La carrera de Pedagogía con Énfasis en Educación Preescolar y Primera Infancia de la Universidad Nacional (UNA) organizó un seminario virtual titulado "Prematuridad: su impacto en la niñez y consideraciones para el abordaje pedagógico". Este evento, gratuito y abierto a la comunidad universitaria y nacional, se llevó a cabo el 27 de mayo en modalidad virtual.
El objetivo de la actividad fue sensibilizar a los participantes sobre los desafíos que enfrentan los niños prematuros en su desarrollo. Se ofrecieron herramientas y estrategias pedagógicas efectivas para apoyar su crecimiento y aprendizaje en contextos educativos. “La prematuridad representa un desafío significativo no solo para los niños, sino también para sus familias y los profesionales de la educación y la salud”, dijo Mónica Quirós Mata, pediatra del Hospital Calderón Guardia.
Además de Quirós, el seminario contó con la participación de las especialistas en el campo de la salud infantil: Samaria Ramírez Calderón, terapeuta de lenguaje del mismo hospital y Jaqueline Bermúdez Mora, especialista en estimulación temprana también del Hospital Calderón Guardia. Estas expertas compartieron sus conocimientos y experiencias sobre el impacto de la prematuridad en el desarrollo infantil y las estrategias pedagógicas necesarias para su abordaje.
La prematuridad se define como el nacimiento de la persona antes de las 37 semanas de gestación y se clasifica en diferentes categorías según la edad gestacional y el peso al nacer. Los bebés prematuros pueden ser clasificados como pretérmino tardío (34 a 36 semanas), muy prematuro (menos de 32 semanas) y prematuro extremo (menos de 28 semanas). En cuanto al peso, se distinguen en bajo peso al nacer (menos de 2500 gramos), muy bajo peso al nacer (menos de 1500 gramos) y extremo bajo peso al nacer (menos de 1000 gramos).
La charla abordó las generalidades sobre la prematuridad; por ejemplo, se destacó que aproximadamente el 10% de los nacimientos son prematuros, la prematuridad es la causa más común de mortalidad infantil y perinatal, con más de un millón de muertes anuales; además, los niños que sobreviven a la prematuridad, especialmente aquellos nacidos extremadamente prematuros, suelen enfrentar discapacidades significativas en la infancia y un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas en la adultez, como hipertensión arterial y diabetes mellitus. En el caso de las mujeres prematuras, existe un riesgo de ciclo vicioso intergeneracional, lo que significa que pueden tener hijos y nietos prematuros.
Las causas de la prematuridad incluyen condiciones maternas como diabetes mellitus gestacional, hipertensión y problemas en el cérvix, aunque en muchos casos las causas son desconocidas. La trayectoria de la prematuridad afecta de manera distinta cada embarazo, impacta el desarrollo del cerebro y otros órganos del bebé en tres fases: prenatal, perinatal y postnatal. La etapa prenatal está influenciada por factores de riesgo como la pobreza, malnutrición materna y la edad adolescente de la madre, lo cual afecta el desarrollo cognitivo del niño. La etapa perinatal depende de la calidad de la atención médica en el momento del nacimiento. La etapa postnatal abarca las complicaciones y tratamientos que el bebé prematuro pueda necesitar, incluyendo problemas respiratorios, cerebrales, visuales, auditivos y de desarrollo.
En el seminario se discutieron los tipos de discapacidades asociadas con la prematuridad, que pueden ser motora, cognitiva, auditiva o visual. Los niños nacidos con menos de mil gramos tienen un 20% a 25% de probabilidad de desarrollar tales discapacidades. En la etapa escolar, los niños prematuros pueden enfrentar problemas motores, dificultades de coordinación y control del movimiento, problemas cognitivos que afectan su desempeño académico, dificultades de aprendizaje y memoria, problemas de atención como el trastorno del espectro autista, y problemas auditivos y visuales. Estos desafíos aumentan la necesidad de estrategias pedagógicas efectivas para atender a estos estudiantes en un entorno inclusivo.
Las estrategias pedagógicas recomendadas por la especialista Samaria Ramírez, incluyeron el trabajo colaborativo entre la familia, el centro educativo, los servicios de apoyo en educación especial y la comunidad; la revisión profunda de los informes del estudiantado; reuniones entre el docente y la familia para generar estrategias que ayuden al menor a aumentar su capacidad de autorregulación; la anticipación y preparación de las clases para la rutina diaria; el enfoque en enseñar habilidades de autorregulación como esperar el turno, hacer fila y seguir instrucciones; el conocimiento del estudiante para anticipar dificultades; y el uso de disciplina positiva con límites claros y firmes, combinando amor y firmeza.
Para finalizar el encuentro virtual, Jaqueline Bermúdez Mora recordó que lo más importante es trabajar con amor. “Todos los niños aprenden a su ritmo, todos nos generan una satisfacción diferente y trabajan al ritmo de ellos. Con amor se logra un montón de cosas porque es la base fundamental para que todos los procesos lleguen a culminar de la mejor manera”.
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