La Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) rindió un homenaje al educador Pedro Henríquez Ureña, para conmemorar el 137 aniversario de su natalicio y la fundación de la Facultad de Humanidades (FH).
La actividad, que se llevó a cabo en el busto erigido en su honor, ubicado en la parte frontal de esa facultad, fue encabezada por el vicerrector de Extensión de la academia, maestro Antonio Medina Calcaño y el decano de la unidad académica, maestro Augusto Bravo.
Medina Calcaño dijo que Henríquez Ureña fue un humanista insigne y un gran intelectual que dejó su impronta en varios países.
Señaló que el mejor homenaje que se le puede rendir a un fuerte forjador de conocimientos, como lo fue el recordado educador, es promover los valores culturales y patrios que él cultivó a lo largo de toda su vida.
Destacó la importancia de que la Facultad de Humanidades lleve el nombre de Henríquez Ureña, por sus grandes aportes a las letras y al conocimiento.
De su lado, el decano Bravo afirmó que el insigne educador es el fundador de la FH y que su figura constituye un orgullo nacional por sus legados a las letras y otras áreas del saber.
Mientras que el coordinador de la cátedra “Pedro Henríquez Ureña”, maestro Pedro Abréu, señaló al educador dominicano como el intelectual más universal y el más conocido en el mundo académico, sin embargo, el más desconocido en el país.
Abréu dijo que Henríquez Ureña era un gran aficionado a la lectura y que cuando contaba con apenas ochos años de edad, ya había leído los grandes clásicos de la literatura, al tiempo de manifestar que toda su obra tiene un alto rigor científico y al mismo tiempo un elevado nivel estético.
Subrayó que Henríquez Ureña se destacó en cada uno de los países que vivió y que llegó a ser el primer hispanoamericano que asumió una cátedra en la Universidad de Havard, y que a su vez fue un admirado profesor en Argentina, donde gozó del respeto de intelectuales como Ernesto Sabato y Jorge Luis Borges.
En la actividad conmemorativa fueron colocadas flores en el busto del homenajeado, donde el maestro Aristóteles Ponserrate leyó el poema “Mi Pedro”, escrito por Salomé Ureña de Henríquez, madre de Henríquez Ureña.
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