Un año más que la comunidad universitaria conmemora el 26 de junio de 1980, una fecha dura en la historia universitaria en la que se recuerda con dolor y deseos de justicia la intervención y ocupación de las fuerzas militares a la UES.
Ese 26 de junio las instalaciones del campus central y la sede oriental, en San Miguel fueron asaltadas, pero este operativo inició unos días antes, específicamente el 13 de junio en la sede occidental, en Santa Ana. Esa fue la intervención más larga que ha sufrido esta casa de estudios, ya que tuvo una duración de cuatro años, hasta que fue devuelta un 22 de mayo de 1984.
Con la intervención a las instalaciones de la UES, también se llevó a cabo una fuerte destrucción de equipos de laboratorio y de bibliotecas, y daño a la infraestructura, que tuvo un costo aproximado de 30 millones de dólares. Esta situación llevó a la UES y a toda su comunidad a vivir un duro y oscuro periodo de exilio de cuatro años.
A pesar del perjuicio social con la violación a la autonomía universitaria y las pérdidas materiales que generó la intervención de ese año y las demás, cabe señalar que ningún gobierno se ha responsabilizado en pagar por los daños ocasionados a las instalaciones universitarias, reponer los equipos y la destrucción de las bibliotecas.
Además de la destrucción material, la comunidad universitaria también sufrió el asesinato y desaparición forzada de personas de esta universidad a manos de las fuerzas militares que cumplían órdenes de la Junta de Gobierno y de un grupo de oficiales del ejército.
Según estimaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, esta acción militar dejó al menos 27 muertes, 25 personas heridas y un promedio de 200 capturas.
El presidente de la Asamblea General Universitaria y coordinador de la Comisión de Memoria Histórica de la UES, Ing. Carlos Villalta recordó que esta fecha representa el “compromiso y la dedicación del personal universitario en la defensa de la autonomía universitaria. Se debe mantener viva la memoria de aquellos trabajadores y estudiantes que ofrendaron la vida, ya que esa fecha marcó un legado de lucha y resistencia en la comunidad universitaria”.
Ese mismo año, pocos meses después de la intervención, la UES volvió a sufrir otra pérdida, esta vez se trató del asesinato del rector mártir, Félix Ulloa, quien dio vida al lema “La Universidad se niega a morir”, una frase que continúa tan vigente en el contexto actual.
En reconocimiento a esa lucha histórica que caracteriza a la comunidad universitaria, cada 26 de junio, además de conmemorar la dolorosa fecha, también se considera oportuno reconocer a la clase trabajadora de esta universidad, sobre todo por quienes son ejemplo de valentía, lucha y resistencia, por ello es que este día se reconoce también como el Día del Trabajador y Trabajadora Universitaria.
Este año, con ese mismo y firme compromiso de lucha, que es legado de miles de universitarios y universitarias víctimas de violencia sistemática, pero también que son ejemplos de superación, de ética, de compromiso social y de las causas justas, la UES conmemora esta fecha nombrando oficialmente al Complejo Deportivo Universitario “Jorge Salvador Ubau Barrientos”.
¿Quién fue Salvador Ubau?
Salvador Ubau nació un 4 de julio de 1953 en San Salvador, fue un hombre que reunió elementos que caracterizan a la comunidad universitaria en la formación de profesionales integrales, con diferentes capacidades y cualidades. Para el caso de Salvador Ubau fue atleta, jefe del Departamento de Recreación y Deportes, y secretario del Comité Coordinador de Trabajadores Universitarios (CCTU).
Pero también fue víctima de una captura y posterior desaparición forzada el 1 de septiembre de 1987, y hasta ahora, su familia, sus compañeros y compañeras de trabajo y lucha mantienen vivo tanto su recuerdo como la búsqueda de verdad, justicia y reparación.
Los hechos
Según atestiguó su compañera de vida, Rosa María López, y unos vecinos, Ubau fue capturado por cuatro sujetos armados que llegaron a bordo de un pick up blanco doble cabina con placas P87-659, cerca de su vivienda en la colonia Layco, a las 7:00 am cuando se dirigía a la universidad.
Su compañera Rosa María realizó la búsqueda en los cuerpos de seguridad de ese momento como la Guardia Nacional, Policía Nacional, Policía de Hacienda y Policía Municipal; además de otros lugares como hospitales y morgue, pero sin encontrarlo.
Rosa María también presentó recursos de exhibición personal en la Corte Suprema de Justicia en septiembre de ese año, además de denuncias ante Tutela Legal del Arzobispado y la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador.
El caso llegó hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), y fue denunciado en el Informe de la Comisión de la Verdad. En el año 2016, una de las acciones de la UES fue solicitar información al Ministerio de Defensa, bajo la rectoría interina del Dr. Luis Argueta Antillón.
Desde la UES se realizaron diferentes acciones para conseguir su liberación, algunas de ellas fueron la publicación de comunicados, boletines y avisos en diferentes periódicos sobre la detención de Salvador; señalar que esta acción contra un miembro de la comunidad universitaria respondía a una serie de medidas que buscaban desestabilizar a la Universidad; además de las gestiones ante organismos humanitarios nacionales e internacionales para exigir la liberación, a las que se sumaron sindicatos de trabajadores universitarios de otros países y organismos centroamericanos y latinoamericanos de universidades.
La respuesta de las autoridades del Ministerio de Defensa de la época fue la de negar que Ubau se encontraba bajo custodia de los cuerpos de seguridad.
El caso de Salvador Ubau es uno de los muchos que aún está pendiente, pero la UES se mantiene persistente en el rescate de la memoria histórica de personas como Salvador y, por su puesto, en la búsqueda de la verdad, justicia y reparación para las víctimas de graves violaciones a los derechos humanos y sus familiares.
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