UNA potabiliza agua de lluvia con módulos Nimbu I, II y III
Taller impartido por expertos de la UNA sobre el proyecto SCALL.

La sede regional Chorotega de la Universidad Nacional (UNA), en compañía de sus unidades CEMEDE (El Centro Mesoamericano de Desarrollo Sostenible del Trópico Seco) e HIDROCEC (Centro de Recursos Hídricos para Centroamérica y el Caribe), han reforzado su proyecto de SCALL (Sistema de Captación de Agua Lluvia), principalmente en la sede de Nicoya, Isla Caballo y Brasilito.

En el campus de Nicoya se estableció un módulo de 24 m2 llamado Nimbu I; palabra de origen Chorotega que significa “agua y lluvia”. Ambos conceptos permiten comprender la finalidad propia de esta iniciativa dedicada a captar el agua de lluvia que cae en los techos de esta pequeña área, procesarla y convertirla en 100% potable.

El módulo cuenta con tres tanques que permiten abastecer hasta 5000 litros de agua cada uno, para una recolección total de 15 000 litros principalmente en la época de invier­no. En todo el sistema de purificación se invirtieron 4.5 millones de colones.

Para lograr este objetivo el agua que se recoge debe pasar por un riguroso proceso de transformación. Según Adolfo Salinas, coordinador del proyecto, este paso se realiza me­diante un sistema llamado Clorinador, en el que se ponen pastillas de cloro con el fin de revolver el agua en un laberinto conformado por dos tanques: “Uno de ellos tiene una grava que permite subir el pH de lluvia y el otro tiene un carbón activado que sirve para retener impurezas que pueda tener el agua. Luego de este paso, la misma circula a otros dos filtros que quitan la materia orgánica de suspensión, y finaliza con una lámpara ultra­violeta que se encarga de empujarla hacia un tubo a través de un sistema eléctrico que elimina bacterias y cualquier microorganismo nocivo para la salud, para así finalmente convertirla en agua potable”, explicó Salinas.

El resultado final se utiliza para llenar bidones de agua de la sede, o bien se envasa en botellas de agua de vidrio o plástico, y se llevan como muestra a eventos nacionales e internacionales para promocionar esta tecnología, en la que han trabajado por más de diez años.

Iniciativa de expansión

A pesar de que el proyecto fue una decisión meramente institucional, su visión siempre ha sido ampliar esta tecnología de recolección de agua llovida, hacia las distintas comu­nidades de la provincia guanacasteca, mediante planes estratégicos que permitan atraer el interés de otras instituciones, las cuales jugarían un papel clave para que, en un futuro cercano, sea posible mitigar poco a poco la problemática hídrica que se destaca en la provincia.

Gracias a esta perspectiva y debido a la limitante hídrica presente en la comunidad, el proyecto se ha logrado implementar en algunas partes de la región Chorotega, tal y como es el caso de la Isla Caballo, ubicada en el Golfo de Nicoya.

En esta localidad, no se cuenta con electricidad, ni tampoco con agua potable, por lo que los lugareños deben trasladarse cada dos o tres días hasta la provincia de Puntarenas para abastecerse. Es debido a esta situación que se desarrolló una segunda etapa del proyecto llamada Nimbu II, la cual contó con el apoyo de la FAO (Food and Agriculture Organización) perteneciente a la Organización de las Naciones Unidas y que colaboró con dos tanques de agua.

En el proyecto se invirtieron 4 millones de colones en infraestructura de potabilización y en la instalación de paneles solares, específicamente para el EBAIS de la Isla. A pesar de que aún no se inaugura de manera oficial, el SCALL ya se encuentra en funcionamiento y beneficia a los asistentes del centro médico.

Por otra parte, la zona de Brasilito en Santa Cruz, tiene recurrentes problemas en la épo­ca de verano, debido a la cantidad de salinidad presente en los pozos acuíferos, es por ello, que la UNA ha comenzado a trabajar en la creación de un tercer módulo llamado Nimbu III, en el que pretende invertir alrededor de 3 millones de colones para mejorar los problemas característicos del lugar.

“En Brasilito se está trabajando con CONIMBOCO (Comisión para el Manejo Integral del Acuífero Nimboyores y la Zona Costera de Santa Cruz), con el fin de que la población no solo de Brasilito sino también de toda Santa Cruz, conozcan sobre esta tecnología mediante charlas y talleres, y luego la adopten e implementen en sus hogares”, comentó Salinas.

Para los expertos de la UNA, a pesar de los esfuerzos el mayor de los desafíos ha sido instar a las personas a creer que la lluvia puede convertirse en agua potable, por lo que se ha comenzado desde la universidad y se espera que pronto se pueda difundir esa idea entre los guanacastecos.

“Tenemos expectativas positivas hacia el futuro, esperamos que esta tecnología se ma­sifique por el bien de la región, y que muchas más instituciones se sumen a esta causa, porque estamos sobre explotando los acuíferos, y eso no es bueno para la zona. Sabe­mos que, aunque sea un proceso de años, el esfuerzo será recompensado“, finalizó el Profesional.

Hasta el momento, la UNA ha podido captar la atención de algunas instituciones guber­namentales, ASADAS, Asociaciones de Desarrollo, entre otras y ha impartido capacita­ciones, talleres y charlas sobre temas como el recurso hídrico y la tecnología del agua.