El Trabajo Comunal Universitario fortalece la salud por medio de la educación no formal
El TCU Procesos de educación no formal en poblaciones con vulnerabilidad con énfasis en la epidemiología de las parasitosis emergentes y reemergentes (TC-719) de la Escuela de Medicina trabaja en la elaboración de modelos gigantes de algunos parásitos como parte del proceso de educación no formal con distintas comunidades vulnerables. La foto corresponde a un modelo de sarcoptes scabiei (el arador de la sarna) con sus respectivos huevos. Foto cortesía de Jorge Vargas.

La Universidad de Costa Rica (UCR) “es una institución de educación superior y cultural”, así la define el artículo 1 de su Estatuto Orgánico. Sin embargo, esta labor educativa traspasa su accionar llegando a todo el territorio nacional gracias a la labor que realizan 271 proyectos de Acción Social distribuidos entre 42 de Cultura y Patrimonio, 170 de Educación Permanente y Servicios y 59 de Trabajo Comunal Universitario (TCU), que se vinculan con las comunidades más vulnerables de Costa Rica en pro de su fortalecimiento educativo.

Estudiantes, docentes, personas administrativas y líderes de la sociedad unen sus saberes para lograr objetivos que concuerdan con los establecidos por la Asamblea General de las Naciones Unidas, que proclamó el 24 de enero como el Día Internacional de la Educación.

Uno de estos proyectos es el TCU “Procesos de educación no formal en poblaciones con vulnerabilidad con énfasis en la epidemiología de las parasitosis emergentes y reemergentes” (TC-719) de la Escuela de Medicina.

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Este TCU inició en marzo del 2018 con el objetivo de apropiar a la población del conocimiento básico de la epidemiología ambiental de su entorno, mediante un proceso de educación no formal, para prevenir el aumento de enfermedades ocasionadas por parásitos. “Eso lo hacemos mediante el trabajo colaborativo de diversos profesores de la Escuela de Medicina, y estudiantes que pueden ser primordialmente de Medicina, pero también hemos tenido estudiantes de Diplomado en Laboratorio, de Microbiología, Farmacia” según puntualizó el coordinador de este proyecto, el Dr. Jorge Vargas.

Durante estos cuatro años han compartido experiencias educativas con comunidades de territorios indígenas ngöbe en Coto Brus, Puriscal, Santo Domingo de Heredia, Upala, territorio entre la frontera de Costa Rica y Panamá, Parrita, Quepos, entre otras.

Los materiales didácticos que confeccionan y comparten con las comunidades contienen frases como:

“Hoy te contamos todo lo que debés saber sobre la Enterobiosis.”

“Te contamos las generalidades más importantes sobre la Leptospirosis, una enfermedad infecciosa causada por una bacteria.“

“En esta ocasión te contamos sobre la Trichuriosis: ¿Qué es? ¿Cómo se transmite?”

Todas estas expresiones y preguntas traen consigo respuestas explicativas con un lenguaje sencillo y adaptado a la comunidad. Además, las y los estudiantes edifican modelos en 3D de la imagen de los parásitos y en un documento informan el proceso de construcción, los elementos que se usaron, los colores y moldes para que el público en general repliquen sus propios muñecos. Por ejemplo, tienen el Anopheles vector de la malaria, el Aedes aegypti que ocasiona el dengue y muchos más.

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“Nos permite abrir una puerta para que diversas poblaciones tengan accesibilidad a información fidedigna revisada por profesionales en el contagio y la prevención de parasitosis emergentes y reemergentes, las cuales son importantes especialmente en nuestro país, donde por sus condiciones tropicales tenemos una alta prevalencia”, indicó Helena Wigoda Elizondo, estudiante que confeccionó el modelo 3D del mosquito que transmite la malaria.

Antes de la pandemia por COVID-19, los y las estudiantes jugaban con las personas de las comunidades mientras fortalecían el proceso educativo, o bien visitaban a las familias casa por casa en las comunidades de territorios indígenas. Esta labor la realizaban con otras instituciones públicas como la Universidad Estatal a Distancia y el Ministerio de Educación, dependiendo de la zona geográfica. También, vinculaban otras disciplinas académicas y TCUs de la universidad misma para lograr objetivos más integrales.

Diana Vargas Arce, estudiante del TCU resalta la labor de los trabajos comunales de medicina: “Considero que el aporte a la comunidad que es brindado por toda la acción social de medicina como tal es muy importante, ya que con todo el trabajo realizado el año pasado se logró, así sea de manera virtual, llegar a una gran cantidad de personas de todo el país, llevando información importante, relacionada a todo tipo de enfermedades, su prevención y de otros temas”.

Por su parte, la lideresa indígena ngöbe de Coto Brus, Zelmira Pérez Hernández, valora que: “el proyecto del Dr. Jorge Vargas ha sido de mucha importancia, ya que con él hemos trabajado muchísimos años de forma muy clara (...) Se le brinda a la comunidad la información tanto en lengua materna como en español, siempre tratando la prevención de la salud.”

Debido a la pandemia, todo el proceso lo tuvieron que adaptar a la virtualidad produciendo videos, pódcast e infografías. Todos estos productos están colocados en las páginas del Facebook, Instagram y Youtube del proyecto y están en proceso de iniciar un nuevo pódcast.

La visión de este TCU es llegar a más comunidades y para eso es necesario volver responsablemente a la presencialidad. Así lo concluyó el Dr. Vargas: “Este TCU fue uno de los primeros en la Universidad que en la Vicerrectoría de Acción Social tuvo permiso para salir, porque nosotros necesitábamos ir a comunidad indígena. Una de las cosas más importantes sobre todo en las comunidades indígenas es el cara a cara, si usted no habla con ellos de frente no hay una formalidad, necesitamos esa formalidad”.

¿Qué es la educación no formal?
Según Manuel Enrique Luján Ferrer, docente de la Escuela de Administración Educativa de la UCR “es una disciplina aplicada al campo de los procesos socioeducativos; su ámbito de acción implica diseñar, organizar, ejecutar y evaluar actividades educativas con el propósito de mejorar las condiciones de vida de diversos grupos humanos, mediante procedimientos participativos promotores de transformaciones individuales y colectivas”.

Por su parte, el asesor de TCU Edgar Chacón agrega que: “es uno de los medios por los cuales la acción social de la Universidad de Costa Rica construye conocimientos con las poblaciones que no tienen acceso a títulos y grados universitarios. Es una forma de construir conocimientos en cuanto a salud, agricultura por ejemplo, capacidades, en fin, habilidades para que las personas con las que se participan en estos puedan tener acceso a mejores condiciones de vida, su calidad de vida”.