Rectora de la UNAN-Managua y Presidenta del CNU establece lineamientos de trabajo de la educación superior para el presente año
Ramona Rodríguez Pérez, Rectora UNAN Managua Presidenta del CNU, 28 de marzo 2019

Con este acto solemne estamos cerrando una fase que se ha desarrollado con mucha madurez y compromiso académico, que ha sido posible por la autoorganización alcanzada mediante el diálogo y el consenso. Hemos avanzado hacia un proceso de integración de las grandes líneas, metas y acciones de nuestra Educación Superior. Se ha evidenciado la voluntad y disposición a la mejora continua con las observaciones y los aportes creativos en la concepción del plan de la educación superior para la construcción de la calidad en los nuevos contextos nacionales e internacionales. Estamos convencidos de que esos son pasos seguros para avanzar a los procesos de acreditación institucionales y de carreras.

Esta fase marca un hito en los procesos de planificación de la educación superior que se caracteriza por estar al servicio del pueblo, de la comunidad, de la población urbana y rural, la población multiétnica y multicultural, de la sociedad en general y particularmente de los sectores más desposeídos.

La educación superior en su condición de bien público social-estratégico, derecho humano y universal, y deber del Estado, adquiere nuevas funciones, distintos valores, diferentes retos, compromisos y un papel estratégico en el desarrollo humano sostenible. En consecuencia los procesos académicos deben lograr la formación de profesionales que establezcan relaciones armoniosas con el contexto, generando cambios sobre la base de principios éticos y fomentando el buen vivir y no el vivir bien. Por tanto, las institución universitaria, nos esforzamos por estar unidas y trabajar en conjunto de manera que establezcamos sinergias para lograr el mejoramiento continuo en la formación permanente de los jóvenes y adultos, por medio de la docencia, la investigación, la proyección social, la internacionalización y la gestión universitaria.

No es el prestigio de las instituciones lo que garantiza la aprobación social, sino la aceptación práctica y el reconocimiento nacional e internacional de nuestro quehacer y producción formativa en los aspectos científicos, socio-cultural y profesional-ético-humanístico. La educación con calidad y compromiso al servicio del pueblo es irrenunciable y no hay tiempo que perder.

Para asumir con mayor energía y pasión los retos y desafíos debemos reafirmar que la calidad ha sido y sigue siendo una de las ideas motoras en la construcción práctica y cotidiana del ser universitario en el cumplimiento de la autonomía universitaria con responsabilidad y compromiso social integral. Estamos llamados al mejoramiento de la capacidad institucional para responder a las necesidades locales, nacionales y regionales, para lo cual se requiere de la formación de profesionales capaces de construir una sociedad más justa y equitativa, basada en la solidaridad, el respeto a los derechos humanos, al medio ambiente y el uso compartido del conocimiento y la información. Nuestro accionar y desempeño tiene que ser cada vez más pertinente. Estamos llamados a contribuir al bienestar social a partir del conocimiento, la ciencia y la innovación.

Por tanto, la calidad en la formación y la investigación, significa calidad del personal, de los programas y del aprendizaje; lo que a su vez implica, adecuación del ser y el quehacer de la educación superior. La universidad es una institución en cambio permanente encaminada a contribuir a la solución de las problemáticas de distintas áreas y sectores. Por ello los universitarios debemos reflexionar sobre nuestro quehacer. Es necesario cuestionarnos y evaluar nuestro desempeño, analizar la pertinencia de los resultados alcanzados en los diferentes procesos que desarrollamos. En este sentido debo enfatizar lo siguiente:

• La necesidad de dar cumplimiento a los planes de mejora y de los procesos que conllevan a la calidad centrada en las personas. Debemos prepararnos para la evaluación con el fin de certificar la calidad, acreditando nuestras instituciones y carreras que estén directamente ligadas con la vida humana y el desarrollo sostenible.

• Realizar la revisión y análisis curricular que garantice el egreso de profesionales técnica y científicamente más competentes, laboralmente más capaces, socialmente más integrados a los problemas de la población y personalmente más comprometidos con el desarrollo del país.

• Promover el desarrollo profesional de los académicos, si hay formación de alto nivel habrá calidad en los procesos. La aspiración debe ser alcanzar el máximo nivel académico, uno de los indicadores de calidad que posiciona a las instituciones.

