Investigadores de la Facultad de Ciencias Agropecuarias (FCA) de la Universidad de Panamá, sede de Chiriquí, desde el 2006 trabajan en un programa de producción de arroz mediante el empleo de semillas identificadas como FCA-616 FL. Se trata de una variedad de semillas introducidas al país en el mencionado año, como línea experimental a través del Vivero Internacional de Observación del Fondo Latinoamericano para el Arroz de Riego (VIOFLAR).
El ingeniero Norberto Pittí, encargado de la Sección de Semillas de la FCCA-Chiriquí revela que las semillas FCA-616 FL, que se venden a productores nacionales, generan 60 millones de dólares anuales, lo que equivale al 30% de la producción nacional.
Barnes señala que las semillas FCA-616 FL se presentan ante el Comité Nacional de Semillas, conformado por cuatro entidades certificadoras: el Instituto de Innovación Agropecuaria de Panamá (IDIAP), la Facultad de Ciencias Agropecuarias (FCA), y dos empresas privadas; Grupo Calesa (organización agroindustrial de mayor tradición en Panamá, dedicada a la producción y comercialización de arroz y otros rubros) y Agrosilos, S. A.
Barnes agrega que una vez las semillas FCA-616 FL son presentadas ante el comité nacional, se establece que la venta solo incluirá a los productores acreditados, es decir, aquellos que forman parte del comité.
El decano de la FCA sostiene que, como parte de la autogestión, el dinero que se recauda se usa para la investigación. El presupuesto con el que cuenta la FCA para este proyecto es de alrededor de 1 millón de dólares.
La producción se hace con fines comerciales y genéticos. En lo referente al ámbito genético, se trata de semillas de alta calidad molinera.
El investigador agrónomo, y profesor en la FCA, sede de Chiriquí, ingeniero Juan Sánchez, en entrevista con el Semanario La Universidad asegura que el aporte que hace la universidad garantiza la producción de alimentos para la población.
Agrega que las semillas FCA-616 FL son una variedad de arroz que posee ciertas características ambientales, capaces de soportar el estrés hídrico. El tiempo de producción es de 115 días. La planta de arroz tiene una altura que oscila entre 1.15 a 1.50 metros, dependiendo del suelo y la fertilidad del grano.
Aclara que los campos utilizados para la siembra los clasifican según el tipo de grano. Por ejemplo, hay un área específica en la que se produce la semilla básica con miras a registrarla; en otra parcela la semilla certificada. Además, disponen de otras superficies para la producción comercial cuyo terreno es más extenso.
En lo concierniente a la investigación, la superficie está localizada en un lugar distante al terreno donde se produce la semilla básica. En esta área se utiliza maquinaria agrícola debido al tamaño del terreno que oscila entre 20 a 30 hectáreas.
En referencia a la semilla de categoría registrada y certificada se trabaja en una superficie más grande.
El espacio donde se produce la semilla comercial es de mayor extensión territorial. El experto explica que el terreno mide 120 hectáreas. Una vez cosechado el grano se entrega y se vende a los molinos del área.
Uno de los beneficios que ofrecen las semillas que produce la FCA, además de crecer en medio de la escasez de agua, es su resistencia ante ciertas enfermedades e insectos.
Sánchez asegura que las semillas FCA-616 FL le ofrecen al productor nacional confianza por ser altamente productivas. En una hectárea la producción puede llegar hasta 150 quintales.
En algunas regiones del país ha logrado alcanzadar 250 quintales por hectárea.
Antes del incremento de los insumos, el costo de producción promediaba alrededor de mil 800 dólares por hectárea. Hoy, el precio de los fertilizantes y ciertos pesticidas aumentó entre 2 mil 400 a 2 mil 500 dólares por hectárea, aproximadamente.
El enemigo de las semillas es el propio suelo, las plagas y el ambiente. Algunos insectos de suelo se alimentan de las raíces del arroz, otros del follaje. Además, facilitan la entrada de enfermedades causadas por bacterias y virus. Para controlar este tipo de plagas y enfermedades el control se basa en el uso del Manejo Integrado de Plagas (MIP) y aplicando pesticidas lo menos posible.
Actualmente, se utilizan organismos microeficientes benéficos. Es decir, bacterias y hongos benéficos. Este tipo de control resulta ser más amigable con el ambiente con el inconveniente de que el efecto, en lugar de ser inmediato, se extiende por más tiempo.
Hoy están mejorando las semillas. La idea es trabajar con simientes más depuradas, argumentó Sánchez. Lo que se busca es que las semillas adquieran mayor tolerancia frente a las plagas y las enfermedades. También es necesario reforzar la variedad mejorada con las características ya conocidas como: tolerancia, estrés hídrico, mayor uniformidad en la maduración, resistencia a plagas y enfermedades, para que la variedad se pueda usar por más tiempo.
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