UNAN-Managua rinde tributo a Monseñor Pedro Casaldáliga, el obispo de los pobres

Como una forma de recordar el legado de Monseñor Pedro Casaldáliga, conocido mundialmente como el «obispo de los pobres y teólogo de la liberación», autoridades, comunidad universitaria e invitados especiales, honraron en un acto ecuménico las memorias del obispo defensor de los pueblos indígenas, en ocasión de su tránsito a la inmortalidad el pasado sábado, ocho de agosto, en Batatais, Estado de São Paulo, en Brasil.

En este homenaje, organizado por el Centro de Estudios del Desarrollo Miguel d’Escoto Brockmann y la comunidad universitaria de la UNAN-Managua rememoró el legado humanista de Monseñor Casaldáliga, quien se destacó por ser un inclaudicable defensor de las clases desposeídas en Latinoamérica y el Caribe, además de enfatizar la empatía que mostraba Casaldáliga hacia las madres de héroes y mártires de la Revolución Popular Sandinista en Nicaragua.

Las palabras inaugurales las brindó la maestra Ramona Rodríguez, Rectora de la UNAN-Managua y Presidenta del Consejo Nacional de Universidades (CNU), quien expresó la importancia de transmitir a la juventud el ejemplo de compromiso y servicio comunitario que caracterizaba al obispo en sus visitas a los países de la región mostrando espíritu de compasión y amor hacia los demás.

“Como Universidad nos interesa retomar todo ese legado de valores humanísticos que nos deja el Obispo Casaldáliga para la formación integral, científica y técnica de nuestros profesionales, así contribuir a la solución de los desafíos de nuestro país, de la mano con los valores y el compromiso social característico de nuestra Universidad», sostuvo.

Además, agregó que, en memoria a Casaldáliga, la UNAN-Managua reafirma su compromiso con la población nicaragüense para continuar fortaleciendo programas educativos emblemáticos como Universidad en el Campo, los cuales apuestan por el fortalecimiento la calidad de la educación.

Espíritu revolucionario

Por su parte, el Sr. Tomás Váldez Rodríguez, representante de la Comunidad Eclesial de Base San Pablo Apóstol de la Colonia 14 de Septiembre, recordó a Casaldáliga como un ser humano que apostaba por la educación de los campesinos, con gran humildad y espíritu revolucionario.

«En 1985 en plena agresión norteamericana, él caminó y llegó humildemente a Matagalpa e hizo una misa en homenaje a los héroes y mártires que habían caído defendiendo la Revolución. Él trabajó mucho con las comunidades y hoy tengo el privilegio de hablar sobre todas esas experiencias que compartimos», relató Valdez.

Para la Dra. Sofía Clark, miembro del Centro de Estudios del Desarrollo Miguel d’Escoto Brockmann, Casaldáliga tuvo una visión de la patria grande y vio en Nicaragua una gran empatía y solidaridad. «Su intención fundamental era expresar la solidaridad de la iglesia del Brasil, con la iglesia de Nicaragua y entrar en el ayuno junto al Padre Miguel, y también en su esfuerzo por despertar la insurrección evangélica».

Memorias colectivas

En este acto solemne también se contó con la participación virtual del reconocido teólogo, estudioso y escritor español, Sacerdote Benjamín Forcano, quien expresó que «no se encontrará a un hombre como él, pues se hizo de todos para todos, con una radicalidad, sabiduría, amor y libertad que sobrecoge», agregó.

También, compartió algunas de las memorias del Obispo en palabras del señor Mario del Rosario Cruz, miembro de la Comunidad Eclesial de La Trinidad, Estelí, quien expresó que en los momentos junto Casaldáliga siempre estaba ese espíritu de solidaridad y humildad al compartir con los más pobres.

Sobre el homenajeado

Pedro Casaldáliga nació el 16 de febrero de 1928, en Balsareny (Barcelona), es reconocido como uno de los principales representantes de la Iglesia renovadora del Concilio Vaticano II. En 1968 marchó como misionero al Matto Grosso (Brasil), con una acción pastoral en defensa de las tribus indígenas y de los campesinos pobres.

En 1985 viajó a Nicaragua para solidarizarse con la huelga de hambre que mantenía el Padre Miguel d’Escoto, fruto de esta visita escribió el libro Nicaragua: Combate y Profecía, en 1986. En 1989 fue nombrado candidato al Premio Nobel de la Paz, y nuevamente propuesto en 1991 y 1992. En 1993 fue designado candidato al Premio Príncipe de Asturias de la Concordia.


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