• Estimular y promover procesos de innovación y emprendimiento en estudiantes y docentes, aspectos que responden a la formación integral.

• Fortalecer la cooperación solidaria y la colaboración internacional, pues, entre otros logros, la internacionalización comprehensiva permite el fortalecimiento de la calidad, la internacionalización del currículo, la movilidad, el trabajo conjunto y la consecución de recursos económicos

• Fortalecer la educación a distancia virtual en los procesos de formación profesional de pregrado, posgrado y en la educación continua. Con ello, brindaremos mayores oportunidades a la población que no puede acceder a programas presenciales en nuestros recintos.

• Fortalecer la investigación científica, incorporando las líneas prioritarias de país y promoviendo mayor articulación entre los investigadores mediante redes nacionales e internacionales que sean pertinentes, generando sinergias entre los centros e institutos de investigación para optimizar los medios y equipos tecnológicos.

• Fortalecer la extensión universitaria mejorando la capacidad de respuestas a las demandas de los diferentes sectores sociales.

• Promover la educación inclusiva, fortaleciendo la diversidad cultural y la interculturalidad con equidad y respeto y el acceso a las personas con discapacidad.

Visionar la universidad que necesitamos en Nicaragua me lleva a reflexionar sobre la estructura Universitaria, en cuanto a composición jerárquica, así como la estructura curricular, cultura organizacional y, particularmente, las relaciones que se establecen en los diferentes colectivos que conforman la comunidad universitaria y de esta con su entorno natural. Al respecto debo comentar que la estructura, tal y como se concibe en la Ley de Autonomía de las Instituciones de Educación Superior, es una estructura de poder sobre el otro, vertical, conformada por el Rectorado, las Facultades, Centros de Investigación, Departamentos, etc. Una estructura piramidal, que a simple vista no facilita las interconexiones e intercambio de comunicación en las distintas vías.

La situación descrita no es posible cambiarla en el corto plazo, porque implicaría modificar la Ley, la cual tiene muchas bondades para la educación superior nicaragüense y nos ha permitido en el pasado ser una trinchera de defensa frente a gobiernos antipopulares. No resulta pertinente correr riesgos sin antes tener asegurado el respaldo para que se hagan las modificaciones necesarias desde la perspectiva universitaria y con el consenso mayoritario de nuestra comunidad y en sinergia con los intereses populares.

Entonces, ¿qué hacer para dinamizar la comunicación y la retroalimentación y lograr una actitud positiva hacia las propuestas de cambio?, mi respuesta es aprovechar la situación caótica que se genera por la misma estructura organizacional, porque, de acuerdo con Briggs, J. y David Peat, (1999), para el ser humano, la creatividad significa ir más allá de lo que conocemos, llegar a la “verdad” de las cosas…todos nosotros estamos condicionados, necesariamente, por la sociedad (pag. 26). En efecto, debemos reflexionar si es la estructura o la actitud de las personas la que determina la dinámica de los procesos académicos y administrativos en las universidades.

Si bien es cierto, la estructura universitaria privilegia el poder sobre el otro, el gobierno universitario que surge de la visión de la Reforma de Córdoba es colegiado. En correspondencia con la democracia representativa, sus miembros son autoridades institucionales: Rectorado, Decanos y Directores de Centro, autoridades gremiales: Sindicato de Docentes y Sindicato de Trabajadores Administrativos y Representación del Movimiento Estudiantil de las Facultades y Recintos. No obstante, observo limitaciones para lograr el flujo de la comunicación e información y retroalimentación en el orden ascendente, descendente y horizontal, lo que es posible superar tal y como lo manifiestan Briggs, J. y David Peat, (1999) […] sólo abandonando las estructuras comúnmente reconocidas es posible una autoorganización creativa (p. 30), y que, además, cuando los distintos individuos se agrupan tienen un tremendo potencial creativo (p.87).

Siendo coherente con este planteamiento considero que es importante continuar estimulando, a través de la influencia sutil, la participación de toda la comunidad universitaria en los diferentes procesos. En este sentido cabe reafirmar que el Movimiento Estudiantil como fuerza mayoritaria y dinámica, y nuestras organizaciones gremiales establecidas son parte integrante y sustancial del gobierno universitario.

