El escritor Gerardo Roa Ogando, director de la Escuela de Letras de la UASD, presentó su más reciente producción literaria titulada: “El regreso de Justin”.
El acto literario y académico se realizó anoche mediante la aplicación de Zoom.
Fue retransmitido en directo a través del Facebook live del autor: @Gerardo Roa Ogando. La presentación de esta obra es una iniciativa de la Escuela de Letras y de La Facultad de Humanidades de la UASD, a cargo del doctor Augusto Bravo Mena.
De igual modo, lo auspiciaron el Diálogo Académico Online dirigido por la doctora Ibeth Guzmán Crespo y el proyecto académico Sinergia, de la referida Facultad de Humanidades.
La novela fue analizada por una pléyade interdisciplinaria de primera categoría, entre quienes destacan los poetas, lingüistas y críticos literarios Pedro Antonio Valdez, quien tuvo a su cargo la presentación general de la obra; mientras que Ibeth Guzmán centró su análisis en la diégesis del personaje principal de la novela Justin y el maestro Julio Cuevas destacó los aspectos narratológicos.
De su lado, el académico Berson Rosario analizó la diégesis de Enrique y su familia; Merlyn De la Cruz Paulino analizó la sociolingüística representada en la novela; José Miguel García se centró en los aspectos poéticos; Juan Guerra analizó los aspectos diegéticos del personaje Tony Rajoña de Gomorra y el autor, Roa Ogando, expresó palabras testimoniales y de agradecimientos a los panelistas y al público que se conectó.
El acto tuvo como moderador al profesor William Mejía Chalas.
En esta ocasión, el cosmolingüista de la Facultad de Humanidades de la UASD ha incursionado en la narrativa larga, puesto que se trata de una novela narrada por un personaje homodiegético que, como tal, cuenta las peripecias que le acaecieron al decidir retornar a su región sureña después de diez años de ausencia.
En el trayecto, Justin cuenta cómo se accidenta al descender la guagua en que se transportaba en un puente colapsado por las raudas corrientes de una un río impetuoso.
Ante tal accidente, Justin queda en estado de coma, por lo que todas las acciones recreadas acontecen en su memoria.
La vida de este personaje imaginario se traslapa con la de un adolescente campesino sureño, llamado Enrique, quien perdió a su familia de forma misteriosa, razón por la que debió aprovechar oportunidades de alfabetizarse y recibir instrucciones que les permitieron deslumbrar los estereotipos sociales que circunscribieron su vida a lo largo de su existencia.
Más adelante, Enrique se accidenta y pierde la memoria momentáneamente. En su subconsciente recrea a un campesino cibaeño refinado, quien durante su infancia le contaba todas las peripecias por las que pasó mientras su vida de desarrollaba en la región del Cibao. La obra concluye con el regreso de Justin de su estado de coma, mientras su madre ignora si habrá perdido la memoria para siempre.
A lo largo de las ciento ochenta y siete páginas que entretejen esta interesante obra, el lector descubre la musicalidad de una prosa viva, dinámica y entretenida. El autor ha construido un sociolecto que más allá de la mera expresión estética del lenguaje, constituye una ventana importante para el estudio de la subcultura sureña y cibaeña.
Las fronteras temporales que permean la narrativa se cimientan en los huracanes, ya que el accidente de Justin ocurre a consecuencia del huracán George que azotó la región del caribe a finales de septiembre de 1998. El chofer que transportaba a Justin había perdido a su familia en el ciclón David y la abuela de Justin había perdido a sus diez hijos en el ciclón San Zenón.
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