Proponen agua de lluvia para compensar carencia hídrica
fotografía de archivo de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA).

Con el fin de que los pobladores de las localidades guanacastecas donde persiste la carencia de agua potable conozcan los beneficios del uso del agua de lluvia para consumo humano, el Centro Mesoamericano de Desarrollo Sostenible (Cemede), y el Centro de Recursos Hídricos para Centroamérica y el Caribe (HIDROCEC) de la Sede Regional Chorotega de la Universidad Nacional (UNA), realizaron la mesa redonda, “Agua de lluvia para producción agrícola y uso doméstico”.

Esta actividad tuvo lugar en el auditorio del Campus Nicoya de la UNA y contó con la participación de líderes comunales, representantes de las Asociaciones Administradoras de los Sistemas de Acueductos y Alcantarillados Comunales (Asadas), funcionarios de instituciones estatales como el Instituto Nacional de Desarrollo (Inder), así como estudiantes y público en general interesados en hallar una solución efectiva a la carencia del preciado líquido en la provincia guanacasteca. Además de académicos del Programa Interdisciplinario de Investigación y Gestión del Agua (Priga-UNA).

La gota se agota

La discusión de la mesa redonda giró en torno a la problemática del agua, los residuos, el cambio climático y sus relaciones, para entender la necesidad de establecer cambios de hábitos y mejoras para implementar en su entorno. A la vez concientizar a los participantes sobre la magnitud real del problema ambiental a niveles global, regional y local.

De igual forma, definir las estrategias para incorporar en aquellas tareas cotidianas, tanto personales como laborales, un cambio cultural indispensable para lograr la sustentabilidad del ser humano y el ambiente.

El panel de expertos lo integraron los académicos y especialistas en recurso hídrico, Alejandro Falcó de la Fundación Enlaces-Argentina, quien realizó una vídeo conferencia, Alvaro Baldioceda y Cristian Golcher del Hidrocec, Edgar Vega del Cemede y el investigador Adolfo Salinas, quien tiene a su cargo el programa de reservorios de agua de lluvia en la Sede Chorotega de la UNA y es a la vez el gestor de la iniciativa de recolección de agua llovida Nimbu.

Defensores del recurso

Con este proyecto se pretende capacitar a las ASADAS, asociaciones de desarrollo, ONG, estudiantes y personas interesadas, con el objetivo que este tipo de iniciativas se promuevan en el trópico seco y en todo el país.Precisamente, líderes de sectores interesados en solucionar la problemática del agua potable en la llanura y bajura guanacasteca externaron su preocupación, pues en poblados de las partes altas de Tilarán y La Fortuna de San Carlos, donde se suponía nunca se verían afectados por la falta del preciado líquido ya empezó a darse racionamientos, así lo comentó Lorena Vargas representante de la cuenca Arenal-Tempisque. Asimismo, valorado como una gran oportunidad para fomentar una cultura de ahorro y aprovechamiento del agua en usos de la vida cotidiana, es lo que motiva a profundizar en el tema a Guido Hernández, dirigente de la Asada de Barco Quebrado de Sámara.

Nimbu almacena y purifica.

El Sistema de Captación de agua de Lluvia (Scall), denominado Nimbu es un módulo demostrativo para captar agua de lluvia y posteriormente purificarla para uso humano, realizado desde el CEMEDE e impulsado por la sede Chorotega de la UNA, a través de los fondos CONARE Regionalización. Con este módulo se pretende promover el uso de este tipo de tecnologías para investigar la purificación del agua.

Adolfo Salinas, responsable del proyecto Nimbu en el Campus Nicoya, explicó a los presentes que el sistema se basa en la captura de agua de lluvia, a través del techo del módulo, y es conducida a tres tanques de 5000 litros c/u como reservorios para acumularla y almacenarla, luego en el proceso, pasarla por un clorinador de pastillas que le inyecta el elemento al agua en su recorrido, después pasa a dos filtros compuestos por carbón activado y grava, también a dos filtros de red que atrapan las impurezas en suspensión y finalmente es sometida a una cámara de rayos ultravioleta, que elimina bacterias y otros agentes antes de ser purificada. Por último se realizan las pruebas de calidad al agua almacenada con un tiempo de siete meses en los tanques.