Dos nuevas orquídeas miniatura enriquecen el legado científico

Las áreas protegidas y los parques nacionales de Costa Rica encierran muchos tesoros naturales. Uno de esos son las orquídeas, un grupo de plantas muy codiciado por su belleza y muchas de las cuales se encuentran en peligro de extinción.

Precisamente, la buena noticia es que hay dos nuevas especies de orquídeas miniatura que investigadores del Jardín Botánico Lankester (JBL), de la Universidad de Costa Rica (UCR), encontraron en dos reservas naturales y las estudiaron. El resultado fue el descubrimiento de dos especies que la ciencia no conocía.

Las orquídeas pertenecen al grupo Specklinia brighamii y son endémicas de Costa Rica. Estas plantas presentan una gran diversidad. Es común encontrarlas en las elevaciones de medias a bajas en la cuenca del Caribe del centro de nuestro país.

Las flores de estas orquídeas son casi invisibles, miden menos de un centímetro, por lo que muchas veces pasan desapercibidas.

La primera especie se bautizó con el nombre Specklinia tirimbina, en honor a la Reserva Biológica La Tirimbina, una área de conservación privada que se ubica en Sarapiquí, donde se encontró.

 “La historia de cómo encontramos la Specklinia tirimbina es curiosa. En abril del 2016, Marco Cedeño, un estudiante de maestría de la Escuela de Biología y del Jardín Botánico Lankester, y Emmanuel Ley, uno de los naturalistas de la Reserva Biológica La Tirimbina, encontraron la planta. Marco la llevó al JBL a sabiendas que nosotros las estamos estudiando y ahí se cultivó. En diciembre del 2018 me encontré la planta floreciendo en las colecciones vivas del Jardín, y como yo conozco ese grupo, supe inmediatamente que era una especie desconocida”, narró el investigador Adam Karremans.

La UCR y la Tirimbina mantienen una relación cercana, ya que en esta reserva se realiza investigación científica y funciona como un laboratorio vivo para el trabajo de campo de estudiantes de la carrera de Biología de esta universidad.

La otra especie descrita es Specklinia barbelifera, que Karremans y Diego Bogarín hallaron en el 2012, en el Parque Nacional Barbilla, ubicado en la Cordillera de Talamanca, en el cantón de Siquirres.

En ese momento los botánicos del JBL no sabían que se trataba de una planta del género Specklinia diferente a otras. “A veces toma tiempo darse cuenta que una especie no tiene nombre porque hay que compararla con todas las especies conocidas y los documentos originales de algunas son difíciles de entender”, indicó el botánico.

El nombre barbelifera se refiere a las barbitas que tiene la especie y también alude al nombre del parque nacional donde fue descubierta.

Karremans es el investigador principal de la publicación científica sobre este hallazgo en la revista Pytotaxa, junto a Grettel Salguero Hernández, Diego Bogarín Chaves, Lizbeth Oses Salas y Marco Cedeño Fonseca.

“Estos descubrimientos nos recuerdan la importancia de las áreas protegidas, ya sean públicas o privadas, ya que en ellas se conserva la biodiversidad nativa del país, incluso aquellas aún desconocidas por la ciencia”, comentó el investigador.


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