A 346 años de su fundación, la USAC se caracteriza por haber forjado cambios estructurales en el país; por retribuir sus conocimientos a la población; por ser un baluarte de la ciencia, la academia y la cultura. En su largo trayecto, ha superado embates políticos que intentaron silenciarla, para reconfigurarse constantemente y adaptarse a distintos contextos.
El surgimiento de la única universidad pública en Guatemala conlleva la búsqueda recurrente de una educación de calidad. Tras más de un siglo de haberse solicitado, la tan anhelada universidad se hizo realidad el 31 de enero de 1676; sin embargo, se necesitaba estructurar su organización, seleccionar a los catedráticos que impartirían las clases y crear los principios que la regirían. Este trabajo fue llevado a cabo, en gran parte, durante los primeros diez años de la institución.
Primeras oposiciones
De acuerdo con Mata (2015), se tiene noticia de las primeras convocatorias para impartir la docencia universitaria el 2 y 5 de noviembre de 1677, un año después de la fundación de la casa de estudios. Fueron colocadas en lugares públicos, como edificios e iglesias, en México y el Reino de Guatemala.
Como requisitos para optar a las cátedras, estaban ser titulado de un grado mayor o menor, acudir en el plazo establecido, obtener la mayoría de votos y no cometer el delito de ganar votos con los calificadores. Después de varias controversias y contratiempos, las oposiciones concluyeron el 16 de julio de 1678.
Tras pugnas y alegatos de las órdenes religiosas con respecto a quienes se postularon en las oposiciones, el 2 de diciembre de 1680, la junta universitaria decidió que los estudios iniciarían el 7 de enero de 1681 en Santiago de los Caballeros. La asignación de materias se realizó el 13 de diciembre de 1680.
Según indica Mata (2015), cinco días después de la deliberación de la junta universitaria, se pronunció el discurso del inicio de clases, el cual se escuchó en la Plaza de San Pedro, Plaza Mayor, plazas del Barrio San Sebastián, Barrio de Santo Domingo, Plazuela y Cementerio del Convento de Santo Domingo, así como en las puertas de la universidad.
Primeros graduados
Como hecho relevante, durante 1683, obtuvieron el grado de bachiller 16 estudiantes. Las calificaciones que se otorgaban eran “suficientísimo”, “más que suficiente” y “suficiente”. Durante ese año también surgieron inconvenientes con las inasistencias de catedráticos de Prima de Filosofía y Vísperas de Teología, lo cual provocaba que los estudiantes completaran su formación en el colegio jesuita. Este problema fue resuelto en 1684 mediante una junta universitaria.
Redacción de las Constituciones
El año de 1686 representó un avance significativo para la vida universitaria, puesto que dejó de ser dirigida por la Junta de Fundación y conformó su propia administración.
El 17 de octubre de ese año la universidad recibió 10 reales cédulas que permitieron mejorar el funcionamiento de esta casa de estudios. Como parte de los documentos, fueron aprobados los estatutos que realizó Francisco de Sarassa y Arce. Además, se nombraba como primer rector al doctor José de Baños y Sotomayor, así como a catedráticos. También se designaba la administración de los bienes universitarios a cargo de Sarassa y Arce.
Según apunta Mata (2015), las reales cédulas trajeron la tradición española a la Universidad de San Carlos de Guatemala:“A partir de entonces la Universidad de San Carlos entraba a formar parte de la Universidad de Occidente, pues ya contaba con el cuerpo legal de su régimen: los estatutos, con el ejecutivo de la vida universitaria, y con el cuerpo de catedráticos, que si bien no había llegado aún a estas tierras —vinieron en la primera mitad de 1687— su designación era un hecho y con ello la docencia universitaria entraría en su fase de plenitud, recibiendo directamente la tradición de la Alma Mater española del siglo XVII” (p. 213).
Sobre los textos que sirvieron de base para la redacción de las Constituciones, Mata (2015) menciona: “Basáronse las Constituciones redactadas por Sarassa y Arce en las llamadas Constituciones Palafoxianas de México, editadas en 1668 y probablemente las Nuevas Constituciones de la Universidad de Salamanca, edición de 1625, que sirvieron de pie a las Mexicanas” (p. 237).
Para Mata (2015), Sarassa y Arce era un destacado intelectual que perfiló la ideología de la universidad. Fue oidor de la Audiencia de Guatemala, alcalde de la Corte y del Consejo de su majestad.
Como parte de sus méritos, el autor menciona que logró sacar a la institución de la crisis económica y organizativa en que se encontraba:
“Sarassa y Arce recibió la Superintendencia y Rectoría sin haber un solo estatuto o reglamento universitario, con un riquísimo caudal de deudas, sin un solo anaquel para archivos, con las arcas exhaustas y con la empresa de investigar cobros y recibos hasta por más de 102 años” (Mata 2015, p. 226).
Otras obras Sarassa y Arce, al ser nombrado juez superintendente rector, se dedicó a redactar las Constituciones: “En 29 días llevó a cabo la feliz obra inspirada en las Constituciones de la Imperialis Univesitae Mexicana, y retocadas con la exuberante vitalidad de las aulas salamantinas, agregando y quitando siempre según y conforme lo requerían estas provin¬cias” (Mata, 2015, p. 227).
