La rectora de URACCAN, Dra. Alta Hooker, participó esta mañana en calidad de panelista en el tercer conversatorio internacional, titulado “La labor de los pueblos indígenas en el marco de la emergencia de salud”, el cual fue promovido por la Universidad Autónoma Indígena Intercultural (UAIIN) de Colombia y se transmitió en vivo a través de Facebook, alcanzando más de 2000 reproducciones.
La actividad fue moderada por el Mayor Libio Palechor, coordinador pedagógico de la UAIIN, y también contó con las reflexiones de Henry Caballero, de Colombia; Benicio Quispe, de Bolivia; Gustavo Tenesaca, de Ecuador; Catrine Ringhus, de Noruega. El conversatorio duró dos horas y generó numerosas reflexiones en torno a la situación actual que enfrentan las comunidades indígenas y afrodescendientes en el contexto de la pandemia conocida como coronavirus.
Puntos en común que hermanan y solidarizan
Tanto el moderador del conversatorio como los cinco panelistas coincidieron en que, a pesar de los diferentes contextos multiétnicos que representa cada uno, todos comparten un pasado y circunstancias comunes que los hermanan y solidarizan.
Los pueblos originarios de América Latina y el mundo, aseguró el indígena colombiano Henry Caballero, “padecimos la opresión colonial; compartimos una presencia de lucha por nuestras culturas y nuestros derechos; vivimos en desigualdad de condiciones; continuamos reclamando el cumplimiento de los acuerdos estatales y el acceso a los servicios de salud, educación, trabajo.”
Esta pandemia puso de relieve la espiritualidad indígena, concordaron los panelistas, puesto que a través de la crisis que generó se está tomando consciencia del valor de la Madre Tierra, de la comida natural, de la vida, de la familia, del abrazo, de la complementariedad y la solidadridad humana, todo lo que es propio de la filosofía de nuestros pueblos originarios.
La crisis desnudó la desigualdad en todos los niveles
El indígena aimara Benecio Quispe inició su intervención asegurando que lo que nos caracteriza a todos hoy día es el miedo generalizado, la paralización ante el encierro y el aislamiento. Esta crisis, sostuvo el boliviano, “desnudó la desigualdad a todo nivel: el Estado actúa en función de cálculos económicos, de cálculos políticos; el sistema de salud está centralizado, no puede resolver los problemas de toda una comunidad, donde los desprotegidos mayormente son los indígenas.”
Esta crisis, continuó reflexionando Benecio, “está siendo instrumentalizada para propósitos geopolíticos que solamente benefician a una minoría que pretende controlar la economía mundial y explotar libremente los recursos naturales globales, los cuales en su mayoría pertenecen a los pueblos indígenas”.
Parte de esas desigualdades, afirmó el indígena ecuatoriano Gustavo Tenesaca, se manifiestan en las medidas educativas y económicas estatales que, por un lado, decretaron la virtualidad en un Ecuador donde los indígenas no tienen acceso a la tecnología ni al Internet; y, por otro, se continúa la agenda extractivista, pues los proyectos mineros en la Amazonía continúan operando.
Ecurunari, movimiento indígena que dirige Tenesaca, está pidiendo medidas correctivas al Gobierno, porque la educación juega un papel fundamental en la prevención del COVID-19. A pesar de la emergencia global, la explotación de los territorios indígenas no ha parado.
La solución está en la Madre Tierra, aseguró Tenesaca, "y en nuestras costumbres ancestrales. Ahora que se está entrando en una crisis alimentaria, debemos generar ingresos económicos en nuestros territorios, por eso retomamos los trueques solidarios y estamos implementando nuevos espacios de comercialización justa entre el consumidor y el productor, sin intermediarios".
Compartiendo la experiencia indígena de Noruega
Catrine Ringhus, asesora de Fondo de Asistencia Internacional de los Estudiantes y Académicos Noruegos (SAIH) y especialista en estudios latinoamericanos, compartió la experiencia del indigenismo en ese país escandinavo en el contexto de la COVID-19, específicamented en el pueblo Sami.
