¿Cómo manejar la ansiedad generada por la pandemia?

 “El mayor impacto en la salud mental que hemos tenido con la llegada de la pandemia al país ha sido esa restricción sanitaria del aislamiento social. Somos una cultura del beso, del abrazo, de la cercanía y esas muestras de afecto nos ayudan a lidiar con la adversidad”, afirmó la psicóloga Ana Yancy Ugalde, del Departamento de Orientación y Psicología de la Universidad Nacional (DOP-UNA), quien participó, el pasado el 6 de julio pasado, en el foro virtual Reflexiones en tiempos de COVID-19: La ansiedad, emoción incomprendida”.

Realizado en el marco de un ciclo de foros impulsado desde la Rectoría y la Rectoría Adjunta de la UNA, como parte de la campaña “UNÁmonos contra la covid-19”, este foro gratuito tuvo el objetivo de reflexionar sobre la ansiedad en el contexto de la pandemia y exponer técnicas para su manejo adecuado.

En esa dirección, Ugalde –con amplia experiencia como psicoterapeuta en el Departamento de Orientación y Psicología de la Vicerrectoría de Vida Estudiantil- destacó la importancia de la cercanía con otras personas, ya que en ella encontramos recursos, apoyo, escucha, sentido de pertenencia y sensación de arraigo, entre otros elementos que nos ayudan a afrontar situaciones difíciles.

Incluso –dijo- muchas veces los otros nos dan consuelo y hasta podemos resolver problemas cuando compartimos las situaciones que estamos viviendo.

Para Ugalde, con la separación física se nos abrió una herida a nivel emocional y una herida en la psique. Aunque aclara que se entiende que el aislamiento social tiene como propósito protegernos para evitar contagios, lamentablemente tiene consecuencias que estamos viendo con el aumento de trastornos emocionales como ansiedad y depresión.

Las evidencias están a la vista. Así lo confirma el estudio sobre el impacto de la pandemia en la salud mental de la población costarricense, realizado por la Universidad Estatal a Distancia (UNED) y la Universidad Nacional (UNA), donde se determinó que antes de la llegada de la pandemia, el 13.8% de la población costarricense presentaba síntomas de ansiedad, mientras que para diciembre de 2020 -a nueve meses de estar conviviendo con el covid-19-, el 43.7% de la población del país ya presentaba sintomatología asociada con ansiedad generalizada.

El estudio determinó, además, que más de la mitad de la población costarricense no tenía la capacidad de resiliencia para lidiar con los cambios que estábamos viviendo, lo cual significa –subrayó la psicóloga- que los recursos emocionales y de afrontamiento que veníamos utilizando desde antes de la pandemia, no estaban resultando suficientes y adecuados para lidiar con la adversidad.

Diversas estrategias

La ansiedad es una reacción a un estímulo o a una situación real o imaginaria que la persona interpreta como peligrosa. Se trata de reacciones que nuestro cerebro empieza a activar cuando estamos ante una situación que nosotros estamos interpretando como peligrosa.

Es por eso que entre las diversas estrategias para afrontar la ansiedad, destacan aquellas dirigidas a potenciar la actividad racional, como por ejemplo, una serie de preguntas diseñadas precisamente para activar esa parte del cerebro; o sea –explica Ugalde- para decirle al cerebro: “no reaccione emocionalmente, empiece a controlar lo que está pasando, piense desde la lógica, desde el pensamiento racional y no actúe desde la emoción”.

En ese sentido, recomienda que ante alguna situación donde anticipemos un peligro, nos hagamos preguntas como las siguientes: ¿de qué me sirve pensar de ese modo? ¿qué pruebas tengo de que esto va a suceder como lo estoy pensando? ¿existen otros ángulos desde los que puedo ver esta situación para sentirme más tranquilo? ¿hay algo que puedo hacer para sentirme mejor o para enfrentar esta situación?

Otro tipo de preguntas nos permitirán identificar recursos internos, aquellos que tenemos dentro y hemos ido construyendo a través de nuestra historia de vida. Algunas de estas preguntas son: ¿cuáles recursos internos me producen sensación de seguridad, confianza, bienestar? cuántas veces he sido capaz de superar obstáculos? ¿dónde he encontrado la fuerza cuando he enfrentado adversidades antes?

“Ahí nos damos cuenta cómo pudimos remar en la tempestad”, subraya la psicóloga.

La hormona de la calma

Las hormonas también tienen un rol fundamental en la salud mental. El cortisol tiene que ver con el estrés y la adrenalina con momentos de ansiedad intensa; ambas nos van a activar el modo de defensa o huída.

Pero nuestro organismo, que es sabio y muy sofisticado, -destaca la especialista de la UNA- también secreta la oxitocina, que cuando se libera nos lleva a estar apegados a otros, a entregarnos con empatía, a acercarnos a los otros con compasión, a ser generosos. Es la hormona que se libera con el enamoramiento. “Necesitamos mucho la oxitocina en este momento cuando tenemos tanto dolor y tanta angustia con la situación que estamos viviendo. Es la hormona de la calma”, subraya.

Para tener disponible la oxitocina, se puede acudir a estrategias como las siguientes:

-Abrazar / contacto físico- Calma nuestro ritmo cardíaco y estabiliza la presión arterial, reduce el dolor de sentirse excluido.

La psicoterapeuta recomienda a quienes viven acompañados, en esta época de restricción, abrazar a los que están cerca, así como sentarse con ellos a ver un programa de televisión, o incluso ver imágenes con el otro por celular. “Si logramos conectar, si las relaciones en la familia lo permiten, y es importante buscar ese recurso”.

-Conectar emocionalmente en chat y otros medios. Conectemos emocionalmente en los chat y en reuniones en video con la familia. Hay que reírse un poco, hay que recordar cosas. No nos podemos visitar, pero podemos mirarnos a través de las pantallas, escucharnos en el teléfono.

-Practicar relajación. Está muy difundida la práctica de la relajación lo que es importante porque con ella fomentamos un modo óptimo de estar en el mundo y con nosotros mismos.

-Acariciar a la mascota.

-Cobijarse con mantas suaves. Si nos sentimos agobiados, podemos arroparnos un rato con una manta suave o una almohadita y esperar a que nuestro sistema por sí solo nos pueda ir regulando.

-Ejercicio. Libera endorfinas que son analgésicos naturales, así que si nos ejercitamos vamos a tener una especie de inyección de bienestar.

Es importante identificar cuáles estrategias estamos utilizando y cuáles hemos dejado de lado ante el agobio del día a día, para retomarlas con miras a mejorar nuestra salud mental.