estas propuestas, se sumen a nosotros/as, y pensemos juntos/as una investigación e innovación decolonial. Las artes electrónicas biomiméticas son útiles para pensar otras maneras de programar e interactuar, no solo con las máquinas y otras especies, si no con nosotros/as mismos/as, porque: “Los robots que brotaron del fango no quieren ser como tú.”
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