UNA refuta tajantemente a la OMS incluir la vejez como enfermedad
“Esto es temerario, en un momento crucial donde toda acción debe de estar enfocada en garantizar que el incremento de personas mayores se convierta en una oportunidad y no en una amenaza”, señala el pronunciamiento de los consejales de la UNA. (Foto con fines ilustrativos).

“LA VEJEZ NO ES UNA ENFERMEDAD”, es así como inicia el pronunciamiento emitido, por el Consejo Universitario de la Universidad Nacional (UNA), mediante el acuerdo UNA-SCU-ACUE-254-2021, en relación con su oposición a la propuesta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de incluir la vejez en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), a partir de enero del año 2022.

Dentro del texto de dicho pronunciamiento se menciona que: “En medio de tantos avances, consignas y esfuerzos por darle a la vejez el lugar protagónico que se merece, y en medio del fenómeno del envejecimiento demográfico que se nos avecina, no es posible aceptar la propuesta de la OMS, porque denota una percepción errada de la vejez y genera severas consecuencias como el reafirmar mitos y estereotipos que pueden afectar la autopercepción de la persona adulta mayor y provocar en quienes estén en edades jóvenes despreocuparse por enfrentar su propio envejecimiento”.

A continuación, el pronunciamiento completo:

TRANSCRIPCIÓN DE ACUERDO
UNA-SCU-ACUE-254-2021

5 de octubre de 2021

Dr.  Tedros Adhanom Ghebreyesus

Director General de la Organización Mundial de la Salud

Estimados señor:

Les transcribo el acuerdo tomado por el Consejo Universitario de la Universidad Nacional, según el artículo 5, inciso 5.1, de la sesión ordinaria celebrada el 30 de setiembre de 2021, acta n4055, que dice:

PRONUNCIAMIENTO DEL CONSEJO UNIVERSITARIO: LA VEJEZ NO ES UNA ENFERMEDAD.

CONSIDERANDO:

  1. Uno de los más grandes logros que ha alcanzado la humanidad es el hecho de que estemos viviendo más años, así para el 2050, se espera que la población mundial de 60 años llegue a los 2000 millones, esto implica un aumento de 900 millones con respecto al 2015. Por su parte, las Naciones Unidas estima que para el 2030 el 17% de los latinoamericanos y caribeños serán mayores de 60 años y para el 2050 esa cifra alcanzará el 25% (Aranco, 2019). En el caso particular de Costa Rica, las estadísticas muestran que, para el año 2050, el 21% de su población será adulta mayor (CCP, 2020).
  2. La vejez, al igual que la niñez, juventud o adultez, es una etapa de la vida y no puede catalogarse como una condición elegible; por tanto, desde que se nace, inclusive desde antes, el ser humano está envejeciendo y durante ese proceso se van suscitando cambios y pérdidas.
  3. Los cambios se van dando como resultado de un proceso natural de crecimiento. Mientras tanto las pérdidas son las que se pueden suscitar a lo largo de la vida y no necesariamente están adscritas a una determinada edad.
  4. Tal y como lo expresó la Organización Mundial de la Salud (2015):

El proceso de envejecimiento no es igual para todas las personas y se puede ver afectado tanto por factores genéticos como por factores contextuales y de comportamiento. Por lo que puede haber personas que llegan a la vejez en condiciones saludables y con total autonomía funcional, pero puede haber otras que comienzan a tener dificultades desde edades relativamente tempranas. Y eso se denota particularmente en países de ingresos bajos y medios donde las enfermedades crónicas que pueden dar lugar a la dependencia funcional se pueden manifestar desde antes de la etapa de la vejez.