Según Ringhus, los indígenas samis tienen acceso a la información y los servicios públicos igual que todos los ciudadanos noruegos. Toda información, por ley, debe publicarse en las lenguas de estas etnias y divulgarse en todos sus territorios.
El problema para los indígenas samis radica en que sus territorios están compartidos entre cuatro países (Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia) y, dado que su sobrevivencia se basa en la pesca y la caza de renos, se desplazan constantemente, al ritmo que estos mamíferos. Sin embargo, con la crisis de salud, están teniendo grandes conflictos que afectan su cultura y su sistema alimentario.
En este sentido, la Dra. Alta Hooker, tamibén planetó el problema transfronterizo que tienen todos los pueblos indígenas, puesto que, en el caso de la Costa Caribe, están entrando por puntos ciegos muchos ciudadanos hondureños y costarricenses, lo cual multiplica las posibilidades de contagio por coronavirus.
A pesar de los riesgos de la pandemia y dada su vulnerabilidad alimentaria, Noruega abrió sus fronteras para quienes trabajan en agricultura. Ese país no viviría sin los migrantes y sin la importación de alimentos. De ahí que Ringhus afirmara que, ante el colapso económico, es fundamental aprender de la cultura ancestral de los pueblos indígenas, porque “nuestro continente quedó muy por detrás de ustedes, debemos aprender a Vivir Bien, en armonía con la naturaleza, como es la filosofía de las comunidades originarias de América.”
Rectora de URACCAN cerró con broche de oro
El conversatorio cerró con broche de oro, pues culminó con la intervención de la Dra. Alta Hooker, quien fue recibida con grandes muestras de cariño por los demás panelistas, por el moderador y quienes participaron en calidad de espectadores. Entre las palabras con que se refirieron a ella, destacan “hermana”, “madre”, “guía”.
La Dra. Hooker contextualizó el caso de Nicaragua, donde “la mayor parte de los pueblos indígenas y afrodescendientes conviven en la Costa Caribe, que representa el 52% del territorio nacional”, y donde aún no se reporta ningún contagio por coronavirus, según reportes del Ministerio de Salud (MINSA).
La URACCAN junto a los líderes comunitarios del Caribe Norte han coordinado esfuerzos con el MINSA para dar respuestas integrales a los pueblos indígenas, que, además de la amenaza COVID-19, presentan altos índices de Malaria, Dengue y VIH-Sida.
Además, explicó la rectora de URACCAN, “para abordar la situación de salud en las comunidades, compartimos una red comunitaria formada por la partera, el líder comunitario, el auxiliar de salud, el colaborador voluntario de la malaria, el maestro y el pastor, quienes han estado en coordinación directa y constante con el sistema de salud en talleres y capacitaciones.”
Nuestras comunidades, en el contexto de la crisis, sienten preocupación “en cuanto a las defunciones. Les preocupa cómo podrán llevar a cabo el luto, el velorio, la despedida, especialmente si son ancianos”, señaló la Dra. Hooker. Todo esto tensiona y causa un choque cultural fuerte. Ahí surge la importancia de la medicina natural, de los baños rituales, de las limpias, de las ceremonias espirituales y en todo el sistema de creencias ancestrales que mantienen el equilibrio natural.
“La URACCAN sigue en coordinación con los médicos tradicionales y jefes en cada territorio, para ver cómo avanzamos en la solución de estos problemas”, explicó la rectora, para lo cual dicha institución está trabajando en un protocolo de atención intercultural, de tal manera que el sistema de salud pueda entender la necesidad y aspiraciones de estos pueblos. En todo este proceso han jugado un papel fundamental las radios comunitarias de URACCAN, cuya cobertura llega hasta las etnias indígenas y afrodescendientes de la Costa Caribe, tanto por su alcance como por la divulgación de información en sus respectivas lenguas autóctonas.
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