- Para la arquitecta Jeannette Alvarado, Costa Rica tiene la posibilidad de construir ciudades más inclusivas, pero para eso se debe sumar el trabajo de distintos actores, como el Estado, el sector privado y las universidades.
Empoderar y revalorizar el papel del arquitecto o urbanista en el desarrollo de políticas de ordenamiento territorial es vital para convertir las ciudades costarricenses en espacios más agradables, donde los ciudadanos puedan tener vidas plenas y desarrollarse prósperamente.
Esa es la propuesta que la arquitecta, Dra. Jeannette Alvarado Retana, defendió, recientemente en el III Encuentro de Investigación y Extensión de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo del Tecnológico de Costa Rica (TEC).
Para Alvarado, la visión del urbanista es más integradora de los distintos actores que intervienen en el desarrollo de una ciudad, desde el Estado como constructor de la infraestructura básica hasta el sector privado, que es el que a final de cuentas crea el “tejido vivo” de la ciudad.
A continuación una entrevista con Alvarado, docente de la Escuela de Arquitectura del TEC y directora de la carrera de Arquitectura de la Universidad Hispanoamericana.
- ¿En qué se basa para afirmar que existe una revalorización del arquitecto en el desarrollo de las ciudades costarricenses?
No hay duda de que Costa Rica, en la actualidad, se encuentra en momento histórico en donde el rol del arquitecto toma especial relevancia en el imaginario de la sociedad costarricense.
La coyuntura política es propicia para el empoderamiento y revalorización profesional del arquitecto y urbanista, en temas de ciudad, ordenamiento territorial, movilidad e infraestructura, vivienda, educación, arquitectura de mar, conservación y turismo, entre otros.
Muchos de estos temas son impulsados con fuerza desde el Despacho de la Primera Dama de la República, la arquitecta Claudia Dobles Camargo, como ente articulador que conecta, da apoyo y acompañamiento a diferentes instituciones del Estado y de gobiernos locales.
Se abre entonces, una vitrina con nuevas y buenas posibilidades para el gremio, en comparación a las de gobiernos anteriores, para el abordaje de nuevos paradigmas en la visión e intervención de ejes de planificación urbana, planeamiento de movilidad, transporte público, intermodalidad y proyectos de ciudad, entre otros.
- Parece ilógico que en Costa Rica, arquitectos y arquitectas, así como urbanistas, no tengan un rol predominante en la planeación del desarrollo de los centros urbanos. ¿A qué se debe esto?
No lo han tenido, porque históricamente, han sido los profesionales en ingeniería, los encargados. Esto se entiende por cuanto la primera escuela de arquitectura en nuestro país fue fundada muchos años después que la de ingeniería. Esto ha traído consigo que en el imaginario de la sociedad no se comprenda el papel del arquitecto y urbanista.
Nuestra ciudad se ha construido desde una visión cultural de ruralidad, en donde se busca repetir ese patrón habitacional en el desarrollo de la ciudad. Aún hoy la normativa que tiene que ver con planificación urbana, vigente desde los años 60 y 70, no contempla la contratación específica de profesionales en arquitectura y urbanismo en instituciones públicas y municipalidades.
"La sociedad desconoce la importancia del urbanista. De lo que se percata es de los problemas cuando estos le afectan".
- ¿Cuáles son los mayores efectos que puede sentir la población de la ausencia del criterio profesional de arquitectos o urbanistas en el desarrollo de infraestructura y la toma de decisiones de ordenamiento urbano?
La sociedad desconoce la importancia del urbanista. De lo que se percata es de los problemas cuando estos le afectan. Costa Rica no tiene una cultura de urbanismo o de desarrollo territorial. Como consecuencia, los ciudadanos se encuentran con una ciudad que cada día le ocasiona más inconvenientes en sus dinámicas de vida y trabajo.
Lo que la sociedad percibe es una ciudad poco inclusiva, insegura, carente de espacios públicos, pensada para el vehículo y no para los peatones. Una ciudad con grandes problemas de movilidad propia de un modelo en donde el desarrollo habitacional se da en la periferia de la Gran Área Metropolitana (GAM), poniendo en riesgo zonas de conservación y los mantos acuíferos.
