Cinco estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica (UCR) se sumergieron en la legislación mexicana para competir en la XXI edición del Concurso Internacional de Arbitraje Comercial (Moot México) y consiguieron el primer lugar absoluto de la competencia, luego de enfrentarse a cuatro universidades mexicanas en la fase de grupos y a tres distintos campus del Tecnológico de Monterrey en los cuartos de final, en la semifinal y en la final del torneo.
Se trata de Javier Garro Brenes, Óscar Guevara Dumani, Ivania Solís Porras, José Pacheco López y Mónica Rapso Guardia, quienes, al igual que todos los demás equipos participantes, debieron presentar primero sus argumentos por escrito, tanto de la parte actora como de la parte demandada del caso hipotético que se creó específicamente para esta edición del concurso. Posteriormente, defendieron sus puntos de vista en audiencias presenciales en México frente a árbitros internacionales altamente calificados.
El equipo costarricense tuvo la asesoría del también estudiante David Sánchez Grey, quien se encargó de recopilar teoría sobre el procedimiento del arbitraje, así como jurisprudencia y normativa mexicana para transferir todo este conocimiento al equipo estudiantil a lo largo de seis meses, tiempo en el que la agenda social y recreativa de todo el equipo pasó a segundo o tercer plano para darle prioridad a la competencia.
Durante las audiencias presenciales en México, las fuertes críticas de los árbitros de la competencia se convirtieron en el abono perfecto para perfeccionar los argumentos del equipo costarricense y sus habilidades discursivas. Lejos de desanimarse, los estudiantes de la Universidad de Costa Rica se nutrieron de los comentarios y recomendaciones que los jueces les formularon durante cada audiencia y, además, los buscaban posteriormente para pedir orientación y consejo.
“Mi exposición en la final se basó, en buena parte, en una serie de consejos que recibí del licenciado Barrera, quien, al principio, no me cayó muy bien porque criticó mucho nuestro trabajo. Pero, al final, me sirvieron todas sus recomendaciones”, reconoció Javier Garro Brenes.
“El licenciado Barrera a mí me encantó por lo rudo que fue con nosotros, porque nosotros tuvimos la ventaja de que en las fases antes de la final tuvimos árbitros que nos criticaron mucho. De hecho, siempre me recordaré de Barrera y de doña Úrsula, quien tuvo a cargo la presidencia del arbitraje en cuartos de final. Ella y las otras árbitras nos ayudaron demasiado por lo ruda que fue la audiencia en cuanto a críticas. Eso nos ayudó mucho a que en la final sintiéramos que las preguntas de los árbitros nos resultaran hasta predecibles. Ese fue el fruto de no tomar la dificultad de las preguntas de los árbitros personales o como ataques, sino como insumos para construir nuevos y mejores argumentos”, comentó Óscar Guevara Dumani.
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