Con beneplácito, la Universidad Nacional (UNA) recibió la noticia de la declaratoria del presbítero Benjamín Núñez Vargas como benemérito de la Patria, por parte de la Asamble Legislativa y en reconocimiento a su legado en el fortalecimiento de nuestra democracia, por sus luchas y conquistas al lado de los trabajadores y su compromiso con las clases menos privilegiadas.
El acuerdo, bajo el expediente 21.283, también destaca la trayectoria del sacerdote en la formación y consolidación de la Segunda República, por ser figura clave durante la revolución del 48 y fundador de la Universidad Nacional, de la cual fue su primer rector, entre otros logros.
La votación del acuerdo que designa al Padre Núñez como benemérito de la Patria, se dio la tarde del miércoles 11 de agosto, por el plenario legislativo y fue presentada por el diputado Luis Fernando Chacón, el cual expresó que, con tan noble y merecida distinción, Costa Rica reconoce y dignifica la obra y memoria de un hombre insigne al cual la patria le honra y agradece sus decididos e invaluables aportes a la sociedad costarricense.
Chacón resaltó que el legado del Padre Núñez fue más allá, sobre todo por su participación en la creación de la Universidad Nacional, desde cuya rectoría trabajó para construir y consolidar lo que hoy es esta casa de estudios superiores humanista, comprometida con el desarrollo nacional.
Benjamín Núñez Vargas
Benjamín Plácido Núñez Vargas nació el 24 de enero de 1915 en Pacayas de Alvarado y pocos años después ya era monaguillo de la parroquia del lugar. El sacerdote Francisco Steinhoff, dándose cuenta de la facilidad e inclinación de Benjamín para el estudio, convino con sus padres para enviarlo a continuar sus estudios en el Colegio Seminario en San José; de ahí pasó luego al Seminario Mayor para ordenarse como sacerdote el 9 de enero de 1938.
Núñez también destacó como doctor universitario, ministro de Estado, embajador, profesor universitario y rector, pero sobre todo fue un patriota, un hombre que amó y defendió su patria. Sembrador de rebeldías, con el don de la inconformidad de no aceptar las distintas realidades sociales sobre todo la injusticia, el Padre Núñez, sigue siendo el guardián y guía del compromiso que adquirió esta casa de estudios, según se resalta en la obra Forjadores de la UNA. “La Universidad no será buena, habrá de ser excelente”, decía.
Con el versículo 32 del capítulo octavo del Evangelio según San Juan “La verdad nos hace libres”, que enunciara el Padre Benjamín Núñez, al asumir la rectoría de la Universidad Nacional (UNA) un 27 de febrero de 1973, se selló para siempre el espíritu y camino por el que transitaría esta institución y las futuras generaciones.
El 25 de agosto de 1983, al celebrarse el X aniversario de la UNA, el Padre Núñez pronunció un discurso que aún resuena por el campus. “Cuando me retiré de la rectoría (…) sentí que quedaban muchos sueños por realizar, quedaba tanto por hacer, porque una universidad nunca se termina de construir ni material ni académicamente. Que sigan los obreros de hoy construyendo una Universidad que pueda realizar sus nobles destinos y llenar el anhelo que expresé al asumir mis funciones. Tengo fe en la Universidad Nacional… pondremos en ella lo mejor del corazón y de la inteligencia…En ella será bello trabajar, bello vivir y si es necesario, bello morir”.
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