- De igual manera, ¿cuáles podrían ser las ventajas de que urbanistas tengan un rol más activo en el desarrollo de políticas y obras públicas?
Las ventajas se evidenciarían en el desarrollo de la ciudad como tejido vivo, ordenado y planificado; con lineamientos y estrategias claras en cuanto al uso del espacio para infraestructura, hábitat, transporte y movilidad. Que comprenda y busque un equilibrio entre el usuario y el contexto. Sin embargo, la responsabilidad no es exclusiva del urbanista. Implica una alianza y participación estratégica entre los ciudadanos, la academia, el sector público, privado y el gobierno en la construcción de política pública.
"Una infraestructura y movilidad eficiente y organizada, mejora el sentido de seguridad para habitantes y turistas".
- ¿Qué ventajas sociales ofrece una ciudad mejor planificada para sus pobladores?
Una ciudad mejor planificada se convierte en un espacio de consenso y encuentro de habitantes, empresarios, entes gubernamentales y distintas organizaciones.
Una infraestructura y movilidad eficiente y organizada, mejora el sentido de seguridad para habitantes y turistas.
También, ofrece una seguridad jurídica importante, en cuanto a una definición de usos del espacio y legibilidad como infraestructura en procura de la sostenibilidad, desde la planificación y gestión urbana, en donde se respeta, entre otros, lo cultural, ambiental y patrimonial.
- ¿Cuál es el camino que se debería tomar en Costa Rica para corregir y avanzar en el desarrollo de los centros urbanos?
Mantener un diálogo de concertación con los ciudadanos y diferentes grupos sociales. Crear alianzas entre la empresa privada y el sector público. El Estado es quien puede generar directrices y realiza obras estructurantes que son importantes, pero es el sector privado quien construye el tejido vivo; no solamente a nivel de edificación, sino también en la inversión de movilidad articulada, con la estructura base que el Estado plantea.
Debemos consolidar una nueva cultura ciudadana, que promueva el compromiso de todos los sectores y el trabajo interinstitucional y de gobiernos locales, para el desarrollo de centros urbanos.
- ¿Hay señales de que caminamos por buen camino?
En la actualidad se están gestando y desarrollando proyectos de movilidad, intermodalidad y modernización del transporte público en la planificación urbana y seguridad vial. Estos proyectos se enmarcan en el Plan Nacional de Desarrollo y de Gobierno del Bicentenario. Cabe mencionar que a la mayoría de estos proyectos se les debe de dar sostenibilidad en el tiempo porque se van a consolidar en el año 2030.
- Además del Gobierno, ¿qué otros actores tienen un rol que jugar en esta titánica tarea de construir mejores ciudades?
Además del Estado y sus instituciones, en la construcción de mejores ciudades, los ciudadanos, grupos sociales, diferentes sectores, gremios y la academia, deberían tener un papel más relevante. En particular, en nuestro país: el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA), como articulador de iniciativas y que procura el fortalecimiento del gremio y el arquitecto que mejora la calidad de la arquitectura en general y de la práctica de la profesión y la academia.
La academia, desde su proceso pedagógico, debe ser consecuente con las necesidades actuales de los procesos sociales, formativos y gremiales que la profesión y el país requiere, para un apropiado ejercicio laboral en el entorno local con perspectiva global. Que incorpore temas específicos de gestión y evaluación de proyectos promoviendo la participación comunitaria, la política habitacional y urbana, la gestión pública, el desarrollo local y las nuevas visiones de ciudades inteligentes que permitan la inserción laboral en entornos locales, globales y virtuales
La preparación en múltiples direcciones del conocimiento debe ser una premisa, con planes de estudio que se adapten al cambio, al progreso de la innovación, a la tecnología, permitiendo así, la inserción en la dinámica de la nación y aportar en términos e imaginarios colectivos que construyen una visión y desarrollo de la nación. Desde esa perspectiva es necesario revisar el estado de la pertinencia curricular y la educación superior.
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