Desde sus inicios, la carrera de Administración de Empresas en el Campus TEC San José se impartió en horario nocturno porque la mayoría de sus estudiantes trabajan durante el día. Foto con fines ilustrativos de Fernando Montero Bolaños.
Costa Rica registra el porcentaje más alto de desempleo entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con un 13.3 % entre diciembre del 2021 y febrero del 2022. Sin embargo, esa tasa se incrementa hasta el 40 % en personas entre los 15 y 24 años. La mayoría de ellas reportan bajos niveles de escolaridad.
Esta realidad es una de las que se abordó en el conversatorio Condiciones y desafíos del empleo en Administración de Empresas en el momento actual del país -crisis pospandemia, mercado del trabajo y demandas sociales-, en el marco de la conmemoración del Día de la Persona Estudiante Trabajadora.
“La situación es difícil. El mundo no va a volver a ser el mismo que el previo a la pandemia. Los tres panelistas de hoy nos ayudaron a visualizar la necesidad de adaptación. Tenemos que estudiar, no hay que aflojar. Las brechas sociales y las diferencias afectan principalmente a las poblaciones jóvenes y que no tienen estudios”, sintetizó Alan Henderson García, coordinador de la carrera de Administración de Empresas en el Campus Tecnológico Local San José.
El conversatorio inició con las reflexiones de Damaris Cordero Castillo, docente de la Escuela de Administración de Empresas del TEC y directora ejecutiva de la Fundación Tecnológica de Costa Rica (Fundatec), quien resaltó la necesidad de interpretar los cambios constantes del contexto laboral y desarrollar habilidades personales que están precisando las empresas más allá de la obtención de un título universitario.
Cordero destacó que el 47 % de los empleos están en riesgo de ser reemplazados por robots y por inteligencia artificial, desde chefs y contadores hasta jueces y operarios. La docente aseguró que esta tendencia se aceleró durante la pandemia por COVID-19 y que es la biotecnología la que está moviendo al mundo y lo seguirá haciendo por los próximos años.
Para enfrentar esta realidad, Cordero sugirió desarrollar la creatividad, la originalidad y la inteligencia emocional y social, además de realizar estudios interdisciplinarios, incorporar habilidades tecnológicas, estimular el razonamiento crítico y cuidar el trato interpersonal.
“Los trabajos más simples se reemplazarán y será difícil que un operario pueda capacitarse como programador. Esto hará que la brecha social crezca entre los que tengan mayor formación y quienes no la tengan. […] Según un estudio que realizó la Universidad de Costa Rica sobre el desempleo, el 80 % de los desempleados no tienen el bachillerato de colegio. El desempleo se ensaña contra las personas que no estudian. Ante esto, es obligatorio preguntarse ¿cómo complementaré mi profesión con los conocimientos, habilidades y aptitudes que se necesitan hoy?”, subrayó Cordero.
Ingrid Solís Ramírez, docente de la Escuela de Administración de Empresas, coincidió con Cordero en la necesidad de adaptación a las demandas del mercado laboral. Para ello se vuelve obligatorio un estudio constante de los requerimientos de las empresas e instituciones.
“Los empleadores tienen que crear nuevas estrategias de contratación. Antes era muy importante el título y el sello del TEC, pero ahora hay que romper esos formatos y cambiar la forma de contratar. La empresa tiene que adaptarse al teletrabajo y que sea una constante. Los estudiantes también tendrán que adaptarse a esta realidad”, manifestó Solís.
La docente recalcó que no pueden perderse los conocimientos adquiridos durante la pandemia por COVID-19, sobre todo aquellos relacionados con el dominio de herramientas tecnológicas y el aprovechamiento del tiempo. Agregó que es imperativo que colaborador se reinvente por medio del estudio constante, actualizaciones periódicas y capacitaciones. Estas últimas no tienen que ser necesariamente formales, sino autogestionadas.
Por su parte, Leonel Ábrego Campos, docente de la Escuela de Administración de Empresas, resaltó los índices de desempleo que está experimentando en país, sobre todo entre la población joven; datos que se brindan al inicio de este artículo. Para Ábrego existe una relación intrínseca entre el desempleo y el nivel educativo de la persona, de tal manera que a menor escolaridad hay mayor probabilidad de desempleo.
“El teletrabajo se aceleró con la pandemia. Eso implicó cambios en la tecnología y en muchas instituciones y empresas se ha continuado con esta modalidad de trabajo. La pandemia cambió la forma de pensar de muchos empleadores y jefaturas en torno al teletrabajo porque los indicadores de productividad y de ahorro en gastos han sido muy positivos”, indicó Ábrego.
Este docente coincidió con sus colegas en que el título académico no garantiza un puesto en el mercado laboral, sino que es tarea de cada estudiante actual demostrar sus capacidades y su eficiencia. “Ya el inglés no basta, las empresas están solicitando el dominio de un tercer idioma. Las especializaciones o una segunda o tercera carrera también son recomendables, así como las certificaciones y el manejo de las habilidades blandas, sobre todo en puestos de jefatura”, agregó.
De acuerdo con Alexandra De Simone Castellón, gestora cultural de Casa Cultural Amón, el Día de la Persona Estudiante Trabajadora se ha celebrado en el Campus TEC San José desde hace 30 años de forma ininterrumpida con el fin de visibilizar, reconocer y generar pensamiento con respecto a la población estudiantil trabajadora, en vista de que un alto porcentaje de la comunidad del Tecnológico en San José realiza ambas acciones.
“La actual coyuntura plantea importantes puntos de inflexión al mundo del trabajo y, por supuesto, de quienes llevan una doble jornada de estudio. Solamente el proyecto de las 12 horas de jornada está en el eje de esta cuestión, así como los temas relacionados con la oferta virtual o presencial de nuestras carreras y cursos”, señaló De Simone.
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