  1. En medio de tantos avances, consignas y esfuerzos por darle a la vejez el lugar protagónico que se merece, y en medio del fenómeno del envejecimiento demográfico que se nos avecina, no es posible aceptar la propuesta de la Organización Mundial de la Salud de incluir la vejez en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) a partir de enero del año 2022, porque denota una percepción errada de la vejez y genera severas consecuencias como el reafirmar mitos y estereotipos que pueden afectar la autopercepción de la persona adulta mayor y provocar quienes estén en edades jóvenes no se preocupen por enfrentar su propio envejecimiento; esto es temerario, en un momento crucial donde toda acción debe de estar enfocada en garantizar que el incremento de personas mayores se convierta en una oportunidad y no en una amenaza.
  1. Ver la vejez como enfermedad es una forma sutil de marginación, que puede conllevar a despojar de todo el potencial que posee la persona adulta mayor y perjudica significativamente un envejecimiento pleno. En vano sería todo el esfuerzo que se ha venido realizando con la campaña de sensibilización, a partir de la conmemoración del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, el 15 de junio.
  2. De acuerdo con la OMS (2015) “las patologías que se puedan presentar en el envejecimiento no necesariamente son lineales ni uniformes, y que su vinculación con la edad de una persona en años es más bien relativa”, en esta ocasión la OMS expresó también que:

aunque algunas de las variaciones en la salud de las personas mayores son genéticas, las condiciones en las que se viva incluso desde la etapa embrionaria, los estilos de vida saludable, los entornos físicos y sociales revisten gran importancia, como factores que determinan la condición de salud de la persona a lo largo del proceso de envejecimiento, por cuanto contribuirían a reducir el riesgo de padecer enfermedades no transmisibles y a mejorar las facultades físicas y mentales.

  1. Resulta contradictorio e inaceptable que se catalogue a la vejez como enfermedad por cuanto en otros escenarios la OMS (1999, 2015) había planteado que la vejez no necesariamente está asociada a enfermedad, por el contrario, hoy el reto es realizar acciones orientadas a empoderar a toda la población que le tocará vivir en una sociedad envejecida, pero no necesariamente enfermiza y deteriorada, por cuanto la vejez debe verse como una etapa de nuevas realizaciones y oportunidades para aprovechar todo el conocimiento desarrollado a la largo de la vida.
  2. Es necesario que las comunidades reconozcan, cada vez más, el valor agregado que puede brindar la persona adulta mayor, como resultado de una larga vida acumulando saberes. Su conocimiento se constituye en guía para las nuevas generaciones y es la mejor forma de resguardar los distintivos culturales como patrimonio de la sociedad.

POR TANTO, SE ACUERDA:

MANIFESTAR VEHEMENTE LA OPOSICIÓN DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL A LA PROPUESTA DE LA ORGANIZACIÒN MUNDIAL DE LA SALUD DE INCLUIR LA VEJEZ EN LA CLASIFICACIÓN INTERNACIONAL DE ENFERMEDADES (CIE) A PARTIR DE ENERO DEL AÑO 2022.  ACUERDO FIRME.

MOTIVAR A TODAS LAS INSTANCIAS PÚBLICAS Y PRIVADAS QUE FOMENTEN EN LA PERSONA JOVEN EL INTERÉS POR ENFRENTAR SU PROPIO ENVEJECIMIENTO PARA FACILITAR EL QUE PUEDAN LLEGAR A LA VEJEZ EN MEJORES CONDICIONES DE SALUD Y CON TODAS SUS FACULTADES PARA DESENVOLVERSE CON AUTONOMÍA E INDEPENDENCIA; ADEMÁS DE LIBERAR SIGNIFICATIVAMENTE EL DESGASTE DE LA SEGURIDAD SOCIAL.  ACUERDO FIRME.

COMUNICAR ESTE PRONUNCIAMIENTO AL DR. TEDROS ADHANOM GHEBREYESUS, DIRECTOR GENERAL DE LA ORGANIZACIÒN MUNDIAL DE LA SALUD.  ACUERDO FIRME.

SOLICITAR A LAS OFICINAS DE COMUNICACIÓN Y RELACIONES PÚBLICAS DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL QUE COMUNIQUEN Y DIVULGUEN, EN REDES SOCIALES Y LOS MEDIOS DISPONIBLES, ESTE PRONUNCIAMIENTO. ACUERDO FIRME.

Atentamente,

Dra. Carolina España Chavarría

Presidenta a.i. del  Consejo Universitario