El Tecnológico de Costa Rica (TEC) no solo ha velado por el bienestar de sus estudiantes y de sus colaboradores, sino también por la fauna que habita en sus campus y centros académicos.
En Cartago, el TEC se ha caracterizado por tener un campus muy verde y rodeado de cobertura forestal. Es por ello que se ha dado a la tarea de realizar un inventario de la fauna silvestre para conocer cuáles especies habitan allí.
La iniciativa del estudio de fauna se da gracias al proyecto Corredores biológicos coordinado por la Unidad de Gestión Ambiental y Seguridad Laboral (GASEL), el cual busca contribuir con la conservación de los recursos naturales.
Primera fase
Dicha investigación estuvo a cargo del biólogo tropical Marlon Salazar Chacón, quien fue contratado para realizar el primer monitoreo de la fauna silvestre en el TEC.
En esta fase se identificaron especies de los grupos de herpetofauna (anfibios y reptiles), mastofauna (mamíferos) y avifauna (aves).
En un primer estudio, Salazar Chacón encontró, entre otras, las siguientes especies: sapo común (Rhinella marina), rana brillante (Lithobates warszewitschii), tortuga negra (Rhinoclemmys funerea), culebra de hojarasca (Rhadinaea sp), geko (Gonatodes albogularis) y mapache (Procyonlotor).
De acuerdo con el consultor ambiental, las observaciones de los diferentes grupos se realizaron en recorridos por todos los ambientes presentes en el TEC, como las zonas de infraestructura administrativa y educativa, cuerpos de aguas, zonas de pastos, bosques en regeneración y áreas de parcelas de reforestación y cultivos, con la colaboración de asistentes de campo y la compañía de la estudiante de la carrera en Ingeniería Forestal del TEC, Raquel Alvarado Brenes, en algunos recorridos.
“Este monitoreo nos permitió saber qué especies hay y cuáles grupos importantes existen para la recuperación natural de las áreas verdes asociadas al corredor”, expresó el biólogo.
Salazar Chacón acota que este estudio le permitió identificar la capacidad de recuperación del ambiente y la riqueza que alberga el campus.
Segunda fase
El investigador se concentró en identificar especies de los grupos de ictiofauna (peces), moluscos y crustáceos, además de registrar nuevos avistamientos de los grupos anteriores.
Entre las especies encontradas están: paloma doméstica (Columba livia), colibrí picopunzón (Heliothryx barroti), lechuza ratonera (Tyto alba), perico frentirrojo (Psittacara finschi), urraca parda (Psilorhinus morio) y golondrina tijereta (Hirundo rustica), entre otras.
Según Salazar Chacón, el estudio se hizo en recorridos diurnos y nocturnos por todas las áreas del campus e incluyó diferentes ambientes, entre los que destacó canales, ríos, lagos y lagunas de oxidación, bosques, matorrales, charrales asociados a linderos, zonas de edificios y áreas de cultivos, entre otros.
Marlon Salazar Chacón cuenta que, para este estudio, se incorporan las listas finales de la avifauna y de mamíferos, así como las especies de peces y crustáceos en cuerpos de agua presentes y un bivalvo (molusco) que, al parecer, se reproduce desde la zona de la laguna central y aguas debajo de esta, donde los caños de desagüe de la misma permiten que varias especies colonicen esos ambientes.
Como dato importante añadió la presencia de la especie introducida langosta roja de Luisiana (Procambarus clarkii) y peces como la tilapia (Oreochromis niloticus), en prácticamente todos los cuerpos de agua, lagunares y caños internos del campus.
Igualmente, comenta que encontró coyotes como una especie dominante de mamífero y de interés de estudio mayor.
“Se ha podido registrar su paso prácticamente por todo el territorio, registrando huellas y excretas casi desde los sitios cercanos a la entrada principal y conforme se avanza hacia las instalaciones de la Escuela de Ingeniería Forestal, y Agrícola en la parte más al sur. Se estiman grupos de al menos 7 a 8 individuos”, puntualizó el biólogo.
Tercera fase
En esta última fase de investigación, el consultor ambiental determinó una diversidad baja en los grupos de anfibios y reptiles considerando los ambientes existentes dentro del TEC. Sin embargo, si encontraba una nueva especie la iba agregando a la lista del monitoreo.
En este último estudio, Salazar Chacón dio con especies claves que deben ser protegidas como las ranas de vidrio y la arbórea.
Asimismo, le recomienda al TEC que en cuanto a los crustáceos y bivalvos es posible que con muestreos más intensivos se logren encontrar otras especies de estos grupos, sobre todo en otros periodos del año y en aguas cercanas a las lagunas.
Por otro lado, indica que dentro de la laguna principal del TEC se pudo apreciar alta cantidad de tilapias durante el muestreo, especie que, de no controlarse su población, atenta contra las otras especies nativas como los guapotes o poecílidos (Olominas).
“Este cuerpo de agua en particular presenta alta sedimentación, lo cual no beneficia la oxigenación y variedad de ambientes para las especies de fauna presente, que son mayormente peces y reptiles (grandes tortugas), además de aves como los patos o inclusive un águila pescadora que se observó, los cuales aprovechan los recursos presentes para alimentarse o descansar en el sitio, puntualizó Marlon Salazar Chacón.
Finalmente, el consultor ambiental destaca que el grupo más diverso y que está presente en prácticamente todos los ambientes analizados son las aves.
“Son más de 100 especies de aves. Se estima que pueden ser más de 140 si se realizan conteos anuales. Son el grupo que sobresale dentro del estudio base y que es muy importante para mantener la diversidad de flora dentro del corredor biológico y mejorarla, por su papel de dispersores y polinizadores”, aseveró el biólogo.
Por su parte, el doctor Ruperto Quesada Monge, profesor e investigador de la Escuela de Ingeniería Forestal y coordinador del proyecto Corredores biológicos destaca que es la primera vez que se realiza este monitoreo que incluye varios grupos faunísticos que dan resultados interesantes.
El doctor Quesada Monge menciona que este tipo de iniciativas realzan un tema que se debe incluir dentro de las políticas ambientales de la Institución, donde la fauna que habita en la zona es debido a los corredores biológicos.
Quesada Monge explica que es muy importante que la comunidad universitaria sepa y conozca que no solamente en el TEC se estudia y se forman profesionales, sino que también se protegen los recursos biológicos.
“La prioridad que tienen los corredores biológicos en la Institución es la protección de los recursos biológicos. A pesar de que son áreas realmente pequeñas en términos absolutos, contribuyen de una forma muy positiva a la manutención de la fauna del TEC residente y temporal, que hace del campus su hábitat y, desde el punto de vista de contribución al ambiente, esto es muy positivo”, dijo Quesada Monge.
El doctor Quesada Monge acota que se ve el fruto de la protección de los corredores principalmente del corredor Toyogres, las plantaciones forestales y de los bosques secundarios en el campus.
“Hoy vemos los frutos de cuando se han plantado especies que sirven de percha para muchas aves y fauna menor. Así puedo sistematizar la importancia que tiene la evaluación que ahora nos da resultados muy concretos de las acciones que viene realizando la administración en el campus y por supuesto el continuar con ellas a futuro”, concluyó el coordinador del proyecto Corredores biológicos del TEC.
Cabe destacar que el monitoreo se da gracias al financiamiento y apoyo brindado por la rectoría a través del proyecto Corredores biológicos. Por ahora, se está desarrollando solo en el Campus Central del TEC.
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