El Observatorio Económico y Social (OES) de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional (UNA), presentó un análisis sobre la situación del empleo en Costa Rica, con base en los datos obtenidos de la Encuesta Continua de Empleo del primer trimestre del 2021, a cargo de los economistas Fernando Rodríguez y Greivin Salazar, quienes consideran que volver a la situación pre covid-19 en materia de empleo implicará un esfuerzo muy grande en cuanto a crecimiento de ciertos sectores. A la vez, que jóvenes, mujeres y habitantes de zonas rurales son quienes sufren mayor afectación por problemas de desempleo e informalidad.
Una de las principales observaciones del estudio es que el dato de desempleo podría ser mayor, pues muchas personas se quedaron sin trabajo y decidieron no buscar empleo, por lo que formalmente no se les considera desempleados. Este grupo de personas que están fuera del mercado laboral incluye un porcentaje creciente de jóvenes, quienes no sólo no están trabajando, sino que tampoco están estudiando en el sistema formal.
Aquellas actividades que perdieron empleos producto de la pandemia covid-19 requerirán crecer a tasas importantes en los próximos años para que se puedan recuperar esos puestos de trabajo perdidos. En actividades vinculadas con el turismo, la actividad económica deberá crecer un 31% en dos años, para reponer los trabajos perdidos durante el 2020, mientras que en el caso de construcción se deberá crecer un 3,9% y en el sector comercial a un 5,1%, a fin de lograr el mismo objetivo.
La informalidad se alivió parcialmente durante la etapa más fuerte del confinamiento no por una mejora en las condiciones de trabajo del país, sino porque muchas personas en actividades informales perdieron su empleo y no salieron a buscar trabajo. La informalidad se sigue centrando en el pacífico costarricense, donde alcanza casi un 47% de la población ocupada a nivel nacional.
En cuanto al ingreso de las personas ocupadas, este no sufrió mayor variación en el último año, cuando se ve al total de la población, pero sí aumentó ligeramente para los hombres y disminuyó en una proporción similar para las mujeres. Cuando se desglosa el ingreso según posición en el trabajo, los asalariados y los trabajadores por cuenta propia no sufrieron mayor variación, mientras que los empleadores mejoraron su ingreso al punto de ubicarse por encima de los niveles de la pre pandemia.
Sobre los datos de desempleo, la mayoría de las personas desempleadas no tienen formación profesional: el 81% tiene secundaria completa o una formación menor y es, mayoritariamente, un grupo joven; el 62% de los desempleados tiene 34 años o menos. La región con más problemas de desempleo es la región Central, seguida de la Brunca y de la Chorotega. El desempleo continúa siendo un problema que afecta más a las mujeres, pues casi se duplica el porcentaje con respecto a los hombres. El dato es todavía más dramático en el caso de las mujeres jóvenes, pues aquí el desempleo entre mujeres de 15 a 24 años es de 58,8%, mientras que en el grupo de 25 a 34 años es de 26,4%.
A fin de retomar la recuperación del empleo, los investigadores del Observatorio Económico y Social de la Escuela de Economía llaman a aplicar medidas de estímulo productivo, que cambien la senda actual de crecimiento y rompan con las medidas contractivas aplicadas desde la política fiscal (centrada en recortes de gasto). Es fundamental—agregan—una política de recuperación de empleo con visión de género, que promueva un mayor acceso al mercado de trabajo y no se convierta en un obstáculo para ese fin. Por lo tanto, los investigadores reiteran su rechazo al Proyecto de Ley de Jornadas Extraordinarias y más bien hacen un llamado a fortalecer las iniciativas que promuevan una mayor incorporación de las mujeres al mercado laboral.
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