Este fin de semana inicia el campeonato nacional de futbol, el balón vuelve a rodar en las canchas y con él, las expectativas de las aficiones que apoyan a sus equipos. Y aunque se han tomado medidas administrativas para aplacarlas, lo cierto es que las barras de futbol, tanto en nuestro país como en otras latitudes, siguen teniendo un peso protagónico en la animación del ambiente en los recintos deportivos.
Onésimo Rodríguez, académico e investigador del Instituto de Estudios Sociales en Población (Idespo), viene estudiando el tema de las barras desde el 2002, cuando cursaba su maestría en Antropología. Hoy, más de dos décadas después, presenta su libro La barra nunca pierde: Performance del conflicto y política en las hinchadas del futbol.
Rodríguez se refirió a este tema en el podcast Cuentas y Cuentos, el cual está ya disponible en las plataformas de Spotify de YouTube:
YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=4rZv4xsrXew
Las barras, más allá del prejuicio
Rodríguez parte de la premisa de que existe un vínculo entre barras de futbol y violencia; sin embargo, en el estudio que sustentó la publicación del libro aborda el fenómeno desde una perspectiva más profunda.
Para el autor, existe una connotación cultural y de sentido de pertenencia que lleva a los miembros de las barras a establecer una organización política a lo interno de estas agrupaciones, con una estructura definida, liderazgos, roles y responsabilidades, que van mucho más allá del simple hecho de asistir a un estadio para apoyar a un equipo deportivo. “Los barristas no son solo hinchas o los que tocan el bombo. Los barristas son papás, son hijos, son hermanos, tíos, nietos; trabajan, viven en un barrio, se integran a las actividades de su comunidad, asisten a la universidad”, manifestó Onésimo Rodríguez.
Existen ejemplos de cuando una organización de barras trasciende su función principal. En su investigación, el autor conoció la experiencia de la Barra del Sur del equipo Atlético Nacional de Medellín. Este grupo introdujo el concepto de “barrismo social”, por medio del cual se han organizado para realizar movilizaciones en procura de fomentar la paz en Colombia. Su esfuerzo fue tal, que lograron hasta lo impensado: unir a las barras del equipo del Atlético y de su rival, el Deportivo Independiente Medellín, para realizar una actividad pública donde tocaron sus instrumentos junto con la Orquesta Sinfónica de la ciudad. “Es como si aquí las barras de Alajuela y de Saprissa se unieran en ese mismo objetivo”, ejemplificó Rodríguez.
Lograr acuerdos de esta naturaleza es posible y así lo demuestra la publicación, en la que el autor ataca el concepto de “descivilización”, que se ha posicionado para inculpar a las barras de futbol como los generadores de actos de violencia, dando al traste con los esfuerzos de vincular al deporte, en este caso el futbol, como iniciativas que promuevan la paz. “Con esto yo no quiero decir que no haya violencia en las barras, sino que trato de abrir conciencia de que existe algo que va mucho más allá de eso y que las convierte en organizaciones políticas”, manifestó.
Para quienes tengan interés en profundizar sobre los conceptos a los que hace alusión el autor, el libro La barra nunca pierde: Performance del conflicto y política en las hinchadas del futbol, está disponible en la Editorial de la Universidad Nacional (EUNA).
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