Un año después de la llegada de la pandemia del COVID-19 en América Latina, diversos ámbitos se han visto afectados, tanto sociales, económicos y educativos. La brecha digital y el escaso acceso a oportunidades han limitado el aprovechamiento educativo de millones de niños en la región.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), los gobiernos deben calcular los costos de los sistemas educativos nacionales y garantizar la protección de la educación como un derecho humano fundamental, aprovechando el componente transformador de la educación. Para la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la educación es clave para el desarrollo personal y el futuro de las sociedades.
Con el fin de reflexionar sobre la situación de escolaridad a nivel nacional y las estrategias de educación que se deben implementar ante la pandemia del COVID-19, Dora Díaz Quintero, jefa de la Unidad de Gestión de la Investigación Científica, Pedagogía y Ciencias de la Educación (UGIC-UNAH), participó en el programa de entrevistas Café Presencia.
Migración y acceso a la virtualidad
Díaz Quintero expresó que según el artículo de “Política de Educación Reconstructiva: una necesidad sentida y prescriptiva a la inserción integral para la niñez y adolescencia – familia migrante, caso Honduras. (PLA CLACSO 2020)”, el número de niños y adolescentes migrantes retornados a Honduras desde el 2015 al 2020 asciende a 35,895, lo que indica que unas 4,386 familias llevan a sus hijos de distintas edades a la ruta migratoria, lo que ha repercutido en la educación, específicamente en los indicadores de deserción.
Según la experta, la pandemia del COVID-19 ha incrementado la deserción y la reprobación por el acceso limitado que existe a una educación virtual. Informes revelan que, en el 2020, dos millones de niños(as) no tuvieron acceso a la educación. “Este fenómeno de la migración es un fenómeno que está incidiendo en el acceso porque estos niños son retornados, pero no entran a los centros educativos. Para darle algunos datos, vemos que en la pandemia se dieron 700,000 niños y niñas abandonados. Pero súmele a esa cantidad 2 millones que no tuvieron acceso”, detalló.
Asimismo, explicó que el problema de la educación se está centrando en el contexto de la pandemia por factores asociados a la falta de acceso a la virtualidad, por la pobreza y los procesos migratorios en Honduras. Una problemática que destacar es la de la brecha digital, ya que solo una porción de los ciudadanos cuenta con internet y un porcentaje menor tiene computadora. El ausentismo se está radicando más en el tercer ciclo, que es quinto, sexto y séptimo. En este ciclo se concentra el 46% de los jóvenes que no están en la escuela. De ese 46% el 4% dejó la escuela para ir a trabajar y un 28% no quiere seguir estudiando.
“Hay una situación también psicoafectiva en la niñez y adolescencia que hay que atenderla y ese otro 14% son por varios factores. En los procesos de migración están saliendo los jóvenes de 12 a 17 años. Allí se están concentrando los flujos migratorios. La educación está viviendo un hito en la página de la educación hondureña”, manifestó la experta.
Algunas propuestas
Para Díaz Quintero, el aspecto económico está incidiendo de forma significativa en el acceso a la educación, por lo que la población está decidiendo migrar. En el 2019 el promedio de escolaridad del ciudadano hondureño era del séptimo grado, pero que, en el contexto de la pandemia, este promedio ha retrocedido a por lo menos un año. Una propuesta que como investigadora hace a la Secretaría de Educación es la de la “educación reconstructiva”, es decir, una educación que pueda nivelar la economía a través del emprendimiento con una educación técnica. Se debe establecer una política de estado para que se implemente la educación técnica.
“Lo que requiere el país es que se trabaje de una manera multidisciplinaria. La educación técnica está muy descuidada en nuestro país. Estos niños que quedan sin ir a la escuela, que son retornados porque no hay un procedimiento que los pueda acoger, a nivelar, quedan en ese porcentaje de deserción escolar. Y es preocupante. La medida que yo siempre he estado discutiendo y dando a conocer es la formación docente, es una de las aristas. No verla como una capacitación terminal, la formación docente debe ser una política de estado y lo dice la ley fundamental de educación en uno de sus artículos, mencionar articular la formación inicial y permanente”, expresó Quintero.
“Políticas de inversión, en educación es lo que se tiene que hacer, invertir en educación, la formación docente de manera articulada entre lo inicial y permanente”, finalizó la académica.
Conozca a Dora Quintero
Dora Suyapa Díaz Quintero cuenta con un Doctorado en Ciencias Sociales en Gestión del Desarrollo Humano por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), una maestría en Investigación Educativa y una Licenciatura en Pedagogía con Orientación en Planeamiento y Administración de la Educación (UNAH). Tiene experiencia como jefa de la Unidad de Gestión para la Investigación Científica en el Departamento de Pedagogía; jefa de la Unidad de Estadística en la Dirección Departamental de Educación Francisco Morazán, y jefa del Departamento de Investigación en INICE (Instituto Nacional de Investigación Educativa).
Ha trabajado como investigadora en publicaciones científicas entre ellas el "Artículo Política de Educación Reconstructiva: una necesidad sentida y prescriptiva a la inserción integral para la niñez y adolescencia – familia migrante, caso Honduras". (PLA CLACSO 2020) y el artículo “La inserción a la docencia: una política pendiente en el marco de un sistema de formación permanente en Honduras”; Volumen 6; revista Conocimiento Educativo. Indexada en Latindex y Lamjol. 2019
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