Roxanna Rodríguez Araya, directora del Instituto de Estudios Interdisciplinarios de la Niñez y la Adolescencia (INEINA), de a Universidad Nacional (UNA), destacó que la violencia contra la infancia y la adolescencia es un fenómeno global que trasciende fronteras y culturas. En todas las sociedades se presentan casos de maltrato en diversas formas: física, psicológica, sexual o por negligencia. A menudo, estas conductas son normalizadas e incluso justificadas por los adultos, con lo que se perpetúa un ciclo de violencia que afecta profundamente la vida y el futuro de los menores.
En Costa Rica, diversos estudios han revelado la preocupante prevalencia del castigo físico como método de crianza, a pesar de las evidencias científicas que demuestran su impacto negativo en el desarrollo infantil. Esta situación pone de manifiesto la necesidad urgente de promover prácticas de crianza respetuosa y positiva, así como de brindar apoyo y recursos a las familias en riesgo.
A pesar de los avances, y esfuerzos realizados para combatir el maltrato infantil en el país –continúa la investigadora— aún se enfrentan desafíos significativos en la prevención, detección y atención de las víctimas. Los datos recopilados por instituciones como el Hospital Nacional de Niños y el sistema de emergencias 911 reflejan una realidad preocupante, con un número alarmante de casos de violencia reportados cada año.
Por ejemplo, en el año 2022 se registraron más de 11.000 reportes de agresión física, más de 3.000 casos de abuso sexual, más de 7.000 reportes de agresión psicológica y más de 19.000 reportes de negligencia contra personas menores de edad. Estas cifras, aunque son impactantes, representan solo una fracción de los casos reales, ya que muchos incidentes de violencia infantil no son denunciados debido al miedo, la vergüenza o la falta de recursos para solicitar ayuda.
En este contexto, es fundamental promover una cultura de denuncia y protección de los derechos de la infancia y la adolescencia. La sociedad en su conjunto, así como las instituciones gubernamentales, las organizaciones no gubernamentales y la comunidad académica, deben unir esfuerzos para erradicar el maltrato infantil y crear entornos seguros y protectores para todos los niños y niñas.
En el ámbito legislativo, es necesario fortalecer las leyes y políticas que protegen a la infancia, así como garantizar su adecuada aplicación y cumplimiento. Además, se requiere una mayor inversión en programas de prevención y atención del maltrato infantil, así como en la capacitación del personal que trabaja con niños y adolescentes para identificar y responder adecuadamente a situaciones de violencia.
En el ámbito educativo, es fundamental integrar la educación en derechos humanos y la prevención del maltrato infantil en los programas de estudio desde una edad temprana. Los niños y niñas deben conocer sus derechos y aprender a reconocer y denunciar cualquier forma de violencia que puedan estar experimentando.
Asimismo, es necesario fortalecer los servicios de apoyo y protección a las víctimas de maltrato infantil, así como brindar atención integral y especializada que aborde no solo las consecuencias inmediatas de la violencia, sino también sus causas subyacentes y sus efectos a largo plazo en el desarrollo y bienestar de los menores.
“En este Día internacional para la lucha contra el maltrato infantil, es importante reflexionar sobre nuestra responsabilidad individual y colectiva en la protección de la infancia y la adolescencia. Cada uno de nosotros puede contribuir a crear un entorno seguro y amoroso para los niños y niñas, fomentando relaciones basadas en el respeto, la empatía y el cuidado mutuo”, mencionó Rodríguez Araya.
Además la especialista indicó que “desde el INEINA de la Universidad Nacional, hacemos un llamado a la acción a todos los sectores de la sociedad para unirse en la lucha contra el maltrato infantil. Instamos al gobierno, a las organizaciones de la sociedad civil, a las instituciones educativas, a los medios de comunicación y a la ciudadanía en general a trabajar juntos para proteger los derechos de los niños y niñas y garantizarles un futuro libre de violencia y abuso.
En última instancia, la erradicación del maltrato infantil requiere un compromiso firme y sostenido de toda la sociedad, así como una voluntad política para implementar medidas efectivas de prevención y protección. Solo a través del trabajo conjunto y la solidaridad podemos construir un mundo donde todos los niños y niñas puedan crecer felices, sanos y seguros.”
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