Lohendy Muñoz y Ernesto Rojas, expertos en salud pública de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional (UNA), realizan una investigación en distintas regiones del país, con el propósito de determinar si los enteropatógenos hallados en poblaciones de monos en cautiverio, podrían generar los datos suficientes que contribuyan a prevenir la diseminación de enfermedades infecciosas en personas y animales, debido a su alto potencial zoonótico.
Muñoz, especialista en salud pública y coordinadora del estudio Enteropatógenos de primates no humanos de nuevo mundo en cautiverio en Costa Rica con impacto para la salud pública, el cual realiza con Rojas, indicó que el proyecto busca identificar la frecuencia de Salmonella, Shigella, Campylobacter, Staphylococcus aureus y Escherichia coli en las heces de primates en cautiverio de Costa Rica, así como determinar los perfiles de susceptibilidad a los antibióticos, por lo que también invitan a los encargados de centros de acopio de animales silvestres que cuenten con monos en cautiverio, a participar en este diagnóstico.
Debido a la importancia de estos agentes, responsables de atentar con la conservación de las especies y la salud pública, los resultados obtenidos servirán para dar recomendaciones de bioseguridad al personal de los centros de acopio silvestres, sobre la manipulación para la prevención de eventuales zoonosis transmitidas por contacto directo e indirecto.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, los monos araña (Ateles geoffroyi) se consideran en peligro de extinción; los monos ardilla o tití (Saimiri oerstedii) se consideran como especie vulnerable y los monos congo (Alouatta palliata) y capuchinos (Cebus capucinus) han experimentado reducciones en el tamaño de su población y su distribución geográfica (UICN 2019) por causa de la destrucción y fragmentación de hábitats, caza, prácticas de agricultura, decomisos de animales silvestres, accidentes automovilísticos y electrocuciones. Estos factores aumentan el ingreso de animales silvestres a sitios de cautiverio.
De momento, hay pocos estudios descritos sobre el rol de mamíferos silvestres y la epidemiología de Salmonella, Campylobacter, Shigella y Escherichia coli, a pesar de que la exposición directa entre animales portadores representa un riesgo para la salud de otros animales, personas visitantes y trabajadores de los lugares que manejan animales silvestres.
Alta zoonosis
Los animales en cautiverio pueden ser portadores asintomáticos excretando intermitentemente enteropatógenos en heces e incluso ante situaciones estresantes o enfermedades concurrentes se puede agravar. Estos agentes pueden generar enfermedades que ponen en riesgo la conservación de las especies y la salud pública.
Muñoz detalló que los microorganismos que se pretenden identificar podrían ser los responsables de enfermar a poblaciones de primates. En el caso de las personas, se les asocia con la aparición de patologías vinculadas con gastroenteritis de alta morbilidad. “Este escenario se agrava aún más por la resistencia a los fármacos antibióticos utilizados para mitigar estas infecciones, principalmente en personas con un estado de salud comprometido o en poblaciones etarias vulnerables”, precisó Muñoz.
La investigadora afirmó que los primates tienen un alto potencial de acarrear organismos zoonóticos como Salmonella, Shigella, Campylobacter y E. coli como parte de su microbiota que, en algunos casos, no presentan sintomatología clínica hasta que enfrentan un proceso de estrés, inmunosupresor o cause disbiosis de su microbiota intestinal, por lo que se recomiendan las examinaciones periódicas de estos agentes en primates.
Muñoz acotó que estudios realizados en otras latitudes reportan hallazgos clínicos virales, inmunológicos e histopatológicos (examen de tejidos) durante la infección por SARS-CoV-2 / enfermedad por COVID-19 en especies de primates, en donde los monos tienen una progresión similar de la infección por SARS-CoV-2 a la de los humanos, algunos más enfermos que otros, signos del virus en las vías respiratorias superiores e inferiores y cuadros de neumonía.
Recordó que la prevención de enfermedades es económicamente más beneficiosa que su tratamiento. “De esa forma, brindamos bienestar animal, a la vez que prevenimos morbilidad y mortalidad”, añadió la experta.
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