Al respecto, hemos dados pasos interesantes en algunos procesos, como por ejemplo en la planificación estratégica, la que ha venido mejorando en cuanto a la concepción de objetivos, estrategias, metas e indicadores, evidenciando compromisos para el logro de los mismos. Los procesos de evaluación institucional con fines de mejora, el desarrollo de los planes de mejora, la mejora curricular…Lo cual ha sido posible por la autoorganización alcanzada mediante el diálogo y el consenso en el máximo órgano de gobierno, de realizar los procesos con la participación plena de los miembros de la universidad. Se ha evidenciado la voluntad y disposición a la mejora continua con la observación y los aportes creativos que han manifestado los distintos estamentos universitarios.

La mejora continua es una condición para lograr la calidad de nuestro desempeño; además, debemos pensar en el futuro de nosotros mismo y en el futuro de los jóvenes que acuden a formarse en las profesiones que les ofertamos, por otra parte, tenemos un desafío que es formar profesionales competentes, creativos, participativos, cooperadores. Esto trae como consecuencia superar la concepción de las estructuras educativas tradicionales y hacer realidad lo que nos expresa Najmanovich:

[…] El sistema educativo de la modernidad se construyó desde una perspectiva jerárquica-piramidal basada en la obediencia, la planificación, y la transmisión “vertical” de saberes…Otros apuestan a romper el círculo vicioso y convertirlo en virtuoso, apostando a la ternura, al encuentro, al diálogo, a la creatividad y sobre todo a la alegría de aprender colaborativamente”. (Najmanovich, D. (s.f) p. 49-50).

Tenemos que hacer ingentes y continuos esfuerzos para lograr la creación de los círculos virtuosos, porque la estructura curricular es vertical, rígida, conformada por disciplinas, materias o asignaturas; fragmentando los aprendizajes y desde luego el accionar en el aula. Sin embargo, soy convencida que generando un clima de participación abierta, creativa, de reflexión sobre los cambios tecnológicos y la incertidumbre que los mismos generan, lograremos la sensibilización y la actitud positiva hacia los enfoques de aprendizaje cooperativo, cuestionadores, alineando las estrategias de aprendizaje con las estrategias de evaluación, asumiendo diseños curriculares pertinentes a cada territorio y creando las comunidades de aprendizaje que contribuyan a la visión holística de los procesos y, desde luego al poder compartido. Retomando lo que nos dice Najmanovich (p.51), la clave para poder hacerlo es darnos cuenta que hoy, y siempre, solo es posible enseñar y aprender cuando se produce un encuentro. No obstante, es perentorio impulsar la articulación efectiva entre las universidades, tenemos objetivos comunes pero la fragmentación no nos permite ser más efectivo, más eficientes, más pertinentes, desarrollando acciones de mayor impacto…

Lograremos la actitud positiva y la disposición de todos los miembros de la comunidad universitaria, juntando la mirada con sentido crítico, creativo, propositivo, fomentando el diálogo y escuchándonos sobre los diferentes puntos de vista de una situación o proceso que debamos cambiar o modificar para asumir el paradigma emergente y como nos dice Boff (2004), “sin entusiasmo no hay cambios ni atrevimiento para abordar prácticas innovadoras” (p.105).

Es necesario continuar fortaleciendo los procesos que nos permitan la articulación efectiva de las funciones y de estas con su entorno, como son: la docencia, la investigación, la extensión o proyección social, la internacionalización y la gestión, para ello se requiere la conducción de dichos procesos fomentando la ética del encuentro. De acuerdo con Briggs, J. y David Peat, (1999) una sociedad sana se nutre de la energía y la creatividad de sus miembros y, al mismo tiempo, les provee de valores, principios éticos y un sentido compartido del significado de la realidad (p. 108). Por ello, es importante la articulación efectiva entre los integrantes de cada nivel en la estructura universitaria y, entre las universidades.

Si tenemos una actitud positiva la estructura no debe ser el obstáculo para avanzar hacia la universidad que necesitamos en Nicaragua, con todo, debemos ser más inclusivos, tolerantes, fomentando el amor, el respeto a la diversidad, la armonía y la paz para lograr procesos educativos pertinentes, de calidad, contextualizados territorialmente. Con un accionar local, pero con una visión global de aprendizaje para la vida sin perder de vista que todo está interconectado con todo.