El documento fue enviado al Consejo de Indias para su aprobación y fue la base que regiría el desempeño de la universidad.Según apunta Mata (2015), era un intelectual visionario para su época, se opuso a la subasta de bienes universitarios a favor de españoles y extranjeros, fue defensor de los indígenas e impidió que los mismos fueran expropiados de tierras. Asimismo, hizo efectivos los legados que le pertenecían a la USAC.
Promovió la inclusión de los indígenas en la universidad, proclamó que todos podían ingresar a la misma y obtener los grados académicos, también incluyó la enseñanza de lenguas indígenas en la institución.“El indigenismo de Sarassa y Arce, tiene todavía un aspecto de mayor valorización universitaria, y es que en el plan de estudios por él formado elevó al alto rango de facultad la docencia de las lenguas indígenas, realizando en esta forma el simbólico mestizaje de dos culturas en las aulas…” (Mata, 2015, p. 229).
Como parte de sus acciones, también declaró la libertad de cátedra en la Facultad de Filosofía:
“En esta cátedra alternativamente se lean doctrinas contrarias; de manera que en un curso se lea la doctrina de Santo Tomás; y en otro la de Escoto, Vásquez, Suárez, Hurtado o los Coninbricenses, o lo que al CATHEDRATICO QUE HUBIERE DE LEER LE PARECIERE, COMO NO SEA LA DEL CURSO ANTECEDENTE” (Mata, 2015, p. 230).
La universidad es declarada pontificia
Con el trabajo de Sarassa y Arce, la Universidad de San Carlos fue reconocida con el título de pontificia, que la equiparaba con las universidades de Salamanca, Alcalá y Valladolid. Mediante esta distinción, la universidad adquiría el carácter de internacional, los títulos otorgados eran reconocidos en el resto de universidades y también se podían impartir cátedras en las mismas.
El proceso para obtener este reconocimiento conllevaba la realización de una bula, la misma estuvo a cargo del papa Inocencio XI, otorgada por Carlos II. El documento donde constaba el acto fue entregado el 18 de junio de 1687, llegó a Guatemala en diciembre del mismo año y fue entregado al rector el 28 de ese mes.
¿Cómo se conformaba la universidad?
La administración universitaria se integraba principalmente por el rector, maestre escuela y Claustro Pleno Doctoral:
Rector: tenía a su cargo llevar a cabo todas las acciones que fueran convenientes para el desarrollo de los estudios, con base en los estatutos. Autorizaba los grados de bachiller, revisaba el estado económico de la universidad, duraba un año en sus funciones, para ganar la rectoría debía obtener mayoría de votos en la elección realizada por los consiliarios, y la mitad de ellos debían ser bachilleres pasantes.
Únicamente podían ser rectores quienes tuvieran el grado de doctores en Leyes, Cánones, Teología o Filosofía, eran designados por un Consejo Electoral. Era un cargo de alto honor, no podía renunciar ni dejar de aceptarlo, ya que perdía el título académico y el grado, además, pagaba una multa de 300 pesos. El salario se obtenía de las propinas que se pagaban por los grados, según expone Mata (2015).
Maestre escuela Su función principal era mantener la cultura humanística entre clérigos y ministros menores de las catedrales. Debía ser al menos bachiller en Filosofía o Derecho. Velaba por que los grados e incorporaciones cumplieran la calidad para ser internacionales, así como la calidad docente y científica. Se encargaba de reunir y presidir el Claustro Pleno ante la vacante del rector, para organizar la nueva elección. Debía ser graduado de licenciado o doctor y era designado por la Corona.
Claustro Pleno Doctoral
Se encargaba del gobierno administrativo y económico de la universidad, estaba conformado por varias corporaciones:
Claustro de Consiliarios. Se integraba por cuatro doctores, un maestro en Artes y tres bachilleres pasantes. De acuerdo con Mata (2015), estos cargos se ejercían ad honórem, los bachilleres debían tener una edad mínima de 20 años. Los cargos eran irrenunciables.
Claustro de Diputados de Hacienda
Entre sus funciones estaba cuidar la economía de la universidad. Lo conformaban cinco catedráticos propietarios, el cargo también era irrenunciable.
Claustro Ordinario. Resolvía todos los asuntos que no correspondieran a los demás claustros. Estaba compuesto por un mínimo de diez doctores. A este debían asistir todos los doctores y maestros con voz y voto.
Claustro Pleno
Era el máximo órgano universitario. Discutía sobre los asuntos más relevantes para la universidad, cuando los claustros no llegaban a un acuerdo o requerían una resolución. Entre otras funciones, tenía reconocer al rector y supervisar el desempeño de los empleados universitarios.
Referencias
Sagastume Gemmell, M. A. (s.f.). Síntesis histórica. Guatemala.
Mata Gavidia, J. M. (2015). Fundación de la Universidad en Guatemala (1548-1688). Guatemala: Editorial Universitaria.
Cazali Ávila, A. (2010). Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala: época republicana (1821-1994). Guatemala: Editorial Universitaria.
Rodríguez Cabal, J. (1976). Universidad de Guatemala: su origen, fundación, organización. Guatemala: Editorial Universitaria.
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