300 estudiantes forjan su futuro con enfoque humanista
Foto de cortesía

Los Colegios Humanísticos Costarricenses cuentan con más de 25 años de trayectoria, y en la actualidad atienden a 300 estudiantes de todo el territorio. Esta propuesta surgió como un proyecto pedagógico impulsado por la Universidad Nacional (UNA), con el objetivo de ofrecer una educación secundaria basada en principios humanistas, en colaboración con el Centro de Investigación y Docencia en Educación (Cide-UNA).

El primer Colegio Humanístico Costarricense se estableció en 1998 en Heredia. A este se sumaron los colegios de Coto en 2004, y de Sarapiquí y Nicoya en 2017. Estos centros educativos se distinguen por su enfoque dual: materias básicas comunes a todos los colegios públicos y un área de profundización relacionada con la malla curricular del Centro de Estudios Generales (CEG-UNA). Esta estructura curricular incluye áreas como Ciencias Sociales, Filosofía y Letras, Arte, Ciencia y Tecnología.

La UNA proporciona infraestructura, apoyo tecnológico y pedagógico a estos colegios, las cuales se consolidan como instituciones de alto rendimiento. Los estudiantes se incorporan en décimo y undécimo año, y el proceso de admisión es competitivo, especialmente en el Colegio Humanístico, campus Omar Dengo en Heredia, donde se reciben entre 240 y 300 solicitudes para 64 plazas disponibles.

Estos centros educativos enfrentan desafíos como la adaptación a la presencialidad tras la pandemia, y la correcta comprensión de su enfoque educativo, que se centra en una formación integral y humanista. A pesar de estas dificultades, los colegios promueven metodologías innovadoras, con énfasis en el pensamiento crítico, la conciencia social y la reivindicación de derechos.

Vivencias

José María Hernández López, estudiante de undécimo año del Colegio Humanístico Costarricense sede Omar Dengo, destaca la importancia de su decisión de incorporarse a este centro educativo. "Yo quería una formación diferente, una formación más integral, una formación que fuera más allá de la simple evaluación de contenidos memorísticos o de aprender. Quería ir más allá, quería ver las razones, quería ver entre líneas, quería desarrollar un pensamiento crítico y a profundidad de los temas de nuestra realidad natural, del mundo natural en el que vivimos, pero también de la realidad social de la cual formamos parte".

Además, Hernández menciona los beneficios de estudiar en un colegio humanístico y de cómo lo prepara para la vida universitaria: "Aquí tengo la oportunidad de entrar en contacto con disciplinas, estrategias, conocimientos y muchas áreas que lo van preparando a uno, probando distintos sectores, habilidades y competencias que serán cruciales en la universidad. Sin haber pasado por aquí, quizás no habría tenido todas esas experiencias y desarrollo que necesitaré en mi vida profesional y académica".

Por su parte, Isabel Araya Díaz, alumna de décimo año, coincide en la necesidad de incorporarse a un colegio humanístico para buscar un reto diferente. "Yo tomé la decisión de entrar a un colegio humanístico por buscar un reto diferente, algo que me formara no solo académica sino también integralmente, que desarrollara la visión crítica y el pensamiento humanista para así tener una visión distinta de la sociedad costarricense y del mundo, poder entender mejor cómo funcionan muchísimas cosas y cómo podemos incluso ayudar a hacer las cosas un poco diferente".

Araya también resalta la importancia de la visión crítica: "El cole nos ha ayudado muchísimo a todos con la visión crítica. A través de varias clases, los profesores nos inculcan esa criticidad, las preguntas y los análisis de casos, como lo último que ha pasado con el Fondo Especial para la Educación Superior. Nosotros tomamos todas esas herramientas, nos manifestamos al respecto, y los profesores nos apoyan mucho para tratar todos estos temas".