Según Capra, 1992 …nos hallamos en un estado de profunda crisis mundial…Una crisis compleja y multidimensional que afecta a todos los aspectos de nuestra vida: la salud y el sustento, la calidad del medio ambiente y las relaciones con nuestros semejantes, la economía, la política y la tecnología. La crisis tiene dimensiones políticas, intelectuales, morales y espirituales (pág.11).

Efectivamente el contexto convulsionado y altamente conflictivo nos estimula a continuar posicionando el sistema universitario nicaragüense sobre la base de la calidad en el desempeño de las funciones universitarias, siendo conscientes que debemos asegurar calidad científica, técnica y humana fortaleciendo los valores y principios, como la identidad institucional; la unidad con base en los objetivos; la cohesión; la convivencia pacífica; la solidaridad; la comunicación fluida, sincera y fraterna; la toma consciente de mayores compromisos frente a nuestra misión y visión, frente a nuestro pueblo, al Estado.

Todo ello, son condiciones que toda la comunidad universitaria debemos fortalecer y practicar en este nuevo contexto marcado por retos, desafíos e incertidumbres, más que favorables para generar procesos de cambio y fortalecimiento del quehacer de la educación superior y de la educación en general como sistema, en consecuencia, se nos abren grandiosas posibilidades de desarrollo para dar más al país. No obstante, es necesario, poner en perspectiva las urgencias de cambios:

La universidad debe ser más abierta, flexible, innovadora, inclusiva, multi, inter y transdisciplinaria, con un accionar pertinente y generadora de resultados útiles a la nación, a la región y al mundo.

Docentes con el perfil de mediador(a), líder(eza) y conductor(a) investigador(a), motivador(a), que emocione, con vocación, emprendedor(a), visionario(a), que forme al estudiante para el futuro…para la vida… para la incertidumbre, para aprender a aprender…

Un estudiante que sea investigador, innovador, emprendedor, crítico, propositivo; que asuma riesgos, abierto al cambio, competente, comprometidos socialmente, gestor, líder, generador de cambios.

Procesos Académicos: enfocados al desarrollo de competencias, a la generación de ciencia y tecnología con base a la investigación e innovación, al currículo de país, a la evaluación de aprendizajes, centrados en las personas, pertinentes y promotores de compromiso.

Nicaragua requiere que el sistema universitario sea competente, humanizado, que aporte al desarrollo humano sostenible, que contribuya a elevar el nivel de vida de las personas, que genere cambios y transformaciones en las diferentes esferas y áreas de desarrollo: Educación, Salud, Economía, Industria, Gestión de Riesgos y adaptación al cambio climático, la cultural, el deporte.

Debemos asumir compromisos de país, por ello, me permito cerrar mencionando los ejes que se han asumido en el Plan de Acción 2018-2028 para la Educación Superior para América Latina y el Caribe:
1. Papel Estratégico de la Educación Superior en el desarrollo sostenible de América Latina y el Caribe
2. La Educación Superior como parte del sistema educativo en América Latina y el Caribe
3. Educación Superior, diversidad cultural e interculturalidad en América Latina
4. Educación Superior, internacionalización e integración en América Latina y el Caribe
5. Rol de la Educación Superior de cara a los desafíos sociales de América Latina y el Caribe
6. Investigación científica y tecnológica e innovación como motores del desarrollo humano, social y económico para América Latina y el Caribe
7. A cien años de la Reforma de Córdoba. Hacia un nuevo manifiesto de la Educación Superior latinoamericana
8. Formación Docente

Cada uno de estos lineamientos, objetivos, metas y estrategias deben ser asumidos como propios, hay que interiorizarlo como insumos importantes en nuestra planificación estratégica, pero con iniciativa y, además, porque es necesario alcanzar resultados en las evaluaciones de 2021, 2025 y 2028.

Hoy estamos asumiendo el compromiso de la construcción de la universidad del futuro…la universidad que necesitamos en Nicaragua.

Rubén Darío nos dice:

“No dejes apagar el entusiasmo, virtud tan valiosa como necesaria; trabaja, aspira, tiende siempre hacia la altura”

 ¡A la libertad por la Universidad!