En un entorno global marcado por la incertidumbre y la complejidad, la educación enfrenta desafíos sin precedentes. Esta fue la premisa central del conversatorio titulado La investigación y la producción universitaria: reflexiones para su fortalecimiento, en el cual se discutieron las tendencias actuales y futuras de la educación en Costa Rica, así como el rol crucial de la investigación en la educación superior.
Victor Villalobos, director de la División de Educación para el Trabajo (DET), abrió el diálogo con la crisis educativa que atraviesa el país, y puso énfasis en la negociación del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES). Villalobos resaltó que las deficiencias en los centros de enseñanza, que abarcan desde la falta de recursos hasta la formación docente, no solo afectan a los estudiantes, sino que también tienen un impacto directo en el futuro de la sociedad. Mencionó que la investigación educativa ofrece herramientas clave para enfrentar estos desafíos, lo que permite desarrollar metodologías y estrategias que pueden transformar la realidad educativa costarricense.
Susana Jiménez Sánchez, vicedecana del Centro de Investigación y Docencia en Educación (Cide), continuó la discusión con una ponencia enfocada en el futuro de la educación y la formación docente en el país. Tras citar a Guillermina Baena Paz, de la Universidad Autónoma de México, Jiménez instó a los presentes a imaginar y construir un futuro educativo desde una perspectiva de libertad y acción consciente; y aseguró que el futuro se construye en dos momentos: primero, cuando se piensa; segundo, cuando se vive.
En este sentido, destacó la importancia que tienen las universidades públicas en la creación de conocimiento y criticó las voces que intentan desvalorizar su papel, con críticas que responden a intereses externos con motivaciones económicas y de poder. “Y es por eso que cuando se está en una negociación del FEES y muchas personas dicen que nosotros somos prestamistas de cuenta gotas, que lo que se hace no tiene validez para la educación de este país, ni para el entorno social y económico, me suena a palabras que se repiten porque en otros lugares no quieren que la educación se mantenga en el lugar donde está; porque además se quiere desvalorizar a las universidades públicas y a la producción de conocimiento que se hace en estas instituciones .”
Jiménez también abordó los escenarios posibles para la educación en los próximos años y destacó el papel de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD) en la formulación de estos escenarios desde 2006. Entre ellos, previó la posibilidad de instituciones educativas cerradas e individualistas, un escenario de mercado donde la educación se privatiza o, más conservador aún, que rechaza el cambio, y finalmente, un escenario de transformación donde las instituciones aprenden a adaptarse y mejorar su entorno.
Por su parte, Alexander Ortiz Ocaña, académico pasante, profundizó en la relación entre investigación y docencia. Destacó que la investigación no debe ser un proceso separado de la enseñanza, sino que debe integrarse completamente en el aula. Según Ortiz, tanto docentes como estudiantes deben involucrarse en la investigación, lo que permite una enseñanza basada en la indagación y el descubrimiento. Esta metodología fomenta un pensamiento crítico, reflexivo e innovador, que se aleja de la mera recepción memorística de conocimientos.
El pasante argumentó que la educación superior debe enfocarse en la investigación como el eje central de la proyección social y la extensión universitaria. Además, propuso que los cursos y asignaturas se conviertan en proyectos de investigación en sí mismos, donde se integran los procesos de enseñanza y creación de nuevo conocimiento. En su opinión, hablar de un "docente investigador" es redundante, ya que todo docente debe ser, inherentemente, un investigador.
El conversatorio dejó claro que la educación en Costa Rica se encuentra en un punto crítico, donde la investigación y la producción universitaria juegan un papel esencial en la configuración del futuro. Los ponentes coincidieron en que, para superar los desafíos actuales y futuros, es necesario fortalecer la investigación en la educación superior y promover una docencia que fomente la indagación y el pensamiento crítico. La integración de estos elementos será clave para transformar el sistema educativo y garantizar un futuro más equitativo y sostenible para todos.
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