Luego de muchas noches componiendo en la intimidad de su hogar, el compositor nacional radicado en Estados Unidos, Andrés Soto Marín, se encontró con que tenía una serie de piezas que tenían música y cualidades en común. Editó y pulió algunas y compuso otras más, para llegar al número de 12, cómodo para una colección.
Envió el material a colegas y amistades, con la idea de que las escucharan o eventualmente las tocaran. Fue así que el profesor Leonardo Gell contestó el llamado y sugirió dárselas a su grupo de estudiantes para interpretarlas.
De esta manera, surgió el proyecto para grabar “Doce Musas”, que contó con la participación de 12 pianistas estudiantes y egresados de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Sharon Villegas, Kevin Sequeira, David Saravia, Junior Medina, Warner Núñez, Virginia Villalobos, Nazareth Aguilar, Melissa Ávalos, Andres Araya, David Fung, Antony Tenorio y Jonathan Cáceres, fueron los encargados de darle vida a la música de Soto.
Sorteando la pandemia y haciendo música
En el año 2020, en medio de la emergencia mundial por la pandemia de COVID-19, la grabación del disco tuvo que posponerse. Aunque el proyecto no se detuvo, pues las y los músicos se dedicaron a ensayar las obras. Durante el proceso, enviaban videos al compositor y éste daba las indicaciones y retroalimentación por medio de audios.
Andrés Araya, estudiante de piano, señaló que en un principio fue una experiencia muy individual y aislada, pues cada persona trabajó desde sus casas a distancia. No obstante, cuando ya inició la grabación esto cambió y se convirtió en algo más grande y siempre se hizo con mucha motivación.
Por su parte, la estudiante Virginia Villalobos, explicó que como músicos tuvieron que adaptarse a las circunstancias, a usar como medio de contacto las plataformas que estaban a disposición, a ensayar con un piano electrónico, entro otros, pero al final el resultado fue muy bueno.
Otro aspecto importante que destacó Gell ha sido la posibilidad de trabajar con un compositor vivo, pues es una oportunidad y un privilegio, ya que se puede conocer de primera mano los criterios que tuvo al momento de crear la obra, sus motivaciones, así como la posibilidad de los intérpretes para sugerir cambios y participar del proceso colaborativo.
Además de darle la oportunidad a sus estudiantes de ser parte de un trabajo artístico que va a perdurar y trascender.
En este sentido, la estudiante Melissa Ávalos manifestó que fue muy enriquecedor trabajar de la mano con Andrés Soto.
“Poder hablar con el compositor ayuda a liberarse como intérpretes e inclusive cambiar detalles de la obra. Así como, tener retroalimentación de lo que pensó el compositor al escribir la obra ayuda a conectar más con la interpretación”, rescató Ávalos.
Cuando las medidas sanitarias así lo permitieron, se empezó a grabar el disco en el estudio de grabación de la Escuela de Artes Musicales de la UCR. El compositor Andrés Soto viajó desde Estados Unidos y estuvo presente en este proceso.
“Fue muy bonito grabar uno por uno a cada joven porque no nos habíamos conocido en persona. Me encantó el esmero que trajeron al proyecto, ya llevaban un año practicando la pieza y la interpretaron de forma excelente. El hecho de que aplazamos un año el proyecto, fue una bendición, porque se conocían las piezas de memoria y si había alguna observación que les hacia ahí en el momento, la corregía de los más bien, entendían la musicalidad y el alma de cada pieza y cada uno aportó su personalidad. Estuve sorprendido por el nivel técnico de las y los pianistas , porque algunas de las piezas eran muy difíciles y ellos las tocaron magistralmente a pesar de su juventud y son muy talentosos y ojalá podamos seguir colaborando en el futuro”, destacó Soto.
Para la mayoría de los participantes en este disco, fue su primera experiencia grabando en un estudio profesional y pudieron enfrentarse a todo lo que implica una producción de este tipo. Además se grabó un documental que recoge la experiencia del proceso.
El álbum es una premier discográfica, ante esto, otra de las pianistas participantes, Nazareth Aguilar, recalcó que son los primeros pianistas que dejan estas piezas registradas en una grabación, por lo que serán la referencia para otros intérpretes que vengan detrás.
Nominados a un premio ACAM
Gracias a todo este esfuerzo colaborativo, el disco resultó nominado a los premios ACAM 2022 en la categoría clásica contemporánea.
Doce musas es un ciclo para piano inspirado en las musas de la mitología griega, con una música llena de mucha inspiración, lírica y muy melódica.
Para Andrés Soto, la nominación le conmovió mucho pues a pesar de que salió del país a los 17 años y ha hecho su carrera en Estados Unidos, siempre ha tenido no solo la nostalgia por su patria, si no el deseo de forjar relaciones con los colegas ticos y de alguna manera ayudar al desarrollo de la música clásica en Costa Rica.
Para las y los pianistas, este reconocimiento no es algo pequeño, pues en esta categoría hay artistas muy reconocidos del país y estar dentro de este grupo selecto habla de la calidad de la producción discográfica.
Por último, destacaron poder tener esta experiencia aún siendo estudiantes, pues es parte de la preparación que les da la universidad para salir a la vida profesional con conocimiento y herramientas para enfrentarse a procesos similares.
El disco puede escucharse en las plataformas de Spotify y Youtube.
Comentarios