Ingrid Martínez: Primera mujer salvadoreña en obtener un Doctorado en Matemática de la UES
Foto de cortesía

La M. Sc. Ingrid Carolina Martínez Barahona, de 38 años, se convierte en la primera mujer en obtener un Doctorado en Matemática de la Universidad de El Salvador, marcando un hito en la historia académica del país y demostrando que no existen límites para las mujeres en el campo de las ciencias exactas.

En un logro sin precedentes para la comunidad académica salvadoreña, Ingrid Carolina Martínez Barahona se ha convertido en la primera mujer en obtener un doctorado en matemática impulsado por la Facultad de Ciencias Naturales y Matemática de la Universidad de El Salvador (UES). Este hito no solo representa un triunfo personal, sino que también marca un avance significativo en la participación femenina en las ciencias exactas en el país.

Nacida el 8 de abril de 1986 en Zacatecoluca, La Paz, Martínez ha demostrado desde joven una pasión inquebrantable por las matemáticas. Su trayectoria académica, que incluye una licenciatura y una maestría, culmina ahora con este doctorado, reflejando años de dedicación y esfuerzo constante.

«Para llegar hasta donde he llegado, realmente han sido años de estudiar, toda mi vida», comenta Martínez, reconociendo el largo camino recorrido desde sus primeros pasos en el kínder, hasta la cúspide de su formación académica.

Fotografía: Unidad de Comunicaciones Facultad de Ciencias Naturales y Matemática

Como docente de la Escuela de Matemática de la Facultad de Ciencias Naturales y Matemática de la UES, Martínez encontró en el doctorado una oportunidad para crecer profesionalmente y contribuir a la calidad educativa de la institución. «Si queremos dar a nuestros estudiantes una mejor calidad académica, también nosotros debemos progresar más en el área», afirma, destacando su compromiso con la excelencia educativa.

Su investigación doctoral se centró en los «Invariantes de homotopía», un campo complejo que estudia las relaciones entre espacios topológicos. Este trabajo no solo tiene implicaciones teóricas significativas, sino que también encuentra aplicaciones en física y otras ciencias, demostrando la relevancia de la investigación en la matemática pura.

El camino hacia el doctorado no estuvo exento de desafíos. Martínez tuvo que realizar estancias de investigación en México, trabajando con un asesor de la Universidad de Guanajuato, debido a la falta de especialistas en su área en El Salvador. «Fueron días de desvelo para poder lograr los resultados», recuerda, subrayando la intensidad y dedicación requeridas para completar su investigación.

Desde su humildad, Martínez no se ve como pionera aunque sí lo es: «A mi realmente no me gusta mucho como que ser la primera, a mi lo que me gustaría es ser la primera de muchas que vengan, lo importante lo que viene en el futuro, que hayan más mujeres, que ya no seamos 5 en la escuela de matemática, que seamos 10 o más, eso es realmente lo que a mí me agradaría, de que hayan más mujeres interesadas en matemática y desenvolviéndose en la sociedad en general.” expresa, enfatizando su deseo de ver más mujeres en el campo científico en general.

Martínez también destaca la importancia de desmitificar la idea de que las matemáticas son difíciles o exclusivas para los hombres. «Todos tenemos la misma capacidad», afirma, alentando a las jóvenes a perseguir sus intereses en ciencias sin temor.

Fotografía: Unidad de Comunicaciones de la Facultad de Ciencias Naturales y Matemática

Mirando hacia el futuro, la nueva doctora planea continuar su labor de investigación y docencia en la UES, comprometida con devolver a la universidad y a la sociedad la inversión realizada en su formación. «Me siento comprometida de que ahora en adelante debo dar más de lo que venía haciendo antes», declara.

El logro de Martínez no solo es un triunfo personal, sino un avance significativo para la comunidad académica salvadoreña. Su historia es un testimonio de perseverancia, pasión por el conocimiento y compromiso con la excelencia educativa.

Con su doctorado, Ingrid Martínez no solo ha alcanzado la cúspide de su formación académica, sino que también ha abierto una puerta para futuras generaciones de mujeres en el campo de la matemática en El Salvador. Su trayectoria desde una niña curiosa en Zacatecoluca, pasando por el inicio del gusto por la matemática en bachillerato, hasta convertirse en la primera mujer doctora en Matemática de la UES es un inspirador recordatorio de que, con dedicación, pasión y apoyo institucional, no hay límites para lo que se puede lograr en el mundo académico y científico.