TEC se suma a la creación del Corredor Biológico Interurbano Río Torres

El Tecnológico de Costa Rica se integró como miembro del Comité Local del Corredor Biológico Interurbano Río Torres Reserva de la Biosfera (CBIRT-RB), conformado por diversas organizaciones civiles, gubernamentales y académicas, así como por empresas privadas y representantes de las municipalidades por donde transcurre este río.

Este Corredor tiene una longitud de 26 kilómetros, un área de casi 54 kilómetros cuadrados e involucra a 18 distritos de los cantones de San José, Goicoechea, Montes de Oca y Tibás. El río nace en Rancho Redondo de Goicoechea y concluye en la Planta Hidroeléctrica Electriona en Pavas de San José.

La iniciativa tiene como objetivo crear interconexiones entre las zonas verdes y boscosas de la microcuenca del río Torres para que las especies de flora y fauna amplíen su movilidad y haya un mayor intercambio genético.

De acuerdo con Beatriz Fernández, coordinadora del Comité Local, esto traerá muchos beneficios, tanto a los remanentes boscosos como a las ciudades instaladas alrededor del río. Entre otros, menciona la regulación del clima, la calidad del agua, el enriquecimiento del suelo y el valor paisajístico.

“Estamos trabajando en un proceso para consolidar una alianza público privada, conocida como “Pacto por el Torres” con las organizaciones estratégicas que tienen capacidad de influir con sus recursos y reglamentos directamente en la microcuenca”, destacó Fernández.

El TEC forma parte de esta alianza que ya suma 35 asociados, según datos de Biodiver_City San José, proyecto de cooperación entre los gobiernos de Alemania y Costa Rica que está acompañando de cerca el desarrollo de los Corredores Biológicos Interurbanos de los ríos Torres y María Aguilar.

Maike Potthast, directora del proyecto Biodiver_City, explica que se trabaja con todas las entidades involucradas en la creación de capacidades y herramientas que les ayuden a generar una planificación y desarrollo urbanos en la Gran Área Metropolitana, a partir de la potencialización de los beneficios que proveen los ecosistemas urbanos y áreas verdes en la ciudad para el bienestar físico y mental de la población.

“Para ello el proyecto persigue varias medidas. Una de ellas es la creación de un fondo concursable para el financiamiento de proyectos urbanos verdes. Ya se cuenta con un monto aportado por el proyecto Biodiver_City y por Fundecooperación con el que se creó el Fondo Ciudad Verde. La idea es que este Fondo se mantenga en el tiempo para financiar proyectos a mediano y largo plazos”, detalló Potthast.

El Fondo Ciudad Verde apoyará iniciativas encaminadas a restaurar las zonas verdes y azules (vegetación y aguas), a prevenir inundaciones, a mantener la limpieza en los ríos y en las ciudades, a desarrollar proyectos de arquitectura verde y de agricultura urbana, a estimular el deporte y estilos de vida saludables y a fomentar la biodiversidad urbana.

Importancia de los corredores biológicos

Para Katiana Murillo, coordinadora de la Red de Comunicación en Cambio Climático para América Latina, los corredores biológicos son de vital importancia para la conservación de la biodiversidad porque la vida silvestre se mueve y migra de un lugar a otro.

“En medio de todas las amenazas que hay alrededor, como el cambio del uso del suelo, la destrucción de los hábitats y la cacería, es muy beneficioso, no solo que haya una porción de tierra protegida, sino un corredor que conecte diferentes áreas, para que la vida silvestre esté más segura, tenga mejores condiciones de vida y haya mayor flujo genético entre las especies”, resaltó.

Murillo pone el ejemplo del quetzal, ave en peligro de extinción que hace migraciones altitudinales en busca de alimento. En esas migraciones a tierras bajas tiende a ser muy vulnerable porque debe salir de las áreas protegidas. De ahí la importancia de que existan corredores biológicos que lo protejan en esa migración.

Así como el quetzal en el Cerro de la Muerte, existen cientos de especies animales y vegetales que viven en la microcuenca del río Torres que necesitan recuperar las condiciones de vida que otrora tuvieron, cuando los primeros habitantes del casco urbano de San José aún podían bañarse en sus aguas.

En este sentido, Potthast menciona que en las ciudades se hace aún más importante ejecutar estrategias para aumentar la extensión de los corredores biológicos y recuperar su funcionalidad, dado que los remanentes de ecosistemas naturales son muy pocos y tienen una calidad ecológica reducida.

“Los ecosistemas urbanos son un apoyo muy eficiente para atender las problemáticas presentes en las ciudades como las inundaciones, los deslizamientos, la mitigación de islas de calor y focos de enfermedad, a la vez que promueven la interacción de las personas con su ambiente, la actividad física al aire libre y la salud mental. En fin, los corredores biológicos son elementos importantes para promover el bienestar de la población en todas sus dimensiones.” Maike Potthast, directora del proyecto Biodiver_City.

Aportes del TEC

De acuerdo con Fernández, el Tecnológico de Costa Rica ha contribuido en el proceso de la planificación estratégica quinquenal que marcará la ruta por seguir hasta el año 2025. “Además, el Tecnológico ofreció desarrollar el proyecto de módulos de capacitación virtual, aportando personal de apoyo, espacio físico y recursos de grabación con el apoyo de su Unidad Institucional de Gestión Ambiental y Seguridad Laboral. Estos módulos de capacitación servirán también para otros corredores biológicos interurbanos a lo largo y ancho del país”, enfatizó.

Por su parte, Potthast mencionó que el Tecnológico puede enriquecer los procesos de planificación estratégica y de gestión del territorio con datos y conocimiento científicos, así como proveer una plataforma sólida para la implementación de proyectos de cambio en el territorio.

“El TEC, desde su rol y experiencia en la investigación y formación de profesionales de alto nivel, puede desempeñarse como agente multiplicador de buenas prácticas y lecciones aprendidas y, de esa forma, contribuir a la escalabilidad de enfoques innovadores, orientados a un desarrollo urbano basado en los beneficios que proveen los ecosistemas en las ciudades del país”, subrayó.

Esta vinculación del Tecnológico de Costa Rica con el Corredor Biológico Interurbano Río Torres Reserva de la Biosfera se suma al esfuerzo institucional por desarrollar corredores biológicos internos en el Campus Tecnológico Central Cartago y en el Campus Tecnológico Local San Carlos, los cuales se relacionan con áreas boscosas y verdes más allá de sus límites.

Acciones individuales, efectos comunitarios

Según explica Fernández, los cambios solo se verán cuando cada persona que vive o trabaja dentro de la microcuenca del río Torres asuma un estilo de vida comprometido con el ambiente. Entre las acciones individuales que sugiere destaca: conocer los beneficios de un corredor biológico, apoyar la agricultura orgánica, ahorrar el agua, separar los residuos y apoyar iniciativas ecológicas.

“Solo la educación y la información puede hacernos sensibles a realizar cambios importantes en nuestro comportamiento y en nuestras rutinas diarias. Este tipo de pandemia podría ser mejor aprovechado con buenas campañas de “enverdecer” y “enazular” nuestras casas, barrios, ciudades, empresas, transportes y oficinas. El tema es amplio y lo importante es comenzar”, remarcó.


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