La pandemia por Covid 19 y el conflicto entre Ucrania y Rusia son dos elementos externos que agudizaron el precio de los productos de la canasta básica en El Salvador, pero también hay una serie de problemas profundos que tiene que ver con la estructura económica salvadoreña y que es responsabilidad del Estado hacer acciones que contribuyan a superar la difícil situación económica y reducir las brechas de desigualdad social.
Esta fue una posición planteada por el docente, investigador y coordinador del Centro de Investigación Multidisciplinaria de la Facultad Multidisciplinaria Occidental, de la UES, M.Sc. Walter Fagoaga, durante una entrevista con El Universitario al exponer los resultados de la investigación denominada “Impacto del aumento en los precios de la canasta básica”, la cual demuestra que “la pobreza sí creció”.
El estudio se realizó desde una perspectiva sociológica con el objetivo de deducir el impacto generado por el aumento de los precios de los productos de la canasta básica en la economía familiar en la zona occidental del país. Para ello, se desarrolló una metodología de tipo cuantitativa que consistió en realizar una encuesta a más de mil 500 personas de los departamentos de Ahuachapán, Sonsonate y Santa Ana. La investigación tiene un nivel de confianza del 97 %.
Este trabajo de investigación se desarrolló entre enero y junio de 2023 en conjunto con estudiantes que estaban cursando el Seminario sobre Coyuntura Económica, de la Licenciatura en Sociología, y estudiantes de otras carreras; esto también como una muestra de la articulación entre las áreas sustanciales de la educación superior, que es la docencia, investigación y proyección social.
Principales resultados
Según los resultados de la investigación, las personas gastan entre el 60 y el 70 por ciento de sus ingresos en la compra de alimentos, por tanto, las afectaciones del aumento se dieron en áreas como la alimentación, educación, vivienda, pago de servicios básicos, calzado y vestuario, recreación familiar, transporte, entre otros.
El aumento en los precios de los alimentos, principalmente en productos como frijoles, leche, huevos, carne, entre otros, crea una crisis de poder adquisitivo, ya que el dinero se reduce significativamente, esto a criterio del sociólogo.
La nutrición es uno de los aspectos más afectados por el aumento en los precios de la canasta básica, ya que al consultarle a las personas qué alternativas tomaron frente a esta situación, se evidenció que redujeron tiempos de comida y el consumo de productos como carne y huevos; pero que mantuvieron el consumo de tortilla y café. “Estos impactos lo que generan en la alimentación es racionar la proporción de alimentos”, dijo Fagoaga.
Otro impacto expuesto por el investigador fue el aumento en los servicios de la energía eléctrica y el agua. “Hay aumentos que a pesar de que en la política pública y en el espectro público se había manejado de que iba a reducir la luz, pues la gente no vio reflejado ese cambio”, indicó.
El académico también señaló que en la educación se vio ese impacto debido a que madres y padres de familia optaron por trasladar a sus hijos e hijas de colegios privados a escuelas públicas.
Al aumento de los precios de los alimentos se sumó el aumento en el precio de la gasolina, razón por la cual muchas personas dejaron de usar sus vehículos y empezaron a transportarse en buses.
A esto también se suma que muchas personas dejaron de usar su dinero en la recreación familiar, algo que a criterio de Fagoaga “tampoco lo tenemos que llevar al plano de ser una sociedad cosificada”.
Este impacto también se vio en el tema de la vivienda, pues “muchas personas dejaron de pagar sus casas… y muchos tuvieron que buscar otras alternativas de vivienda”, en un país donde el precio de la vivienda es cada vez mayor y no hay forma alguna de garantizar que las compra-venta se hagan de acuerdo a los precios de los avalúos.
Estos son algunos de los rubros afectados debido al aumento en los precios de los alimentos de la canasta básica, esto de acuerdo al estudio que pretende comprender la economía desde una perspectiva integral y “como un ente importante de atención a la vida pública y, de cara al futuro, ir pensando alternativas donde la economía no se convierta en un factor de ejercicio de la violencia”, dijo el investigador de la FMOcc.
Causa de la pobreza y responsabilidad del Estado para superarla
Es preciso mencionar que esta situación se debe en buena parte a una serie de factores que se han dado a lo largo de la historia salvadoreña y que están relacionados con la estructura económica salvadoreña. Entre estos, el experto destacó una baja producción agrícola debido, en buena medida, a los desplazamientos de las personas de las zonas rurales hacia la ciudad y que, en muchos casos, generó zonas de marginalidad, limitando con ello el acceso a los alimentos. “Un país que no produce alimentos va a estar condenado al sufrimiento”, dijo Fagoaga.
Además de esto, también están los bajos salarios que hay en los trabajos agrícolas del campo, la migración de las juventudes de las zonas rurales hacia los Estados Unidos, la ausencia de políticas públicas que potencien la producción agrícola, el aumento de importación de alimentos de otros países de la región, una economía basada mayoritariamente en servicios y el trabajo por cuenta propia sin prestaciones sociales debido a la falta de empleo digno, la acumulación de las riquezas en pequeños grupos de poder, entre otros, indica el estudio.
Con todo este cúmulo de aspectos que se han dado a lo largo de la historia salvadoreña, el experto aseguró que “se quiere combatir la pobreza, pero realmente se está combatiendo a los pobres que son quienes están padeciendo este tipo de modelo”.
Frente a esta compleja situación y para abordar todos estos problemas, Fagoaga señaló al Estado como “el principal ente articulador de la sociedad, y quien lo representa en turno, que es el gobierno, es el que tiene que velar directamente por eso”, dijo.
Tomando en cuenta el importante rol del Estado para superar una realidad económica que genera y mantiene patrones de marginación, exclusión, desigualdad y extrema pobreza, el sociólogo planteó la necesidad de contar con un modelo económico alternativo que permita el desarrollo social, pero para ello es necesario una serie de acciones como una reforma fiscal que “realmente toque lo que se tiene que tocar. Hay que tocar sectores de la economía que no se quieren dejar tocar… hay que crear condiciones, las cuales no siempre se quieren abordar”, añadió.
Además, sostiene que se deben propiciar algunas condiciones como la creación de empleos dignos con salarios justos que estén de acuerdo a la realidad y al costo de la vida para superar la migración y la idea de que el trabajo por cuenta propia es la única forma de sobrevivir, así como una política pública que tecnifique el sector agrícola.
Para el investigador, estas acciones deben responder efectivamente a la orientación de una política económica que permita superar las condiciones de desigualdad, articular esfuerzos de sectores que puedan hacer que el país avance, la creación de visiones de desarrollo alternativo, académico con un enfoque de clase, y una perspectiva de la economía en función del pensar y sentir de la población, “eso es lo que tiene que buscarse y no es una tarea fácil porque necesita grandes liderazgos”, planteó el estudioso.
La investigación “Impacto del aumento de los precios de la canasta básica” es un esfuerzo realizado desde el Centro de Investigación-Multidisciplinaria Editorial de la Facultad Multidisciplinaria Occidental de la UES, donde participaron los investigadores Walter Fagoaga, Carlos Arturo Fajardo, Obed Mejía; y el grupo de estudiantes: Cristina del Carmen Ticas Paula, Rodrigo Natanael Jiménez Arcia, Krissia Isabel Barrera Monterroza, Erick Antonio Alfaro Estrada y Luis José Godoy Cotto.
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