Para nadie es un secreto que Marino Protti Quesada, sismólogo y actual director del del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica, de la Universidad Nacional (OVSICORI-UNA), es un científico que se ha dedicado por años a la investigación de la tectónica de placas y al estudio de los procesos de subducción generadores de grandes terremotos. Los resultados obtenidos en sus investigaciones, aparte de contribuir al mundo de la ciencia también han sido primordiales para la toma de decisiones en cuanto a mitigación y prevención de desastres originados por los terremotos.
Precisamente esta amplia trayectoria motivó a la Unión de Geofísica Americana (AGU por sus siglas en inglés) a designar a Protti como merecedor del premio Embajador, distinción que reconoce las contribuciones sobresalientes en una o más de las siguientes áreas: impacto social, servicio a la comunidad de Ciencias de la Tierra y del Espacio, liderazgo científico y promoción para la creación de talento y carrera científica.
AGU es la organización científica en geofísica más grande del mundo integrando a cerca de 60 mil científicos de 137 países, en campos de la ciencia como: astronomía, ciencias planetarias, educación científica, electromagnetismo, física de minerales, geodesia, geofísica de la Tierra sólida, geomagnetismo, geomorfología, geoquímica, hidrología, meteorología, mineralogía, oceanografía, paleomagnetismo, petrología, prospección geofísica, sismología, tectonofísica y vulcanología, entre otras.
Marino en breve
Marino Protti estudia procesos de subducción generadores de grandes terremotos. Logró que el segmento de subducción de Nicoya fuera escogido como uno de los dos laboratorios mundiales para estudios de sismogeneración. Ahí contribuyó a establecer, desde 1995, una densa red de monitoreo geodinámico con miras a registrar las deformaciones pre-sísmicas, co-sísmicas y post-sísmicas asociadas a un inminente terremoto. Fue así como el terremoto de Nicoya del 5 de septiembre del 2012 se convirtió en el terremoto de subducción mejor registrado en el mundo hasta esa fecha, por la cercanía de la red a la fuente.
En 1994 Marino bajó a 4100 m de profundidad en la Trinchera Mesoamericana a bordo del sumergible Alvin. Participó también, en 1996, en las perforaciones del fondo oceánico frente a la península de Nicoya. Ha realizado también investigaciones en el volcán Arenal. En el 2013 y el 2016 fue parte de sendas expediciones a la Antártida en donde contribuyó a la instalación de estaciones sísmicas, al mantenimiento de la red de GPS para el monitoreo del desplazamiento del glaciar Willams y a la remoción de la instrumentación.
En estos momentos Marino Protti trabaja en la consolidación de una red de monitoreo geodinámico en la zona sur de Costa Rica con miras a registrar un terremoto de magnitud entre 7.2 y 7.4 que ocurrirá ahí dentro de muy pocos años. Se encuentra además promoviendo a nivel internacional la creación de un Observatorio Internacional de Zonas de Subducción en la península de Osa, que incluye una perforación de 6 km para instrumentar la zona sismogénica de grandes sismos de subducción y operar este observatorio por 100 a 150 años y capturar así 3 a 4 ciclos sísmicos completos.
Fue Director del Instituto de Investigación Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica, de 1986 a 1988, de 1997 al 2002 y fue nuevamente nombrado Director a partir de noviembre de 2019. Recibió el Premio Nacional en Ciencias Clodomiro Picado Twight en 1996 y en el 2002 el Premio a la Excelencia Académica Roberto Brenes Mesén, de la Universidad Nacional. Es Miembro de Número de la Academia Nacional de Ciencias desde el 2002 y su Secretario del 2004 al 2018. Del 2014 al 2016 fue Presidente de la Comisión Latinoamericana y del Caribe de Sismología (LACSC) de la Asociación Internacional de Sismología y Física del Interior de la Tierra (IASPEI).
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